César Ramírez
@caralvasalvador
Las elecciones legislativas configuran un cuadro estratégico para la implementación de leyes, decretos, abolición de antiguos conceptos constitucionales, aprobación de bonos, selección de funcionarios: Corte Suprema de Justicia, TSE, FGR etc., el contenido del artículo 131 constitucional.
El panorama de los últimos años es sintomático de las peores crisis institucionales de nuestra historia, nunca se evidenció diferencias tan extremas en la interpretación de nuestras leyes, caso por caso exceden la normalidad “escrita”, de manera que la interpretación abre la posibilidad que otra “interpretación” corrija muchas tendencias revisionistas; si ese es el juego democrático muchos funcionarios de la Corte Suprema de Justicia terminarán su administración ¿o nos esperan sorpresas?; en todo caso el voto significa la mínima fracción de un plebiscito imaginario sobre la conducción de un organismo tan sensible e instrumentalizado ¿o no?, de ahí la enorme responsabilidad de ejercer el voto, los ciudadanos tienen en sus manos una decisión histórica, elegir una Asamblea Legislativa con el criterio de continuar con los cambios realizados e iniciar un nuevo período que dignifique la Constitución actual. No es correcto que muchas iniciativas genuinas de la nación sean bloqueadas por intereses particulares, el caso de los presupuestos, los bonos de la República, la destitución de magistrados por la supuesta filiación partidaria, etc., si no es una agenda política es muy parecido a una programación partidaria opositora a la gobernabilidad.
De ese conflicto institucional podemos hablar de daños a terceros, el caso se convierte en social, muchos afectados fueron alejados de sus cargos en forma humillante, otro no puede laborar, el voto cruzado es un esquema complicado en el cual un voto (1) puede ser fraccionado lo cual es más que la unidad, las Juntas Receptoras de Votos se exponen a una legitimidad negativa puesto que nadie tiene un sello en la frente que le distinga de toda opción política, su resultado final puede ser desastroso, el reciente caso de Honduras es ejemplar, similar a nuestra historia de los años setenta.
La crisis institucional podrá profundizarse si la oposición gana más de tres diputados en la conformación de la siguiente Asamblea Legislativa, si la correlación es proporcional a la actual existirá una esperanza renovadora, en caso que el FMLN gane tres diputados su fuerza le convertirá en el dinamo transformador del cambio social, que por el momento va por buen camino.
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