Edimburgo/AFP
La campaña electoral para el referendum de independencia de Escocia del 18 de setiembre empezó este viernes con los sondeos augurando tercamente una victoria de los partidarios de mantenerse en el Reino Unido.
El inicio oficial de la campaña no hace sino enmarcar y formalizar un debate que no ha cesado en los últimos meses.
Más de 4 millones de personas se han registrado para votar. Se trata de residentes legales en Escocia -los escoceses que viven fuera no pueden-, mayores de 16 años -en vez de los 18 habituales.
«Estamos en la fase formal de la campaña y más y más gente se implica en el debate. Me complace, porque es un referéndum con dos narraciones muy diferentes», dijo Blair Jenkins, el responsable de la campaña a favor de la independencia Yes Scotland, en declaraciones a The Guardian.
«La narración del ‘sí'», prosiguió Jenkins, «dice que una Escocia independiente es una oportunidad», mientras la del ‘no» «gira en torno a sembrar dudas y miedo».
En el otro extremo, George Osborne, ministro de Finanzas del gobierno británico, publicó un artículo afirmando que cada escocés tiene 1.400 libras de más (unos 2.300 dólares) en el bolsillo por ser británico.
«Escocia es un país rico, un logro alcanzado tras 300 años de trabajo conjunto con el Reino Unido. Y eso es un argumento para que Escocia se quede, no para que se vaya», escribió el ministro del gobierno del primer ministro conservador David Cameron.
«Como parte del Reino Unido, las finanzas de Escocia son mucho más fuertes. Los impuestos de Escocia son más bajos y el gasto público más alto. El Tesoro calcula que todo esto supone cada año £1400 por persona en Escocia».
«Ese es el dividendo Reino Unido, 1.400 razones por la que estamos mejor juntos», sentenció Osborne.
Guerra de cifras
Los cálculos de Osborne son un ejemplo del rumbo económico que ha tomado el debate. Partidarios y opositores a la independencia se han enzarzado en las últimas semanas en una guerra sobre el coste o los beneficios de la independencia.
El Partido Nacional Escocés (SNP) de Alex Salmond, el jefe de gobierno regional escocés que lidera la cruzada por la independencia, rebate las cifras del Tesoro y le acusa de manipulación.
«Proyectamos que, en un periodo de 15 años, existirán unos recursos fiscales adicionales de 5.000 millones de libras (8.300 millones de dólares), unas 1.000 libras (1.600 dólares) por cada hombre, mujer y niño en Escocia», dijo Salmond.
«Describimos eso como la ‘prima por la independencia'», afirmó el miércoles Salmond, que confía principalmente en recursos como el petróleo del mar del Norte, la pesca o el whisky para financiar la construcción del nuevo país.
Sin embargo, un informe de la universidad de Glasgow citado este viernes por el diario The Guardian advierte que la mayoría de las industrias escocesas están en manos extranjeras y que una parte importante de sus ingresos se va de Escocia.
Concretamente, el 70% de lo que se produce en Escocia -excluyendo el sector financiero y el público- está controlado por empresas extranjeras, una cifra que se reduce al 36% cuando se trata del Reino Unido.
Los sondeos pronostican que Escocia seguirá en el Reino Unido
Los independentistas escoceses nunca superaron en las encuestas a los partidarios de permanecer en el Reino Unido y en las últimas semanas las diferencias se han agrandado.
La ventaja va de los 7 puntos porcentuales a los 25, según se tome en cuenta un sondeo u otro de los elaborados más recientemente por seis institutos de opinión.
La batalla por los indecisos -del 11% al 29% del electorado, según los citados sondeos- será clave.
Las elecciones europeas del 25 de mayo fueron la última prueba electoral antes del referéndum y no arrojaron ninguna novedad en el mapa político escocés, si se analiza en clave de independencia: los independentistas mantuvieron sus dos eurodiputados y los partidarios de seguir en el Reino Unido mantuvieron sus cuatro.