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Arpel arte y cuero.

Emprendimientos que contribuyen a mejorar la vida de muchas familias

Por: Iván Escobar

@DiarioCoLatino

La pandemia de Covid-19 en el año 2020 cambió la vida de las personas, las dinámicas de relación, y el comportamiento frente a las tragedias.
También las personas aprendieron a conocerse más, disfrutar de sus entornos, y las dinámicas de trabajo dieron un giro total. Un ejemplo
es el emprendimiento, que pasó de ser una actividad de trabajo propio, en el que solo se buscaba comercializar un determinado producto o dar a conocer una habilidad, hasta llegar a convertirse en un modo de vida, en una actividad desarrollada por las familias que llegan a dedicarse de lleno a una labor en particular.

La falta de un empleo formal a partir de la pandemia y otras situaciones de la economía nacional, llevó a muchas personas a impulsar proyectos propios. Unos fracasaron en el intento, otros lograron una estabilidad y siguieron sus rutinas laborales en una empresa o institución, pero muchos emprendedores tuvieron que maniobrar para hacer de la crisis, una oportunidad y lograr sobrevivir con su trabajo en la economía local.
Es así, que emprendedores en rubros de alimento o golosinas, artesanías, decorativos, entretenimiento y otros, han sobrellevado este tiempo. No ha sido fácil, los retos están en cada amanecer, nos comparte Olga Romero, quien junto a su hija Andrea Fabiola, impulsan el emprendimiento: “Diverxo”

Romero recuerda que este esfuerzo “nace a raíz de la pandemia. Mi hija inició esto, porque ella es chef, pero con todo esto de la pandemia, al ver que pasaba el tiempo aprendió a hacer las pulseras, llaveros, y de ahí empezamos a recibir unos cursos para hacer las botellas, las tejas, los ladrillos decorados, las velas aromáticas, prácticamente
del 2020 para acá se comenzó con este emprendimiento”.
Originarias de San Salvador, ambas mujeres han enfrentado diversos obstáculos, para darse a conocer en el mundo comercial. Sus productos elaborados por ellas mismas, llevan una carga de creatividad y dedicación, selección de colores, estilos, formas que cambian la percepción de un rústico ladrillo o una vieja teja, y atrapa la mirada de muchos.
“Mi hija perdió la audición cuando tenía 13 años”, nos comenta Romero, quien asegura que esto no impidió a su hija trabajar y emprender este esfuerzo. “Ella gracias a Dios hizo su bachillerato, sacó su técnico en gastronomía, y gracias a Dios, no ha sido impedimento para que ella se desarrolle y a partir de la pandemia, fue iniciativa de ella, de tener este emprendimiento y que poco vamos viendo si lo vamos mejorando, ampliando primero Dios para que nuestro negocio crezca, y seguir adelante”, asegura.

Otro ejemplo de trabajo y esfuerzo, es el que pone diariamente Yurico Bermúdez, propietaria del emprendimiento: “Baby Chocolatito”, una venta de chocolate artesanal, y actualmente combinada con productos nostálgicos.

“El emprendimiento nace desde hace un ratito para acá. Todo comenzó con mi abuela”, recuerda la joven originaria de Quezaltepeque, La Libertad, y quien asegura que se esfuerza porque su negocio crezca porque es una herencia de su abuela, y mujer que toda su vida se dedicó al mundo del comercio, y un día le recomendó que “algo que vos
aprendas a hacer, siempre vas a tener trabajo”.

“Ella me enseñó a hacer el chocolate, y por eso es que se mantiene la figura del corazón, porque ella es la primera que me enseñó a hacer todo el proceso para hacer la tablilla de chocolate, y el primero que me regaló fue en forma de corazón”, apunta con mucha nostalgia.
En su emprendimiento ha incorporado además la venta de dulces artesanales, semillas, “estoy trabajando con el rubro de choco-bananos, choco-sandías, mangoneadas, y quiero incursionar en las paletas”, añade.

El componente que heredó de su abuela, y quiere seguir impulsando es la venta de productos 100% naturales. “El chocolate, no tiene preservantes, no tiene saborizantes, colorantes artificiales, todo es natural. Quiero seguir manteniendo una tradición familiar”.
Otro emprendedor de amplia experiencia es Neftali Adiel Castro Méndez, propietario del emprendimiento “ARPEL, Arte en cuero”, un negocio que tiene desde hace 17 años (en 2005), y el cual busca ofrecer a sus clientes la mayor variedad de productos elaborados de cuero.

“Tenemos 17 años de trabajo, desde 2005, comenzamos ya como independientes”, comenta Castro Méndez.

Un hombre que desde la edad de los 13 años aprendió el oficio, y en particular trabajar con cuero. Recuerda aquella sugerencia que los padres hacían en el pasado: “en mi época de pubertad y adolescencia los padres le obligaban a uno a aprender un oficio”. En su caso dice que “tuve la oportunidad de aprender varios, pero me gustó más este.
Desde la edad de 13 años, que estaba cursando el sexto grado”, rememora.
Originario de Ciudad Delgado, departamento de San Salvador, este hombre advierte que la creatividad es fundamental para mantener emergente su trabajo. Con su taller ubicado en el mercado municipal, La Placita de Ciudad Delgado, por 17 años, advierte que el trabajo es duro, pero ha logrado por ahora dar a los clientes una amplia variedad de productos.

“Elaboramos todo tipo de artículos, desde pulseras, carteras, billeteras, pierneras, canguros, chalecos, faldas, pantalones, chumpas, todo lo que tenga que ver con cuero”, asegura, mientras muestra con orgullo las piezas que trabaja día a día. Señala que elabora productos tanto de forma artesanal, como con máquina especial.

Para Mónica Guevara, propietaria del emprendimiento “Solragi BazArt”, también comenta que de la pandemia sacó lo positivo, y por ello, desde 2017 cuando inició, hasta hoy en día, ha tenido la dicha de ofrecer sus piñatas y demás productos elaborados a partir de su interés por el reciclaje.

“El proyecto nace de una oportunidad de abrir un nuevo empleo para mí, me había quedado sin empleo con una edad grandecita, y el emprendimiento se basa en todo lo que puedo hacer de manualidades, primero la habilidad que tengo en las piñatas, luego macramé, lo que son pulseras, colgaderas; y también lo que es el reciclaje”, señala.
La piñatería, desde un inicio ha estado presente en su trabajo como emprendedora, de hecho también ofrece talleres y enseñanza de esta técnica para que otros conozcan. Asegura que es una herencia de su abuela, pues “mi abuela también hacía, ella le hacía la escenografía y parte de decoración al Teatro Hamlet, de ahí va saliendo la buena elaboración del producto, y jugar con los colores llamativos”.

Para Mónica no ha sido fácil mantener su emprendimiento, pero en la pandemia reitera que logró salir adelante, ya que las familias buscaban piñatas para entretener a los niños. “El emprendimiento estuvo mal con la pandemia, en el sentido de que no se podía salir y adquirir la materia prima, pero en lo que es las ventas, gracias a Dios siempre tuvimos venta, porque la gente compró para que los niños jugaran con una piñatita”, comenta, la joven originaria de San Salvador.

Otra experiencia es la de Flor de María Orantes, propietaria del emprendimiento “Ilusión de Chocolate”. Ella es docente, de parvularia y ante la falta de un empleo allá por 2016, a modo de “conocer algo nuevo, y aprender algo más, fue como llegó a un taller de elaboración de figuras de chocolate”, dice.
Actualmente, la pandemia dice que puso a prueba su emprendimiento, “pero gracias a Dios, en 2019 habíamos comenzado con la línea de galletas, y como se normalizó el tema de las entregas a domicilio, pues aprovechamos para ofrecer a los clientes y nuevos chocolates y galletas, a través de redes sociales”.
“Un dulce Detalle” es nuestro slogan. Es un esfuerzo familiar, en el cual participamos todos en el emprendimiento”, agrega su hija Marcela Escobar.

Estopas de coco amigables
Un emprendimiento encaminado a la reutilización de desechos orgánicos, y que en una medida contribuye a la preservación de otras especies, es
el proyecto GoCo El Salvador, una iniciativa que tiene un año, y la cual según Milton Moreno, busca contribuir al desarrollo de modelos sostenibles.

“La gente que se dedica a la venta de agua de Coco, tienen un problema a la hora de desechar las estopas, muchas veces generan costos adicionales a las familias, no tienen cómo, es ahí donde entra GoCo,
hacemos la ruta diariamente recogiendo las estopas para darles el proceso de lavado, secado, y obviamente deshidratación, y hacemos la limpieza por la sal”, explica Moreno, fundador de GoCo.
Este proyecto, que nace en el municipio de Zaragoza, departamento de La Libertad, tiene como fin la fabricación de sustratos para plantas a partir de la fibra o cáscara de coco, “mejor conocida como estopa de coco, al procesarla desarrollamos un sustrato bueno para las plantas, aporta oxigenación, mayor drenaje, que las raíces crezcan sin problemas, y brinda inercia térmica, y se puede aprovechar en los suelos para revitalizarse. Se aplica a cualquier tipo de plantas, excepto a las carnívoras”, añade.
“Nos enfocamos al cuido del medio ambiente. Diariamente se desechan toneladas, en este caso de desechos orgánicos del coco, de estopa de coco, en todo el país. Es ahí donde entra GoCo a transformar estos desechos en sustrato que da vida a nuestras plantas”, enfatiza Moreno.

Y recuerda que los productos que salen del proceso son “100% naturales”.
Estos emprendimientos son parte de los 100 finalistas que recientemente participaron en la segunda Temporada de “Operación Crecimiento”, iniciativa de COSAVI de Ahorro y Crédito, en la cual en este 2022, 10 emprendimientos ganaron su pase a la final, para continuar un proceso de crecimiento.
Las historias de los seis emprendimientos en este reportaje, es el reflejo del trabajo arduo y duro de cientos de personas que hoy en día carecen de una oportunidad laboral, y tuvieron que comenzar de cero para dar paso a la consolidación de sus sueños, poniendo en práctica sus conocimientos y habilidades.

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