Santiago Leiva
@Santileij
El año cierra entre luces y sombras para el fútbol salvadoreño, mientras Alianza pintó de blanco su firmamento con un nuevo título y corona en sus vitrinas; Firpo y Águila, dos tradicionales de la LMF, acabaron sumergidos en una crisis económica y hasta deportiva. Así es el fútbol.
El 2017 quedará registrado en la historia como el año blanco, el blanco del Alianza. El cuadro paquidermo debió sufrir y ser humillado, pero al final se levantó, se sacudió el polvo, curó sus raspones y consiguió un título soñado.
Los albos, dirigidos por Jorge “el Zarco” Rodríguez, fueron privados por Santa Tecla de levantar la corona número 12 a mediados del año, pero seis meses más tarde no solo se vengaron de los tecleños, sino que llegaron al cetro de forma invicta.
Los elefantes obtuvieron el título con el registro impresionante de 27 partidos sin derrotas e impusieron números históricos a lo largo del torneo, dejando así un listón muy alto y difícil de superar.
Alianza cerró el torneo regular en primer lugar con 50 puntos, cosechando en 22 partidos la nada despreciable cifra de 50 goles, es decir, un promedio de más de dos tantos por juego.
Los tecleños, a pesar que perdieron la última final, también tuvieron un buen año. El cuadro perico alzó el trofeo del torneo Clausura 2017 y se quedó con la Copa El Salvador.
Empero, mientras los capitalinos y sus vecinos celebran sus logros, equipos como Firpo y Águila aún no terminan de saldar deudas.
Los jugadores anaranjados tienen cuentas pendientes por cobrar y viven en zozobra por su futuro, los taurinos tampoco han recibido su salario final.
Los usulutecos tienen el agravante que también empezarán 2018 con la amenaza del descenso soplándoles en la nuca. Ahí deberán pelear con equipos como Sonsonate, Dragón y el mismo Audaz.