Carlos Burgos
Fundador
Televisión educativa
En 1971, nurse TVE seguía creciendo, capsule cada año ampliaba sus servicios para maestros de aula y alumnos de todo el país.
Las instalaciones donde funcionaba ya eran estrechas. En cierto momento quedamos apiñados y Ciudad Normal también ampliaba sus servicios, search y ya no iba a cedernos nuevos espacios. Entonces las autoridades del MINED decidieron que la TVE debería tener su propia casa, cerca de la capital, donde alumnos, maestros, artistas, invitados, visitantes extranjeros llegasen sin demora. Se obtuvo en donación un predio del Cafetalón de Santa Tecla, sobre la avenida Baden Powell, frente al costado Poniente del Instituto Tecnológico Centroamericano (ITCA).
Pronto se inició la construcción de un edificio diseñado para una televisora moderna. Contaría con los canales 8 y 10 en frecuencia VHF, instalaciones para operaciones y mantenimiento electrónico, tres estudios de televisión, departamento de producción de teveprogramas, salas para redacción de libros, secciones de arte gráfico, cine, audio, tráfico en aire, escenografía, centro de materiales docentes, oficinas administrativas, jardines y otras. Se adquirieron los terrenos para la torre de transmisión y su caseta en el volcán de San Salvador, y para las torres repetidoras en los cerros Grande de Apaneca y Cachío, en la zona Occidental; y cerros Cacahuatique y El Tigre, en la zona Oriental.
Con frecuencia la doctora Irma Lanzas de Chávez, directora de la TVE, supervisaba el avance de la obra. En cierta ocasión encontró paralizado el trabajo porque el ingeniero de electrónica, el ingeniero de electricidad, el ingeniero de hidráulica y el ingeniero civil no se ponían de acuerdo sobre la colocación de los ductos por donde pasarían los cables de audio y de video, los de energía eléctrica y la cañería para aguas.
La directora se reunió con los cuatro ingenieros, les aclaró que no se quería un edificio para viviendas ni para fábrica ni para hospital sino para escuelas del aire, donde la prioridad sería la producción y transmisión de teleclases a base de audio y de video para lo cual se necesitaría la energía eléctrica puntual y el agua para el recurso humano y los jardines, todo dentro de los espacios correctos tratando de conservar la elegancia de las líneas arquitectónicas del edificio. Dicho y hecho. Los ingenieros se pusieron de acuerdo para diseñar los ductos de manera que ninguno obstaculizara a otro ni se dañaran con el paso de personas.
Mientras tanto en la institución, además del trabajo casi siempre bajo presión, se mantenía al personal en permanente actualización sobre nuevas corrientes pedagógicas. De esta manera se desarrolló un Seminario de Televisión Educativa del 21 de septiembre al 19 de noviembre. Me desempeñaba como jefe de Producción y se me designó Coordinador de ese evento. Asistió el personal técnico pedagógico sin descuidar sus metas de producción ni faltar al seminario.
Mis compañeros eran eficientes en ambas actividades: por la mañana desarrollaban su trabajo normal y por la tarde, de una a cuatro, participaban en el seminario. Así internalizaron la taxonomía de los objetivos de Bloom. Se incluyeron en las teleclases y libros de trabajo para los alumnos, los objetivos de conocimientos, psicomotrices y afectivos. Se profundizó en las corrientes pedagógicas como las de Skinner, Bruner, Ausubel y otros educadores.
Se dio fin a la construcción del edificio. En un recodo del jardín se colocó una torre con una pantalla rectangular que giraba mostrando un óvalo con las letras TV. E. El edificio lucía elegante, vestido con su primera pintura y olor a nuevo, pero frío, desolado, digamos triste. Le faltaba algo.
Y a inicios de 1972 lo invadimos con nuestros proyectos, sueños, guiones, alegría, canciones, luces, equipos y cables. Algunos de los compañeros maestros que seguirían en Ciudad Normal nos despidieron, en serio y en broma, con la frase: A echar pulgas a otra parte.
Arribamos alegres porque estrenaríamos casa nueva, en un clima agradable, con un ambiente artístico, intelectual, pedagógico, y pensando en nuestros televidentes: alumnos, maestros, padres de familia y público en general. Nuestro sol se agigantaba.