En el día de mi muerte.
Vendrá la calma como un susurro en la noche más oscura y fría
tomará los dedos de mis manos, que yacerán tibias sobre mi pecho
resguardando el canto de mi estrujado corazón
y con un cálido beso en mi mejilla
volará mi espíritu por el cielo
sobre la selva que me vio crecer
Caminarán de frente al sol
legiones de mis seres amados
dispuestos a derramar su amor sobre mis despojos
para honrar mi vida y su recuerdo
en una última batalla juntos
Sonarán tambores, flautas, guitarras, violines, pianos
un elenco de faunos, musas, poetas, cantores, ninfas y duendes
dramatizarán ese anhelado sentimiento llamado alegría
Se contarán historias épicas
sobre mis amores, aciertos, desaires e iniquidades
y se pintarán con sangre y lagrimas los lienzos de mi sudario
Se rezarán plegarias y cantos para aliviar las penas de los caídos en esta tempestad
Llegarán ofrendas fúnebres desde todos los confines de la tierra
un manto de flores marcará la senda
camino del innegable adiós
Innumerables trozos de papel y tinta
formarán la pira que consumirá, en el fuego, mi carne
O quizá sólo mi madre
unja con sus lágrimas mis manos
me tomé entre sus brazos dolorosos
me cubra en una mortaja de besos
me calcine en el hueco más profundo de su ser
y aboné con mis recuerdos y cenizas
la flor más amada de mi jardín.
- Dany Portillo.