Un buen porcentaje del éxito del deporte cubano ha tenido y tiene que ver con el aporte de su periodismo profesional.
Caso contrario en El Salvador, en donde a través de los años y salvo muy contadas excepciones, el periodismo deportivo se ha quedado corto a la hora de cumplir con su función profesional integral.
Y me pongo a las órdenes de todo aquel que quiera debatir y polemizar sobre mi afirmación frontal.
Por ejemplo, el “periodismo light” muy poco ha cuestionado y, tal vez solo en estas páginas, a la dirigencia olímpica (en mayores), que no ha cumplido con una serie de promesas y proyecciones.
¿Por qué? Al respecto, hay un disco con denuncias de periodistas, dirigentes y atletas sobre estos temas.
Por el otro lado, y hasta la gestión anterior del INDES, existió un grupo de “periodistas” que sinvergüenzamente cobraban anualmente por servicios promocionales institucionales y, como nobleza obliga, no denunciaban en perjuicio del atleta, un resto de cosas que institucionalmente estaban mal.
Por ejemplo, las aguantadas de hambre y otras lipidias que sufrían los atletas de alto rendimiento becados y alojados en la Villa Cari. De acuerdo a mi experiencia y percepción, faltando a la ética profesional, el periodista se calla por varias razones, entre ellas: falta de conocimiento del tema, por amistad, por un anuncio, por mordaza al medio y por falta de valentía frontal.
Profesionalmente y a partir de la investigación, debe cuestionarse y contrastar e ignorar a las “federaciones por gusto”.
Además, debe destacarse y exaltarse lo que aporte al desarrollo y engrandecimiento deportivo. ¡Hay que dignificar la profesión!