Este año se recuerda que hace veinticinco años en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo), 179 gobiernos aprobaron un Programa de Acción que buscaba salvaguardar la salud y los derechos de las mujeres y las niñas mientras promovía su empoderamiento. A pesar de los avances alcanzados, aún quedan muchos objetivos que no se han cumplido.
Según el UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas) las cinco propuestas en el Programa de Acción son: reducir la mortalidad materna: se pretendía una reducción del 75 % en la mortalidad materna pero entre 1990 y 2015, la mortalidad materna mundial descendió aproximadamente un 40%, cifra lejana de la meta. Actualmente los organismos internacionales instan a los países a poner fin a todas las muertes maternas evitables.
Eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas: los datos sobre violencia contra las mujeres y las niñas son muy difíciles de obtener. Las sobrevivientes de violencia no siempre denuncian los abusos debido a la estigmatización y el miedo. Una mujer tiene una de tres posibilidades de sufrir violencia física o sexual en su vida. Se estima que el 18 % de las mujeres ha sufrido violencia física, sexual o psicológica de manos de un compañero en el año 2018.
Poner fin a las prácticas nocivas contra las mujeres y las niñas: se reclamaron medidas urgentes para poner fin al matrimonio infantil y la mutilación genital femenina (MGF). Las tasas de matrimonio infantil y de mutilación genital femenina han descendido; en 1994 una de cada cuatro niñas era una niña casada, en 2019 se estima en una de cada cinco, por lo que aún no se logra la meta.
Poner fin a la necesidad insatisfecha de planificación familiar: la planificación familiar es esencial para reducir la pobreza, promover la igualdad de género y reducir la incidencia de muertes relacionadas con el embarazo. En las regiones en desarrollo más de 200 millones de mujeres que desean evitar el embarazo, no usan métodos seguros de planificación familiar por falta de acceso a información o servicios, o falta de apoyo de sus parejas; lo que socava la capacidad de las mujeres de construir un futuro mejor para sí mismas, sus familias y sus comunidades.
Promover la igualdad de género: los gobiernos debían “acelerar la participación en condiciones de igualdad y la representación equitativa de la mujer en todos los niveles de la vida política y la vida pública”. Aunque hay progresos, los hombres siguen ocupando mayoritariamente puestos de liderazgo. Menos de la cuarta parte de los parlamentarios de todo el mundo son mujeres, y el porcentaje de mujeres Gerentes Generales de empresas ha aumentado del 0 % en 1995 a apenas el 5 % el año pasado.
CIDEP considera importante que se retomen estos compromisos, y se renueven las metas de los objetivos para movilizar la voluntad política y los compromisos económicos dirigidos a aplicar plenamente el Programa de Acción.