Por Wilfredo Arriola
A Jesús Quintero (Huelva, 18 de agosto de 1940- Ubrique, 3 de octubre de 2022)
Al filo de las 11 de la mañana alguien comenta un video de mi canal de YouTube, “Desde que te marchaste” de Jesús Quintero. La verdad no me admira, ha sido un video muy comentado desde que lo escuché en su programa en vivo desde España. Decidí en los abusos de la confianza, subirlo a mi espacio de una manera improvisada y con un audio un poco defectuoso, sin embargo, consideré que valía la pena, tanto para ser mi primer video en esa red social, hace 10 años. Despliego de manera improvisada la notificación y dice D.E.P. Descanse en paz. Me parece curioso y me salgo de la carretera para buscar información al respecto, y en efecto este lunes tres de octubre de 2022 murió Jesús Quintero a sus 82 años, irónicamente un día después del cumpleaños de uno de sus entrevistados más queridos por él, Antonio Gala.
Lo peor de la muerte de los seres queridos es que nos pone ahora delante a nosotros y con ello, algo se desvanece. Conocí a Jesús recitando poemas en sus series televisivas El Perro Verde, El loco de la colina entre otros… fue y es una de mis referencias en la literatura y en el periodismo. Su manera de preguntar, de manejar los silencios, de poner la palabra adonde duele o incomoda, y desde luego usar las suyas para conmover. Cada semana de manera on line miraba su último programa El Loco de la colina, por él conocí a grandes autores: Antonio Gala, Pedro Ruiz, Antonio Escohotado, admiré más a Eduardo Galeano, Jaime Bayly, Charles Chaplin… entre tantos más.
“Las horas pasan lentas como si el tiempo tampoco tuviera donde ir, como si al tiempo tampoco lo esperara nadie”, dice en una de sus locuciones antes de entrar a su programa habitual. Fue fácil llegar a amar la poesía mientras recitaba algunos clásicos poemas para adornar ya que según él: un día sin poesía era un día perdido. Entrevistó a presos, deportistas, políticos, solistas, curas, gente popular de pueblo, se auto entrevistó, un ser formidable, de esos pocos que valía la pena escuchar y dar una cara diferente. Ha fallecido y me ha tocado como cuando un amigo parte, incluso estaba más presente que algunos que en su momento lo fueron. Me ha dejado el legado del buen gusto por escuchar, por preguntar y por continuar este azaroso camino de la escritura.
Autorretrato fue una de parte introductoria a uno de sus libros, donde él se auto entrevista. A continuación, parte de las preguntas más destacadas:
¿Qué consideras como tu mayor éxito en la vida?
Haber creado un estilo, sentirme escuchado, saber que tengo amigos que nunca veré.
¿De qué te arrepientes o tienes remordimientos?
De algunas cosas que no hice o que hice tarde; y no haber acudido aquella tarde a la cita, donde me esperaba la que siempre vuelve a mis sueños.
¿Eres un desastre…?
En la venganza. No es que perdone, es que olvido las ofensas.
¿Odias por encima de cualquier cosa…?
La maldad, sobre todo si es mediocre.
¿Cuál es la mayor bajeza?
Abusar del poder, de la fuerza, de la riqueza para herir o humillar a los otros.
¿Cuál consideras la virtud más sobrevalorada?
La fama. La fama aburre, la gloria pesa, el poder corrompe, el dinero esclaviza y perturba, el amor se muere, la pasión se acaba, los sueños, si algún día se alcanzan, decepcionan. La historia de una vida, cualquiera que sea, es la historia de un fracaso.
¿Tienes alguna pasión?
La noche, la radio, los desobedientes y las miradas de Lola y Andrea. La historia del mundo es la historia de una pasión.
¿Y alguna fobia?
Los políticos en campaña.
¿Tu mayor temor es?
El puto aerolito, que suba la temperatura en agosto en Sevilla por el efecto invernadero y que no dejen un rascacielos de pie. Y el insomnio.
¿Cómo te gustaría morir?
Pensando en otras cosas.
¿Cuál es tu mayor extravagancia?
Pensar que un periodista está aquí para contar la verdad.
¿Qué palabra o frase usas con mayor frecuencia?
No, y no las veces que debiera. Lo dijo Camus, el hombre rebelde es el que dice no.
Un olor que recuerdes. La colonia de las chicas del barrio de La Perdición, el incienso de la iglesia en las fiestas, las flores a María, el olor dorado del pan y Andalucía cuando irrumpe la primavera.
¿El color que prefieres?
El mar turquesa de los atardeceres. El rojo y negro de los anarquistas.
¿Tu flor favorita?
La violeta, símbolo del amor furtivo.
¿Admiras algún hecho histórico?
Muchos, pero creo que lo que más ha marcado la historia del mundo ha sido el nacimiento de Jesús, el otro. También la marcó aquel barbudo que nació en Tréveris.
¿El personaje que más desprecias?
Soy poco dado al desprecio, aunque reconozco que hay personajes despreciables, como Hitler. Pero quizá son juguetes del destino y tienen que existir, como tuvieron que existir Judas y Pilatos para que fuera posible lo que estaba escrito y fuera posible la Semana Santa de Sevilla.
¿Dónde te gustaría vivir?
Para mí el paraíso está donde está mi amor.
¿Cuál es tu viaje favorito?
El viaje al centro de mí mismo.
¿Pequeños placeres?
Gran placer, la Odisea; pequeño placer, el borriquito de mi pueblo. Un vino. El Oporto me lleva a la melancolía.
¿Un momento del día?
Entre dos luces.
¿Una película?
Ciudadano Kane, de Orson Welles.
¿Es sincero?
Sí. Ante un micrófono o una cámara me sale una sinceridad casi salvaje. Si no se transmite verdad, no se llega a nadie. La cámara y el micrófono son dos detectores que denuncian a quien no siente lo que expresan.
¿Qué es para ti el tiempo?
El bien más escaso.
¿Cuál es la palabra más hermosa del diccionario?
Gracias.
¿La más peligrosa?
Amor.
¿Soportas mejor a un hombre malvado que a un hombre vulgar?
Como dice el Libro Sagrado, las hojas de los árboles se entristecen cuando pasa ante ellos un hombre malvado. También se entristecen cuando pasan los envidiosos.
¿Por qué utilizas tanto el silencio en tus entrevistas?
En el silencio todos somos inocentes, de la misma manera que en el ruido todos somos víctimas. El silencio es la única respuesta cuando alguien te deja sin palabras. Ninguna
civilización valoró tanto el silencio como la árabe y en mi tierra estuvieron más de setecientos años. El día en que nos callemos todos volverá el paraíso. La traición es un grito; la entrega, un silencio.
¿El peor momento con un entrevistado?
En un reportaje de calle empecé a hacer preguntas a un marinero y a la cuarta pregunta descubrí que era mudo. Recuerdo que estaba transmitiendo en directo.
¿Cuál es el secreto para que le cuenten lo que no cuentan a los demás?
Los brujos no cuentan sus fórmulas, unas veces puedo elegir el drama y otras la comedia.
¿Eres complaciente con los políticos? ¿Qué idea tienes de ellos?
Desde que me siento con un político estoy pensando qué me va a ocultar, y a veces se lo pregunto. La política se ha convertido en una rama más de la sociedad del espectáculo. Los
políticos tienen que interpretar, sobreactuar; mienten, ocultan, no cuentan lo que no quieren contar, manejan el lenguaje, utilizan los eufemismos y las falsas promesas. Hay que ser con ellos más detective que periodista si quieres sacarles alguna verdad. Hay que temerles; Bertrand Russell dijo: «No te preocupes; lo que suceda en el mundo no depende de ti, depende del señor Kruschev, del señor Mao Zedong, del señor Foster: si ellos dicen morir, moriremos; si dicen vivir, viviremos».
¿Qué quieres que sea una entrevista?
Un encuentro apasionado, espectáculo para pensar, una teatralización de la realidad, aunque hacer pensar hoy puede ser una agresión.
¿Hablas antes de empezar con tus invitados?
Los evito. Me gustan las charlas espontáneas.
¿Recuerdas algunas de las preguntas más terribles que hayas hecho?
Por ejemplo, ¿matar es fácil?, ¿a qué sabe la carne humana? ¿La respuesta pavorosa?
La de un loco de Sevilla al que pregunté cuándo había perdido la cabeza y me contestó: «Un día que me metí en mi cuarto, me senté en una silla y me dije: de aquí no salgo hasta que no me entere de quién soy».
Parte de la entrevista extraída del libro Entrevista de Jesús Quintero (Aguilar, 2007)