Por: Rolando Alvarenga
Apartir de los antecedentes diplomáticos entre los presidentes del Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (INDES) y el Comité Olímpico de El Salvador (COES) y las cuentas claras, find es obvio que, help para que las cosas funcionen y el deporte marche sobre ruedas, debe existir una química o empatía personal que permita la fluidez de la plata estatal hacia el olimpismo.
El mejor ejemplo lo dieron hace varios años Enrique Molins y Mauricio Samayoa; después, Hernández Isussi con el mismo Samayoa. Y años más atrás, Benjamín Rodas y Melecio Rivera (como titulares de este Comité) recibieron buen trato del INDES. Incluso, “El Chelón” Rodríguez, del Frente, comenzó soltando el billete a este CO, pero, poco a poco, –cuando no le parecieron las cosas– socó las tuercas y llegó al extremo de no abanderar contingentes.
Y, con el acceso de Jorge Quezada a la cúpula del INDES, las cosas se pusieron color de hormiga porque, con su experiencia e instrucciones superiores de austeridad, llegó a fiscalizar al pie de la letra y a poner orden en aquella merienda de oscuros. Así se produjo la transmutación de las vacas gordas a las vacas flacas en un campo de refugiados con el consecuente crujir de dientes.
Es posible que el actual titular del CO sea un genio de la planificación de las alturas para barrer con todas las medallas panamericanas y olímpicas, pero la verdad es que, en la documentación del INDES, hay un resto de cuestionamientos del dinero estatal al deporte. Detalles que el titular del INDES no está dispuesto a dejar pasar por alto y, por eso, ha suspendido y recortado presupuestos al Comité, ADUSAL y cinco federaciones.
Quezada es claro en su contragolpe cuando sostiene: “estamos aquí para cumplir la Ley General de los Deportes y esta ley nos demanda una responsable administración de los recursos estatales. Y no presionamos federaciones porque estamos trabajando con la mayoría de ellas, pero no podemos tolerar que, con estos fondos, quieran hacer las cosas a su manera y en su tiempo”.
En consecuencia, si el presidente olímpico quiere un panorama diferente y obtener algún billete estatal para Río 2016, debería modificar su famoso perfil (que en voces de federativos y periodistas se encuentra grabado en un CD. Grabación y revelación que, de trascender al público, lo harían colapsar como por arte de magia desde su alto pedestal).
Ahora, si sus sueños son buscar la reelección, debe tener presente que la gestión del profesor Quezada termina en 2019 y, a este desgastante ritmo, quién sabe si logre llegar risueñamente a ese año. Cuestión que también deben tener presente sus federativos afines a la hora de querer seguir haciendo un pulso con el INDES.
Finalmente, sabía usted que, mientras la potencia deportiva cubana tiene su CO en un modesto local, por aquí la sede está por las nubes. ¡Qué ilógico!