Álvaro Darío Lara
Recientemente recibí por una gentileza de la familia Castro Morán, dos importantes obras de carácter histórico, me refiero a los volúmenes “Relámpagos de Libertad”, Tomos I y II (Impresos en Talleres Gráficos UCA, El Salvador, 2020) del recordado y querido amigo, Teniente Coronel Mariano Castro Morán (1920-2005), a quien tuve el inmenso gusto de conocer y tratar en los últimos años de su fructífera vida.
Fue el Coronel Castro Morán un caballero en todo el sentido exacto de la palabra. Un militar honesto y culto. Un patriota comprometido y preocupado, desde su juventud, por el bienestar de su país.
Su figura tuvo especial relevancia al participar, muy activamente, en la rebelión militar del 2 de abril de 1944 que intentó derrocar al gobierno tiránico del general Maximiliano Hernández Martínez, enquistado en el poder desde 1931, y quien pretendía reelegirse –inconstitucionalmente- por un cuarto período de gobierno.
Lamentablemente el movimiento no tuvo éxito y el dictador respondió como sólo sabía hacerlo: a fuerza de sangre y fuego, sofocando aparentemente la gesta heroica. Sin embargo, ni los fusilamientos, ni la persecución, ni la cárcel impidieron que militares y civiles se reorganizaran.
De tal forma que se produce una gigantesca e imparable movilización del pueblo salvadoreño, que inicia con la huelga de los estudiantes universitarios a partir del 28 de abril, incrementándose con la paralización de la comunicación ferroviaria del 2 de mayo, fecha en que de forma unánime todos los sectores nacionales se suman a la huelga nacional, a la inolvidable “Huelga de Brazos Caídos” como fue conocida.
El 7 de mayo es asesinado, por la policía nacional, el joven salvadoreño-estadounidense José Wright tensionando las relaciones de los Estados Unidos con el régimen. El 8 de mayo, el dictador anuncia su renuncia, siendo aceptada por la Asamblea Nacional Legislativa el 9 de mayo. Hernández Martínez abandona el país rumbo al exilio en Guatemala el 10 de mayo de 1944, el pueblo salvadoreño celebra jubiloso.
En la contraportada del primer volumen de “Relámpagos de Libertad” se lee respecto al contenido del texto: “…es un libro histórico testimonial que relata en forma veraz la cruda realidad de cuatro acontecimientos que se desarrollaron el año memorable de 1944, durante el corto lapso de nueve meses. Ellos son: Golpe de Estado en abril; Huelga general en mayo; Golpe de Estado en octubre; Invasión de salvadoreños a Ahuachapán, proveniente de Guatemala en diciembre. El autor de esta obra, estando de alta en el Regimiento de Infantería de Santa Ana, con el grado de teniente, participó en forma directa en el levantamiento cívico militar del 2 de abril de 1944, razón por la cual fue condenado a muerte el 23 de abril del mismo año por el Segundo Consejo de Guerra. El valor testimonial, los documentos –algunos inéditos- y los relatos de personas que participaron en estos importantes acontecimientos, confirman una destacada contribución a la historia política de El Salvador”.
El segundo libro constituye una continuidad histórica del primero, y comprende los movimientos cívicos-militares de 1948, 1961 y 1979. Finaliza con los acuerdos políticos firmados en la ciudad de México, el 16 de enero de 1992, que dan por terminada la guerra civil salvadoreña.
Leemos en la contra carátula de este segundo volumen: “Estos esfuerzos fueron otros relámpagos de libertad que alumbraron el camino para seguir una senda de avance y mejoramiento. Lamentablemente no lograron materializarse todos los hermosos ideales que se proponían, pues fueron a veces defraudados por la cobardía, traicionados por la ambición, opacados por el interés y negados por la negligencia o el desgano. Sin embargo, los objetivos contenidos en sus promisorias Proclamas, fueron otras tantas esperanzas que dejaron semillas que algún día podrán dar frutos. Este trabajo está dedicado a las juventudes militares que participaron en dichos alzamientos y a quienes lucharon por darle al pueblo salvadoreño un nivel de vida justo, más digno y más humano”.
En abril de 2004 tuve el honor de entrevistar en medios radiales y televisivos al Coronel Castro Morán, con motivo del 60 aniversario del movimiento cívico-militar del 2 de abril de 1944. De igual manera, el Coronel Castro Morán aceptó nuestra invitación para ofrecer una conferencia en la Casa de la Cultura del Centro Histórico de San Salvador sobre su participación en esos hechos históricos. Recordaré siempre su amabilidad, respeto y don de persona de bien, en las ocasiones que tuve, repito, el privilegio de tratarlo.
“En homenaje” a ÉL, “a ellos”, citando al poeta Oswaldo Escobar Velado en su sentido poema “Mural de Abril”: “…debe llamarse abril todo lo grande. / Izalco abril y su corona con su abril de fuego. /El Lempa abril y el horizonte abril, / mientras nos llega abril, ¡abril de nuevo!”.
Gracias a la familia Castro Morán por estas nuevas y valiosas ediciones de “Relámpagos de Libertad” que representan, sin duda alguna, un valiosísimo legado para El Salvador del presente y del futuro y una advertencia histórica del desastre nacional en que se sumergen los gobiernos y sus pueblos, cuando olvidan las lecciones de la historia.