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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
En la misa dominical celebrada en la Cripta de Catedral Metropolitana, se recordó los 35 años del asesinato de Herbert Anaya Sanabria, quien entregó su vida por la defensa de los derechos humanos, débiles, injustamente oprimidos, asesinados y desaparecidos.
Mirna Perla, esposa de Anaya Sanabria, explicó que este próximo 26 de octubre se cumplen 35 años del asesinato del entonces presidente de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), para ese día se culminará la jornada de Derechos Humanos y se conmemora el Día Nacional de los Defensores de Derechos Humanos, como un reconocimiento de su vida y entrega.
“En este momento los defensores de derechos humanos siguen ejerciendo su labor con un gran riesgo y presión, sujetos de persecución por parte del Estado que los está acosando, así como a los organismos dedicados a promover y defender los derechos humanos, está vigente ese mensaje que Herbert Anaya dio en su momento antes que lo asesinaran, sabía que no iban a callar la voz del pueblo”, afirmó.
Asimismo, indicó que continúa en legado de Anaya en quienes deciden hablan a pesar del miedo y la represión porque exista justicia social, se respete los derechos de los presos capturados arbitrariamente, porque aunque sean pandilleros o personas inocentes, se les debe respetar el debido proceso.
Perla recordó que su esposo era un hombre con mucha vida, inspiración, amaba al pueblo, desde pequeño trabajó en los cafetales donde conoció la injusticia en su más cruda realidad, luchó porque existieran mejores condiciones para el pueblo salvadoreño.
“Su vida estuvo llena de ilusiones, mucha energía, tenía el don de escribir, fue poeta, dedicaba mucho tiempo a la posibilidad que en el país existiera respeto a los derechos humanos, se integró a la CDHES pese a que sus miembros fueron perseguidos. Lo recuerdo como un hombre con mucho compromiso y carisma, tenía la ilusión que nuestros cinco hijos estudiaran”, reiteró
Herbert Anaya Sanabria fue asesinado a las 6:45 de la mañana del 26 de octubre de 1987, cuando agentes de la Policía de Hacienda lo interceptaron en el parqueo de la urbanización José Simeón Cañas, en Mejicanos, mientras se preparaba junto a su esposa para dejar a los niños en el colegio.
Su asesinato provocó una oleada de denuncias a nivel nacional e internacional, esta presión obligó al gobierno de turno a investigar el hecho y buscar un “chivo expiatorio”, incluso se llegó a acusar a Perla de haber contratado a unos matones para que lo asesinaran.
Durante la misa en la Cripta se recordó el mensaje de Monseñor Romero, quien es símbolo del misionero que manifestó su fe, aún hoy su misión es hacer resonar la palabra de Cristo desde sus homilías, hasta en los rincones del mundo.
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