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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
En la misa celebrada este domingo en la Cripta de Catedral Metropolitana recordaron el 42 aniversario del martirio de las hermanas Maryknoll, Ita Ford, Maura Clarke, Dorothy Kazel y Jean Donovan, quienes fueron violadas y asesinadas por militares salvadoreños. Las monjas desarrollaban trabajo en las comunidades católicas pobres como Chalatenango.
Luego de 42 años de su martirio, a las religiosas se les recuerda no por la forma en que murieron, sino como ejemplos de vida cristiana y de entrega, pero en especial porque son modelo a seguir que guían hacia Dios.
Las hermanas Maryknoll se dedicaron a dirigir grupos de estudio bíblico en Chalatenango, transporte de alimentos, medicinas, y a veces de niños heridos, a un lugar seguro; formación de líderes, dar fuerza a la gente para que en los 29 cantones se hicieran comuniones, confirmaciones y organizar los grupos de alfabetización o reparto de comida.
El mayor temor del gobierno era la organización social, porque de esa forma las comunidades reclamaban sus derechos.
Según relatos de quienes conocieron a las religiosas, Jean Donovan, formada como misionera laica a través de un programa Maryknoll, observó que en ese momento Chalatenango se encontraba en una guerra civil absoluta, unas semanas antes de morir, habló de querer irse de El Salvador, pero se sintió incapaz de hacerlo por los niños, que eran las pobres víctimas maltratadas de esa locura
El 2 de diciembre de 1980 Jean y Dorothy fueron al aeropuerto de San Salvador para esperar la llegada de las dos Hermanas de Maryknoll, que regresaban de Nicaragua de una asamblea regional de la congregación, cerca de las 10 de la noche, la camioneta pasaba por una zona bastante aislada y fue allí donde algunos miembros de la Guardia Nacional salvadoreña interceptaron la camioneta y la hicieron detener.
Las cuatro misioneras fueron violados, luego apuñalados hasta la muerte y arrojados a un pozo cerca del camino. Los cuerpos fueron encontrados a la mañana siguiente. La principal hipótesis del asesinato es que los altos miembros de la junta militar habían ordenado al ejército siguieran a las cuatro misioneras, porque su trabajo con los pobres fue visto con gran sospecha, ayudándoles a organizarse para luchar contra el régimen dictatorial.
En la eucaristía de la Cripta durante la procesión de ofrendas se presentaron los rostros de las hermanas Maryknoll, quienes con su integridad y sus virtudes gritaron y denunciaron las injusticias, aunque eso les costó la vida.
