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EN MEMORIA DEL «CHUCHITO» ROJO

Hoy hemos venido a decirle adiós a nuestro amigo y compañero Roberto, El Chuchito Gómez (El Chuchito Rojo) quien fue un ejemplo que debe servirnos para reafirmarnos aquí, ante lo que queda de él, que no le olvidaremos. Todos los que tuvimos la dicha y la oportunidad de haber convivido con Roberto, desde el trabajo, la amistad o en las luchas sociales, hemos de reconocer que se trataba de alguien fuera de serie.

Es costumbre reconocer y resaltar ante un difunto sus cualidades humanas, pero sin querer seguir la tradición, debemos decir cuatro verdades y virtudes de quien fue Roberto Gómez

1) Intachable ejemplo de honradez,

2) Superó las pruebas más difíciles que se pueden enfrentar en el ciclo de la vida e incluso después de la muerte,

3) Desprendido de las cosas materiales que nunca le impidieron ser libre,

4) Entregado genuinamente y sin ambiciones a la causa popular, no solo en El Salvador, sino también en Nicaragua y el resto de Centroamérica.

¿Resumamos quién fue El Chuchito Gómez?

Nació en San Salvador en 1953, su padre y su madre eran originarios de San Miguel, allí tenía sus raíces y de allí provenían sus abuelos y ancestros. Sus estudios de primaria y secundaria los realizó en el Colegio Salesiano Don Bosco, destacándose como buen estudiante, en las áreas de Física, Matemáticas y Ciencias Sociales. Su formación cristiano-católica influyó en su pensamiento y personalidad, especialmente en su compromiso con el prójimo, con los desamparados. Años más tarde cambió el cristianismo de sus primeros años por el marxismo ortodoxo, del que fue fiel hasta su final.

Entre los años de 1962 y 1965 su familia vivió sobre la Calle 5 de noviembre, allí comenzamos nuestra amistad, jugábamos con pelotas de trapo en un predio baldío del vecindario.  Entre 1965 y 1966 su familia se trasladó a vivir a la colonia Santa Eugenia, en los alrededores del Barrio San Miguelito y nuestra amistad se vio separada. Fue hasta los años de 1972-1973, que nos volvimos a reencontrar en la tumultuosa y revolucionaria Universidad de El Salvador. Desde ese reencuentro ya no nos volvimos a separar, excepto por algunas circunstancias que nos exigió el compromiso social.

A finales de 1973, después del Golpe Militar que derrocó en Chile al Dr. Salvador Allende, Roberto se unió al FUERSA (Frente Universitario de Estudiantes Revolucionarios Salvador Allende) pero su compromiso no se limitó a las aulas universitarias, apoyó las reivindicaciones de los campesinos con el FAPU (Frente de Acción Popular Unificado) especialmente en Suchitoto, Aguilares, Norte de San Vicente, Cerro de Guazapa y Usulután. En la vida universitaria Roberto fue un destacado estudiante de Física y Matemáticas, los profesores e instructores en esas áreas lo consideraban parte de su colectivo profesional.

En 1975 en medio de una lucha ideológica que tuvo como consecuencias el asesinato de Roque Dalton y la polarización y dispersión de las organizaciones de izquierda, Roberto pasó a ser fundador de La Liga para la Liberación, semillero universitario del PRTC (Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos)

Roberto fue sobreviviente de la masacre del 30 de Julio de 1975 y entre los años de 1978 y 1979 trabajó en una imprenta que distribuía hojas volantes contra la dictadura, la imprenta fue cateada por el ejército, pero por cosas de la casualidad él no se encontraba en el lugar, escapándose de ser capturado o asesinado.

En enero de 1981 con la intensificación de la guerra civil y el inicio de la ofensiva,  se incorporó al frente de guerra de San Agustín-Tres calles (Usulután) donde se destacó como jefe político-militar. A finales de 1984 o principios de 1985 fue herido de gravedad por la explosión de una mina que le perforó los intestinos, fue operado en un hospital de guerra donde le salvaron la vida, quedando con limitaciones y secuelas que padeció por el resto de su vida. Por las lesiones sufridas tuvo que abandonar el frente, radicándose en Nicaragua. En 1986 Roberto llegó a tocar fondo en el alcoholismo, vagando como una piltrafa por las calles de Managua, sus amigos creímos que ese sería su final; pero al cabo de 3 o 4 años abandonó la bebida y nunca más volvió a caer en ella; por el contrario, se enlistó en el Ejército Popular Sandinista (EPS) donde hiso una destacada carrera político militar, llegando a tener el grado de capitán.

Entre 1988 y 1989 con la mediación de los Presidentes Oscar Arias de Costa Rica y Vinicio Cerezo de Guatemala se establecen las bases para un acuerdo de Paz entre Los Contras (Adiestrados y financiados por el Gobierno de Los Estados Unidos) y el Gobierno Sandinista, así finalizó la llamada estrategia de Guerra de Baja Intensidad, Roberto causó baja en las filas del Ejército Popular Sandinista quedándose a vivir en el Municipio de San Carlos, un lugar remoto a 300 Km al sureste de Managua, accesible únicamente por barco o avioneta, en el Depto. de Rio San Juan, allí fundó una escuela técnico-agrícola para jóvenes campesinos desmovilizados de la guerra y fue allí donde conoció a su Ex esposa Emmanuel, ciudadana suizo-Italiana con la que procrearon su único hijo Carlos, nombrado así en honor a su hermano mayor.

Después de su divorcio Roberto decide establecerse en El Salvador, y rápidamente se reintegra a las filas del FMLN donde estuvo militando hasta el final de sus días.

Nos hará mucha falta, pero su tiempo llegó a su fin. Hoy le decimos adiós a un genuino ortodoxo, algo ingenuo ante los oportunistas y los falsos radicales, que han llevado al país  a estos tiempos frágiles de ignorancia popular, su ejemplo nos debe hacer reflexionar y recordar que los pueblos se equivocan, que a veces actúan  en contra de sus propios intereses, deslumbrados por falsos redentores. Esa frustración rondó sus pensamientos, sin dejar de luchar hasta el último momento. “No pretendió ver el cambio, solo haber dejado algo (su aporte) sobre el camino andado que pasó” (León Gieco)

En un país que desde 1975 ha sufrido los embates de la violencia: Desde las esferas del Gobierno, por la guerra civil, la de las pandillas, hasta la violencia ejercida por el Gobierno Populista de Bukele, es de reconocer que todos hemos sido de alguna manera sobrevivientes a la muerte, pero Roberto fue quien batió record como sobreviviente. Sobrevivió a la muerte por la represión de los gobiernos, por varias lesiones sufridas durante la guerra civil, por el alcohol y el tabaco que le dejaron secuelas mortales, por la pandemia del COVID 19, tiempo durante el cual padeció una fuerte depresión que lo puso al borde de la muerte, sin embargo de todo esto supo salir adelante. Lo creí casi inmortal. Los últimos diagnósticos  médicos que me leyó hace apenas unos pocos días antes de su muerte eran alentadores sobre su estado de salud y aun me cuesta aceptar y comprender que falleció. La noticia de su muerte me ha dejado sorprendido con un vacío en el alma que será difícil de superar.

Lo llamamos El Chuchito porque su hermano mayor, Carlos fue El Chucho, asesinado después de ser capturado por el ejército, irrespetando la regla básica de la guerra. (Un prisionero de guerra tiene derecho a que se le respete su vida) 28 de noviembre de 2023 será una fecha marcada en la memoria de quienes fuimos amigos y compañeros de Roberto,  mejor conocido entre los utopistas sociales, como El Chuchito Gómez.

Tu amigo Beto

(Joaquín Artiga)

Pensilvania, 

3 de Diciembre de 2023

Recuerdos imborrables de

Amistad, solidaridad, honradez y

Unidad en la acción, 

honesto y genuino

Legado revolucionario de Raúl Velasco. 

¡HASTA SIEMPRE!

      Cro. Oswaldo Ramírez.

 

Regalarte un verso de despedida

Una manzana certera

Un cielo despejado 

Convidarte una esperanza, en estos tiempos ásperos

Es bajarte una estrella, o subirte a una.

Casiopea en la vuelta de la esquina,

Una bota opresora vuelve a pisar en el pulgarcito

Y tú, iluminando sencillamente, desde aquel noble y sempiterno astro.

Si existe, como dice Derrida, un punto ciego, invisible

Que posibilita la construcción de lo visible, 

Ahí estarás vos.

Lo visible, por ahora, nos toca a nosotros, tus hermanos en la tierra 

En esta tierra, abonada con sangre.

Nunca se comienza de cero.

Nunca se camina solo.

Miramos al punto ciego, se nos sonrían los héroes, 

Alientan nuestra siembra, afianzan tiernamente nuestro puño

A arar de nuevo con alegría.

Elena Freeaman

 

01 de  diciembre del 2023

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