José Antonio
Velis Tobar
Maestro y periodista
Era a principios de 1969, y yo caminaba en una de las calles del centro de la capital, que era un lujo visitarlo, cuando en una vitrina de una librería, me quedé atento, observando la portada de un libro, que decía “Amor y Comprensión”, que se trataba del ético escritor Miguel Melgar Rivera, su autor..
Dicho título, me llamó la atención, porque, además, que me atraen, esta clase de temas; en esos precisos días yo estaba enfocando escribir y reflexionar sobre el tema: “Amor y comprensión”. –Rápido entré, a la librería, porque cavilé instantáneamente, este libro, puede ayudarme a enriquecer el tópico de mi artículo, que casualmente, estoy preparando.
¡Lo compro, me dije!, aunque me quede sin mis antojados bocadillos. La realidad que en esa época estudiantil, yo acostumbraba a cargar en mi bolsillo, lo justo, que mis papás me daban para mis diversiones sanas del mes, libre del pago de mi pupilaje.
Por tal razón, pregunté el precio del libro, para calcular, si podía comprarlo, y me dijeron el precio, y era el dinero que cabal tenía para gastar en lo que restaba del mes.
No obstante, me dije, el gozo y provecho de comprarme el libro, vale mucho más que el disfrute de saborearme, por un momento, una hamburguesa o ir a disfrutar un par de horas, una película….Por lo tanto, a los pocos segundos, salí contentísimo, con el libro, olor a nuevo, en mis manos.
Tiempo después con el mismo afán intelectual, compré otro libro del mismo autor, titulado, “Círculo Vital Magnético de Amor y Felicidad”, realmente me habían convencido las enseñanzas morales del Profesor Melgar Rivera.………¡Me dije, intuitivamente, me gustaría conocerlo y platicar con él, como ilustrado sobre la filosofía en valores éticos.!
Aunque parecía imposible dicho deseo, sin embargo, esta clase de aspiraciones, algunas veces se vuelven realidad y un día se cumplen sus mágicos deseos en la vida.-
En efecto, aproximadamente, diez años, después de haber obtenido dichos libros y formularme el propósito de conocer a su autor, se suscita el milagro. Pues, un día, platicando con mi tío Oliverio Rivas, me refirió, que había conocido a un señor muy ilustrado y cortés, llamado Miguel Melgar Rivera, y que se trataba de un gran escritor de temas con orientación moral.
Me sorprendió y le dije, que yo tenía unos libros muy interesantes, de un escritor con el mismo nombre; no sé si podrían ser de él, y sería un privilegio conocerlo, además le pedí a mi tío Oliverio que me lo presentara, naturalmente, cuando hubiera alguna oportunidad. Pues, analicé que se presentaban detalles similares con el autor de los libros que formaban parte de mi apreciada biblioteca.
En efecto, días después, mi tío Oliverio, me dijo, que iban a celebrar un evento familiar en su casa y que me invitaban. Además, me expresó que habían invitado a Don Miguel Melgar y su esposa, a compartir la fiestecita,… ¡Una noticia, que recibí como una sorpresa.! Bien recuerdo, que mi tío y familiares vivían en la Colonia Las Rosas.
Llegó el día de la fiesta y realmente tuve el privilegio de encontrarme allí con el Profesor Melgar Rivera. Desde luego ya en la reunión, ya platicando con él, y haciéndole alusión de los libros que había leído, constaté de que conversaba con el autor de ellos, los cuales, consideraba, me estaban dando luces y horizontes morales en mi vida.
Entablamos, con el Profesor Melgar Rivera, una larga y amena conversación, dilucidando distintos tópicos de carácter axiológico o enfoque de valores morales. .Durante nuestra conversación, salió la agradable coincidencia, por el apellido Melgar, que yo conocía a sus hijos, de manera especial al Lic. Luis Melgar Brizuela, a quien lo había conocido en la Universidad de El Salvador, y le manifestaba al profesor Melgar que conocía su trayectoria intelectual y prestigiado rol literario que gozaba, y que le guardaba mucho respeto y admiración.
Asimismo, le decía, que casualmente, había conocido en una conferencia, a otro hijo suyo, el Lic. José Melgar Brizuela, conocido conferencista y también escritor de temas éticos, psicológicos, metafísicos y empresariales… ¡Realmente, le decía a Don Miguel, que se volvía para mí un privilegio conocer a su noble e ilustrada familia.
De tal manera, aquel encuentro, que ya había percibido su intuición años antes de cumplirse, fue muy significativo y pleno de experiencias pedagógicas para mí.
En efecto, en estas estructuras sociales de injusticia y desigualdad social, consumismo, vicios, maldades etc, el Profesor Melgar Rivera, se vuelve un faro luminoso, emitiendo luces cristianas y éticas, que tanto se necesitan, en este caos social que afrontamos.
En los precisos instantes en que escribo esta memoria, como un recuerdo histórico, de un personaje que trasciende con sus mensajes, saco el libro, “Amor y Comprensión” de mi biblioteca, lo hojeo, me detengo en sus reflexiones y las siento igual que hace años que lo hojeaba, realmente son enseñanzas útiles de ayer, hoy y mañana.
Muestro uno de los mensajes éticos del Profesor Miguel Melgar Rivera, que nos invita a cultivar los valores morales. El mensaje, se titula: “NO TE ENFUREZCAS NUNCA” del cual extraigo unos fragmentos de uno de sus libros llamado: “Amor y Comprensión. El mensaje afirma:
“La cólera ofusca y hace perder lo mejor que hay en el hombre: la rectitud en el pensar. Bajo el influjo de la cólera ya no se razona rectamente y perdido el control de sí mismo se cometen los peores disparates de los que luego tiene uno que arrepentirse.
¡Cuántas valiosas amistades se perdieron para siempre, en momentos de ofuscación, bajo el influjo maléfico de la cólera!
La cólera no es signo de valentía, sino de debilidad y flaqueza humana; es una de las peores miserias del hombre, revela falta de educación y carencia de fortaleza en el dominio de las pasiones que nos traicionan a cada instante, si no aprendemos a su debido tiempo a controlarlas y sujetarlas al imperio soberano de la razón.
No debemos nunca permitir, si queremos alcanzar la felicidad a que tenemos derecho, que nuestros irrazonables impulsos se conviertan en traidores enemigos de nuestra propia felicidad.
Todos queremos tener en todo la razón de nuestra parte, pero la razón no está jamás de parte del que obedece ciegamente al imperio de una pasión tan torpe como la cólera.
Así como no hay en la creación entera nada más bello y agradable que un semblante en que se refleja la mansedumbre, la dulzura, el amor y la bondad, así no hay nada tan repulsivo, odioso y detestable como un rostro lleno de ira en que se dibuja el odio y el ansia descontrolada de venganza.
Qué distinta es la mansedumbre que subyuga con su encanto, como subyuga un niño con el candor de su sonrisa.
La mansedumbre refleja paz, serenidad, armonía, bondad, amor, dominio de sí mismo, todo lo cual es fuerza sugestiva que subyuga, doblega y domina suavemente a los que están bajo nuestro mando. Y pone una frase de Henri Pradel que dice: “Antes de pretender manejar a los demás, debemos saber manejarnos a nosotros mismos.”
Por consiguiente, absteniéndonos de enojarnos, el Prof. Melgar Rivera dice: La paciencia es una gran virtud, ante Dios y ante los hombres y tan necesaria en el trato con los demás, para evitarnos innecesarias dificultades y conflictos que tanto dañan y hacen sufrir sin mérito alguno.
Por otro enfoque, de la amplia axiología de valores éticos, que expone el escritor Melgar Rivera en sus obras, acompañadas de testimonios y anécdotas, de una de ellas, extraigo un ejemplo de los valores morales: la solidaridad, la humildad o modestia. .Las cuales se reflejan en la conducta de un emperador y altísimamente en la infinita humildad de nuestro creador. Además, extraigo del escritor, la visión general que enfoca de estos valores éticos con la sagrada misión educativa que realiza un mentor, en su obra Amor y Comprensión.-Págs.140-155.
Por lo tanto, apreciable lector, lea a través de una anécdota y exhortaciones del mencionado autor, su siguiente contenido, a saber:
Cuentan que estando en Florencia el famoso Emperador Carlos V, quiso conocer al renombrado pintor Ticiano y fue a visitarlo. Fue tan grande la sorpresa del pintor al ver de repente en su presencia a tan insigne personaje que se le cayó de las manos el pincel con que estaba pintando. Carlos V que sentía verdadero aprecio por los grandes artistas, se apresuró a recoger el pincel y dijo: Un pintor como Ticiano bien merece tener como recogedor de sus pinceles a un Emperador como Carlos V..
Pues si un artista que pone belleza y talento en un pedazo de lienzo, de madera o de mármol, bien merece tener por ayudante a un emperador, el maestro que pone belleza y grandeza en el corazón de sus educandos –bien merece, dice Antonio de Labuoru, tener por ayudante al Emperador de cielos y tierra- o sea que Dios le ayude en la más preciosa aunque despreciada, de las artes: el arte de forjar almas.
. En conclusión, el encuentro, reitero, con este escritor sensible y altamente honesto, que alienta a la conversión del corazón, nos deja una estela de luz en nuestro camino. Quiero, dejar por siempre, este bello recuerdo, de Don Miguel Melgar Rivera y su ilustrada familia. ¡Cómo felicitarles, por constituir una familia de meritísimos escritores!.
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