San Salvador/Prensa Latina
Luis Beatón
Preferimos morir de pie que arrodillados y en Palestina jamás habrá una bandera blanca, son palabra del embajador de esa nación árabe en El Salvador, Marwan Jebril, que hoy resuenan en este país.
Desde esta nación centroamericana muchos abrazan la idea expresada por el diplomático de que “los palestinos no conocemos la palabra rendición”, y ese mensaje recorre plazas y calles de este país en la voz de un grupo de abanderados de la solidaridad que encabeza un peculiar personaje más conocido aquí como “Ramón, El Suizo”.
“Les aseguro que en Gaza, en Palestina, van a ver de este evento y de su apoyo”, afirmó el diplomático durante un acto en el cual muchos salvadoreños expresaron su solidaridad con el pueblo árabe.
Existen tantos crímenes de guerra contra mi pueblo que a veces las palabras no pueden describir lo que está ocurriendo, dijo en sentidas palabras Jebril en su denuncia contra las atrocidades que se comenten con la población indefensa por parte del ejercito sionista de Israel.
Pero cuando tantos muertos no son suficientes para parar un genocidio, para ellos (occidente y aliados), se callan y miran hacia otro lado, denunció el diplomático en referencia al contubernio con el gobierno de Benjamín Netanyahu, artífice del sionismo y el apartheid contra el pueblo árabe.
El diplomático denunció que están utilizando armas prohibidas por el derecho internacional y según las leyes y las reglas que pusieron ellos, bombas de fósforo blanco, igual que se utilizó el Napalm contra la población civil, niñas y niños y mujeres en Vietnam ahora se utilizan hoy contra mi pueblo.
Ha habido ataques a iglesias, a mezquitas, a hospitales, a barrios residenciales. Hay barrios residenciales que fueron borrados del mapa, ya no existen en la franja de Gaza, que es la cárcel más grande de la tierra. El argumento de que los hospitales en los que entró el ejército israelí con el pretexto de que allí se escondía la resistencia palestina es totalmente mentira, explicó.
Los medios de comunicación israelí admiten que se no se descubrió nada. Han disparado a las incubadoras. A las máquinas de diálisis de los enfermos, a las bombonas de oxígeno, esto es un crimen de guerra, así se llama según el derecho internacional, apuntó.
Pero parece que el derecho internacional se vive de distinta manera si es contra «rubios de ojos azules o si es contra gente como nosotros, morena», remarcó.
Hay varias maneras de ver estas cosas. Les agradecemos de corazón el llevar la bandera de Palestina.
Ustedes habrán visto en los medios de comunicación manifestaciones en Estados Unidos, en Canadá, manifestaciones de miles y miles y millones de personas pidiendo la paz y la justicia que es lo que pedimos el pueblo palestino, expresó.
Al respecto de la solidaridad con el pueblo árabe y su lucha, Wallid Zelled, director de Educación Política y Formación Ideológica de la Confederación Palestina de América Latina, dijo durante un acto de solidaridad aquí hace varias semanas que sí pueden coexistir palestinos e israelíes pero, primero, hay que hacer justicia antes de hablar de paz.
“A mí no me hablen de paz, a mi me hablan de justicia y luego de paz, y para poder entender ese concepto debemos saber que ese territorio nos pertenece, ellos vienen ocupándolo por más de 75 años. La resistencia es un derecho de Palestina”, subrayó.
Yo no vendo lastima palestina, yo no me puedo ser como los sionistas israelíes que hablan reiteradamente de la lastima judía, nosotros los palestinos tenemos dignidad y con esa dignidad enarbolamos nuestras banderas.
Estas y otras ideas recorrieron los escenarios y actos de solidaridad con el pueblo palestino, incluso hasta algunos judíos como el neoyorquino Miguel Hoffman, se sumaron al rechazo a la masacre en Gaza y Cisjordania por aquellos que tratan de robarle su identidad y su tierra patria.
Por eso, no es de extrañar que en 2023 el grito de que en Palestina “jamás habrá una bandera blanca de rendición” fue consigna de muchos integrantes de la comunidad palestina salvadoreña, entre ellos Siman al Koury, para quien la ocupación sionista es el nudo gordiano de crisis.