Washington/PL
Los planes del presidente estadounidense, no rx Barack Obama, para cerrar la cárcel en la base naval de Guantánamo, en el este de Cuba, están hoy en una encrucijada y según expertos a punto de colapsar.
Desde 2002 Estados Unidos mantiene un centro de internamiento en esa instalación militar, ubicada en territorio cubano contra la voluntad del pueblo y Gobierno de la isla caribeña.
Según la principal asesora de Obama para la lucha contra el terrorismo, Lisa O. Monaco, el mandatario mantiene firme su compromiso de clausurar esa penitenciaría, una meta «para la cual trabaja todo el equipo de seguridad nacional, así como los departamentos de Estado, Defensa, Justicia y la comunidad de inteligencia».
El proceso de aprobación de los traslados de prisioneros es complejo, pues existen reglamentos que restringen la transferencia de los detenidos a prisiones dentro de Estados Unidos, y para ello el jefe del Pentágono debe notificar al Congreso 30 días antes de cualquier decisión y confirmar que no existen riesgos significativos.
Pero la vieja aspiración de Obama lo continúa acosando, en contraste con la buena racha que tiene últimamente, con el aval de la Corte Suprema a su programa de salud (Obamacare) y el logro del acuerdo nuclear con Irán, señala hoy un artículo del diario The New York Times.
El texto, firmado por el periodista Charlie Savage, agrega que las dilaciones del secretario de Defensa, Ashton Carter, para transferir los detenidos a otros países, genera una creciente preocupación en la Casa Blanca y el Departamento de Estado, según aseguran funcionarios gubernamentales.
La semana pasada, la asesora de seguridad nacional de Obama, Susan Rice, sostuvo una reunión con miembros del gabinete para analizar la forma de cerrar la prisión en Guantánamo antes de que el gobernante abandone su cargo en enero de 2017, pero según Savage la reunión concluyó sin resultados concretos.
Actualmente hay 116 detenidos en la cárcel, 52 de los cuales están propuestos para ser trasladados si se cumplen los requisitos de seguridad establecidos, la mayoría de ellos de Yemen y debido a la situación de inestabilidad que existe en ese país árabe, la Casa Blanca prefiere enviarlos a otras naciones, en lugar de repatriarlos.
De acuerdo con Lee S. Wolosky, enviado especial del Departamento de Estado para el cierre de la prisión, el Gobierno estadounidense mantiene conversaciones con numerosos países para que acojan a un número significativo de estos individuos, un proceso que pudiera concretarse en las próximas semanas.
Desde que asumió su primer mandato en enero de 2009, Obama prometió cerrar la cárcel en la base de Guantánamo pero desde entonces el mandatario enfrenta serios obstáculos en el Congreso, donde el liderazgo republicano realiza ingentes esfuerzos para bloquear estos planes.