Dos años de la Vida de Mons. Romero (1975-1976)
¿Años del Cambio?
16 enero 1976: Carta de Mons. Romero escrita al entonces secretario de esa misma congregación romana: Mons. Maximino Romero de Lema; además le adjunta “fotocopiados” unos documentos, (que suponemos fueron los que elaboramos nosotros para exponerle a Monseñor nuestra línea de pastoral). La carta dice así:
“Excelencia:
Cuando tuve el gusto de ir a saludar a V.E., en los últimos días de octubre recién pasado, le conversé de mis inquietudes a cerca del “centro de promoción campesina” que funciona en mi diócesis, porque me parecía que se acentuaba mucho lo sociológico y lo político y se corría el riesgo de no destacar bien el sentido religioso y sobrenatural de la Iglesia. V.E. me pidió más elementos de juicio para poderme dar la opinión y orientación que entonces le supliqué.
A mi regreso surgió el problema que reflejan los documentos que me permito enviar a V.E., “fotocopiados”. Además del problema concreto, creo que en estos documentos se trasluce suficientemente la ideología de esa comunidad religiosa que tiene a su cargo el “centro” mencionado y sobre el cual puede quizá V.E. pronunciar la autorizada opinión y orientación que mucho me serviría para proseguir el diálogo que, gracias a Dios, después del pequeño conflicto, se ha reanudado con bastante provecho.
Ruego a V.E. perdonar la molestia que le ocasiono, pero Dios le bendecirá más por este nuevo servicio prestado a su Iglesia.
Y, naturalmente, mucho se lo agradecerá su afmo. hermano y servidor. Frmd: Oscar A. Romero”.86
4.2.- El Problema o Conflicto del Centro “Los Naranjos”
Así lo acaba de describir Mons. Romero en esta última carta transcrita al secretario de la S.C. para el clero: “A mi regreso surgió el problema…”, “…para proseguir el diálogo que, gracias a Dios, después del pequeño conflicto, se ha reanudado con bastante provecho”.
En este apartado queremos hacer un poco de historia de ese “problema”, de ese “conflicto” y de ese “diálogo”.
Continuamos la cronología de documentos y cartas:
15 octubre 1975: carta del vicario general de la diócesis, Mons. José Mª Dueñas; en la que prácticamente quedaba clausurado el centro hasta que vuelva el sr. obispo de ese viaje por Europa; cuando él llegue se discutirán y estudiarán los nuevos planes y programas. (Es chocante el tono de la carta, cuando en la diócesis de Santiago de María solo había un centro y un director: “Los Naranjos” y el P. Juan Macho, ausente).
La carta decía así, lacónicamente:
“CIRCULAR A LOS DIRECTORES DE CENTROS DE PROMOCIÓN”
15 de octubre de 1975.
Señor Director:
Después de mi atento saludo tengo a bien comunicarles que en reunión celebrada por el Excelentísimo Prelado Diocesano y el Consejo de Consultores, se acordó, entre otras cosas, pedir a los Directores de Centros de Promoción en la Diócesis, que no planifiquen ningún curso para próximas fechas. El Excelentísimo Señor Obispo estará ausente de la Diócesis y será hasta su regreso que deberán estudiarse los planes y programas para futuras actividades en dichos Centros.
Al comunicarlo a Uds. me es grato suscribirme su atento servidor en Cristo y María. Frmd: Mons. José Mª Dueñas A., Pbro., Vicario General”.87
Es de advertir que el centro llevaba prácticamente cerrado desde agosto del 75 y sin ninguna actividad, ya que ese era el deseo de Monseñor: en agosto, según la programación establecida, debía de realizarse un curso para catequistas, ya estaba todo preparado, lo iban a impartir Mons. Romero y Zacarías; pero un día antes nos comunica por teléfono que él no va a poder participar, que mejor suspendiéramos el curso; nos oponemos, y le decimos que ya lo daremos entre Pedro y Zacarías; pero él rotundamente lo suspendió. Lo mismo pasó con otro curso de Primer Nivel para Delegados de la Palabra en el mes de septiembre.88
17 octubre 1975: recibimos una carta del P. Provincial en la que nos cuenta su conversación con Mons. Romero y nos insinúa cómo tendríamos que abordar el asunto de “Los Naranjos”:
“…Igualmente me ha manifestado su deseo de someter a un examen y reflexión serena y objetiva el centro. Creo que en esto está en su pleno derecho, puesto que el centro depende en algún sentido del Obispado y es el obispo el que firma las peticiones de ayuda, etc. Por lo que puedo entender lo quisiera más abierto a la colaboración de los demás sacerdotes de la diócesis y a una más variada participación de gentes de todas las parroquias, y también más orientado a una catequización con menos acentuación temporalista. No vamos a discutir ahora si esto corresponde a la realidad, si eso es mejor o peor. Son cosas a ver en la reflexión que ahí debéis tener entre todos.
En este sentido he escrito también al P. Victorino para que os pongáis de acuerdo para acceder a este deseo del Sr. obispo de reflexionar sobre el centro. Para ello le indico que me parece bien que junto con el Sr. obispo, vosotros, los de la capital, Victorino y alguno más que pueda venir con él, una vez que haya llegado ya Juan, hagáis esa reflexión y esa revisión, con espíritu abierto, a tener en cuenta todos los puntos de vista y a proceder con entera pureza de intención a la búsqueda de lo más eficaz en estos momentos para el servicio del Pueblo de Dios… Ya sé que juzgáis al Sr. obispo como muy tradicional, prudente, miedoso o comprometido, etc. Pero es concretamente con ese y no con otro, con el que hay que contar, y creo que la permanencia y la seguridad de cada uno de vosotros ha de depender mucho en estos momentos del interés que por vosotros y por la obra del centro tenga el Sr. obispo…”.
a) Comienza el debate
Ya prácticamente estaba todo listo para el debate:
-Una realidad: cierre total del centro, sin saber exactamente por qué, ya que Monseñor no había hablado directamente con nosotros sobre el asunto; (nos enteramos indirectamente por esta última carta del P. Provincial arriba transcrita).
-A Monseñor le gustaba tratar estos asuntos de autoridad a autoridad; lo creía el método más eficaz.
-Estaba prescindiendo de nosotros que éramos los “acusados” y “denunciados”; y creíamos que, en justicia, se nos debía escuchar y darnos chance de defender nuestra posición o línea de pastoral puesta en duda y atacada.
-Teníamos más o menos, listo el método de reflexión para hacer esa revisión, y el espíritu con que debíamos proceder en ella, (según nos insinuaba el P. Provincial en la carta anteriormente transcrita).
-Juan acababa de llegar de España, después de su odisea de agosto; llegó a primeros de noviembre. Y Mons. Romero, lo mismo, estaba arribando de su viaje a Roma el 17 de noviembre.
Entonces todo estaba listo para comenzar a dilucidar la cuestión de la línea de pastoral de los pasionistas de Jiquilisco en la diócesis de Santiago de María.
Seguimos, como siempre, el orden cronológico de los acontecimientos, cartas y documentos:
19 noviembre 1975: es una carta del P. Juan a Mons. Romero en la que manifiesta su disgusto por el cierre del centro, y su sorpresa de someter a OTRO examen o juicio al centro “Los Naranjos”. Le pide que nos exponga las razones, sin duda, “graves” que tiene para esas determinaciones:
“Excmo. y Rvmo, Señor:
Ayer me enteré de su regreso. Lo correcto sería ir personalmente a saludarle puesto que también yo regresé hace poco. Pero no puedo ni quiero disimular el disgusto que a mi llegada me produjo la determinación de S. E. Rvma. contenida en la comunicación del Sr. Vicario General del 15 de octubre del corriente año. En ella se nos comunica el acuerdo de que “Los Centros de Promoción de la Diócesis no planifiquen ningún curso para próximas fechas. El Excmo. Sr. Obispo estará ausente de la Diócesis y será hasta su regreso que deberán estudiarse los planes y programas para futuras actividades de dichos centros”.
La sorpresa fue mayor al recibir la carta del P. Provincial en que habla del deseo de S.E. de “someter a un examen ¿Otro? y reflexión serena y objetiva el Centro”.
Esta determinación y modo de proceder:
1º Ha de obedecer, sin duda, a razones muy graves que nosotros desconocemos hasta el momento.
2º Contradice su formal promesa de tratar directamente los problemas y crea un clima de franca desconfianza que no es ciertamente el que nosotros desde un principio estamos tratando de dar a las mutuas relaciones.
Por tanto, suplicamos a S.E. Rvma. se digne exponernos por escrito estas graves razones a fin de poderlas estudiar detenidamente y proseguir así el diálogo que acabe con esta embarazosa situación…”.90
Pero mientras esperamos la contestación escrita de Mons. Romero a esta última carta del P. Juan, vamos a colocar aquí una carta del mismo Juan al P. Provincial; la creemos muy importante ya que nos describe cómo ve la situación de todos estos asuntos.
22 noviembre 1975: en esta carta, el P. Juan expone al P. Provincial cómo ve él, recién llegado de España, la realidad de la comunidad de Jiquilisco y del centro “Los Naranjos”; es una visión algo distinta, (en cuanto menos exagerada), de la descrita por Mons. Romero en sus cartas al P. Provincial; también describe y concretiza la metodología o los pasos que debemos dar y llevar en este asunto:
“Casi al mes de mi llegada te escribo estas letras para informarte de la situación que encontré a mi regreso.
1º.- Puntualizando informaciones:
recuerdo haberte oído decir la noticia de que el centro había sido amenazado de violencia; totalmente falso. Igualmente recuerdo haberte oído algo de vigilancia sobre Pedro; igualmente falso, se mueve con toda libertad y nadie le ha molestado.
Mi hermano me dijo en Madrid que el Sr. obispo le informó de algunas actitudes extremistas de Pedro como el hecho de que, a raíz de los acontecimientos de agosto, había tomado la determinación de celebrar las misas de San Marcos Lempa fuera del templo; totalmente falso.
86. A.S.M.: Carta de Mons. Romero a Mons. Maximino Romero de Lema, secretario de la Sagrada Congregación para el Clero, 16 de enero de 1976, pág.1.
87. A.S.M. y A.C.P.: Carta de Mons. José María Dueñas A., Vicario General, al Director del Centro “Los Naranjos”, 15 de octubre de 1975, pág. 1.
88. A.C.P. y A.S.M.: nos lo recuerda en la carta del 1 de octubre de 1975, en la que Mons. Romero escribe al P. Provincial, pág. 2.
89. A.C.P.: Carta del P. Provincial a los PP. Zacarías y Pedro, 17 de octubre 1975, págs. 2-3.
90. A.C.P.: Carta del P. Juan Macho a Mons. Romero, 19 de noviembre de 1975, pág.1.