Washington/AFP
Alina Dieste
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, canceló el martes su primer viaje a América Latina para enfocarse en Siria, en una nueva señal de que los vecinos del sur no son su prioridad.
Trump debía partir de Washington el viernes para asistir a la Cumbre de las Américas en Lima hasta el sábado, antes de visitar Bogotá el domingo.
Pero la Casa Blanca dijo que el vicepresidente Mike Pence viajará en lugar de Trump, aunque no irá a Colombia, el tradicional aliado de Estados Unidos en la región.
El mandatario quiere «supervisar la respuesta estadounidense a Siria», explicó la secretaria de prensa de Trump, Sarah Sanders, en momentos en que Washington amenaza con una posible acción militar tras el presunto ataque químico el sábado en Guta Oriental, que atribuye al régimen de Damasco respaldado por Moscú.
«El presidente Trump no asistirá a la 8ª Cumbre de las Américas en Lima, Perú, ni viajará a Bogotá, Colombia, como estaba programado originalmente. A pedido del presidente, el vicepresidente viajará en su lugar», dijo Sanders en un comunicado.
«El presidente permanecerá en Estados Unidos para supervisar la respuesta estadounidense a Siria y monitorear los acontecimientos en todo el mundo», añadió.
No solo Siria ocupa a Trump estos días: el lunes, el FBI allanó una de las oficinas y la residencia de Michael Cohen, el abogado personal del presidente, una iniciativa que enfureció al mandatario.
La cancelación de último minuto de Trump no afecta los planes de su hija Ivanka, asesora especial del mandatario, quien irá a Lima para defender «el lugar de las mujeres en la economía de la región», según la Casa Blanca.
«Otro desaire»
«Trump se saltea la Cumbre. Otro desaire más en una larga lista de desplantes hacia la región», dijo a AFP Christopher Sabatini, experto en relaciones internacionales de la Universidad de Columbia en Nueva York.
Desde la campaña electoral en 2016, la relación de Trump con los latinoamericanos ha estado marcada por duras críticas a los inmigrantes ilegales – que comparó con «serpientes traicioneras» -, por prácticas comerciales que considera perjudiciales para los trabajadores estadounidenses o por una lucha antidrogas que ve deficiente.
Cada vez que puede amenaza con abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, vigente desde 1994 y crucial en su relación con México, bajo revisión a instancias suyas.
El mayor símbolo de la hostilidad de Trump hacia la región es el muro que prometió construir en la frontera con México. Mientras esto se concreta, prevé enviar 4.000 miembros de la Guardia Nacional, un contingente mayor que el que mantiene en Siria, a custodiar la zona. Los estados de Texas y Arizona ya desplegaron las primeras tropas.
La 8ª Cumbre de las Américas, la primera desde que Trump asumió, es un foro que Estados Unidos tradicionalmente ha aprovechado para influir en asuntos regionales.
«Que Trump no vaya a Latinoamérica es una pérdida para la administración estadounidense, especialmente cuando Washington quiere presentarse como un socio preferencial frente a China», explicó a AFP Jason Marczak, director del centro sobre Latinoamérica del Atlantic Council.
En comparación, el presidente chino Xi Jinping visitó tres veces la región desde 2013.
«¿Cómo podemos presentarnos como una alternativa creíble a China cuando nuestro presidente ni siquiera puede aparecer en el foro principal», se preguntó Sabatini.
En su último viaje a Latinoamérica, en 2016, Xi participó en la cumbre del Foro de Cooperación Asia Pacífico (APEC) en Perú, donde enfatizó sobre su deseo de liderar el libre comercio internacional, sobre todo con naciones emergentes.
Pence «no es lo mismo»
Pence buscará mejorar los lazos comerciales e impulsar un cambio en la Venezuela de Nicolás Maduro, que Washington considera una «una dictadura» y es su principal preocupación en el hemisferio, dijo el vocero del vicepresidente, Jarrod Agen.
«Su propósito es promover políticas que contribuyan a fortalecer aún más la economía estadounidense y trabajar con nuestros aliados cercanos en América Latina para lograr de manera colectiva que los actores antidemocráticos de la región rindan cuentas por sus acciones», señaló en un comunicado.
El vicepresidente ya viajó el año pasado en Latinoamérica, donde se reunió con los presidentes Argentina, Chile, Colombia y Panamá «para aumentar la presión contra el régimen de Maduro».
El foro en Lima es «clave para la acción colectiva en Venezuela en vísperas de una elección fraudulenta, inconstitucional y ampliamente condenada», opinó Sabatini sobre los comicios del próximo 20 de mayo, en los que Maduro busca la reelección.
«Al igual que con la Asamblea General de la OEA cuando (el exsecretario de Estado estadounidense, Rex) Tillerson no estuvo presente, la ausencia de Trump corre el riesgo de disminuir el papel de Estados Unidos cuando más se necesita liderazgo», opinó.
Estados Unidos estará bien representado por Pence, que conoce la región, dijo Marczak. «Pero para los líderes latinoamericanos no es lo mismo que hablar en persona con el presidente estadounidense».