Lourdes Argueta*
La única bandera de izquierda en El Salvador se mantiene firme en su visión de transformación de nuestra sociedad, el FMLN tiene profundas raíces en el pueblo que no se pueden desconocer ni subestimar, su existencia se legitima en la práctica genuina de su militancia, y se fortalece siendo una voz junto al pueblo, y en el gran desafío de contribuir en la concientización y organización del pueblo.
Conscientes del papel histórico del partido, seguiremos luchando y resistiendo, construyendo y avanzando por generar un nuevo acumulado político y social, resueltos a revertir la actual correlación de fuerzas que dominan el escenario político actual. En este sentido, no ignoramos las condiciones subjetivas que deben atenderse y resolverse para estar a tono de las demandas del actual periodo de lucha.
Un elemento clave será el permanente debate entre quienes asumimos un compromiso real y genuino con el presente y futuro de nuestro país, quienes de manera consecuente con nuestra identidad de izquierda defendemos el proyecto histórico del FMLN. Debemos unificar criterios en torno a esa misión. A 43 años de existencia del FMLN, es necesario que tengamos consciencia de nuestro papel en el presente, pero también en el mediano y largo plazo y de los pilares que deberán sostener este gran proyecto.
Siempre lo urgente se ha impuesto a lo estratégico, el FMLN está en un proceso de reafirmar su vigencia en la sociedad salvadoreña, pero hay procesos que debemos afrontar, que constituyen parte del camino por consolidar esa reafirmación.
Iniciamos un proceso electoral complejo, con la campaña presidencial formalmente reconocida a partir de este 3 de octubre.
En este marco, hemos desarrollado la XLIII Convención Nacional Ordinaria en la que de manera contundente se aprobó la estrategia electoral, la plataforma electoral y se realizó la proclamación de las candidaturas de alcaldes, alcaldesas, concejos municipales, diputados y diputadas a la Asamblea Legislativa y Parlacen, y de manera especial, la proclamación de nuestra fórmula presidencial conformada por los compañeros Manuel Flores y Werner Marroquín, la primera inscrita ante el Tribunal Supremo Electoral.
Este periodo debemos asumirlo como una gran oportunidad para reconectar con la población y demás sectores protagónicos y productivos del país. Uno de los desafíos planteados en el corto plazo es recuperar la confianza del electorado, generar y ampliar los espacios para reconstruir el vínculo con quienes por diversas razones se vieron motivados a apoyar otras opciones políticas y que ahora se ven defraudados por la corrupción, el desmontaje de los programas sociales impulsados por los gobiernos del Frente, y demás acciones y políticas destinadas a atender las necesidades reales de la población.
Las familias salvadoreñas tienen la esperanza de que más puertas de oportunidades se abran, pero lejos de abrirse esa posibilidad se restringe en esta gestión gubernamental, con incremento del desempleo, el deterioro del sistema educativo, hospitales sin medicinas, incapacidad de regular el desproporcional incremento de los precios de los alimentos, y sin medidas reales y efectivas para garantizar seguridad alimentaria, entre otras afectaciones a consecuencia de causas estructurales no resueltas, pero también del desinterés de la nueva clase gobernante en velar por las grandes mayorías. Su mayor inversión es y seguirá siendo en propaganda sobre una “realidad” maquillada.
Presentamos ante el país la fórmula presidencial del FMLN, teniendo a favor un acumulado de experiencia y capacidad, pero a la vez conscientes del aprendizaje y las lecciones propias, no solo por el paso de los dos periodos en el gobierno, sino de la formación misma del partido constituido legalmente como tal en septiembre de 1992, cuando continuó su lucha por un mejor país desde la vía electoral, que nos ha permitido gobernar municipios y lograr escaños legislativos muy importantes. De todo esto hay lecciones y la principal es que no se puede gobernar si no es junto al pueblo.
Lo anterior nos lleva a asumir firmemente un compromiso por construir una verdadera democracia participativa, que reemplace la democracia meramente delegativa en la que solo requieren el voto que les transfiera todos los poderes a los funcionarios; esa es una representación de élites y se requiere de más involucramiento de la comunidad y la fiscalización de recursos.
Transformar nuestra patria demanda de esfuerzos organizativos, para no permitir que ningún gobierno se imponga mediante el chantaje mediático o temor infundido, abusos de poder o violaciones a nuestros derechos, como los que se han venido denunciando.
Hemos advertido las consecuencias de naturalizar el abuso de poder y las recientes de denuncias y captura de militares, acusados de diversos delitos entre ellos el más grave: la violación a una niña de 13 años y el amedrentamiento a los jóvenes que le acompañaban, demuestran que dichas advertencias se han ido materializando.
Si queremos luchar por verdaderas transformaciones, el FMLN reafirma su compromiso ante el pueblo, para que en este proceso caminemos juntos.
*Comisión Política FMLN