Por Sarah Benhaida/Jerusalén/AFP
Palestinos y fuerzas israelíes se enfrentaron este sábado en Jerusalén Este y Cisjordania, tras la muerte de dos jóvenes palestinos en los incidentes consecutivos al deceso de un bebé, quemado vivo por extremistas judíos.
El sábado por la mañana, el ejercito decretó zona militar a la localidad de Kusra, norte de Cisjordania, sacudida por violentos enfrentamientos entre palestinos y colonos judíos.
En Jerusalén Este, dos policías y diez palestinos resultaron heridos en los incidentes registrados en la mañana del sábado.
La muerte del bebé, el viernes al alba, en el ataque de extremistas judíos contra la casa de la familia Dawabchen, en el norte de Cisjordania, provocó una ola de manifestaciones reprimidas por las fuerzas israelíes.
El pequeño Ali, de 18 meses, murió quemado, y sus padres y su hermano de cuatro años se debaten entre la vida y la muerte después de que hombres enmascarados lanzaron en el interior de la casa varios cócteles molotov.
El padre, Saad Dawabcheh, tiene quemaduras de tercer grado en el 90% de su cuerpo y se encuentra en «estado crítico», indicó a la AFP el hospital de Beer-Sheva, en el sur de Israel.
En cuanto a su esposa y su otro hijo se encuentran «en un estado muy grave y sus vidas corren peligro», según el hospital Tel Hashomer de Tel Aviv.
‘Terroristas judíos’
El ataque, cometido por «terroristas judíos», según la expresión, de una dureza poco frecuente por parte del gobierno israelíe, es el último de una larga serie de represalias emprendidas por la extrema derecha israelí y los colonos.
Tras cada medida considerada un agravio por la extrema derecha israelí, los militantes se vengan con los palestinos, los árabes israelíes, los lugares de culto cristianos y musulmanes, e incluso con el Ejército israelí.
El miércoles, Israel destruyó dos casas en construcción en la colonia de Bet El, cerca de Ramala, y anunció que construiría «inmediatamente» 300 más.
Dos días más tarde, la casa de los Dawabcheh era atacada.
Los agresores pintaron en los muros de la vivienda una estrella de David y las frases «venganza» y «el precio a pagar», lemas empleados habitualmente por los extremistas judíos.
La mayoría de este tipo de ataques han quedado impunes, razón por la cual siguen produciéndose, arguyen, unánimes, activistas de los derechos humanos, palestinos y la comunidad internacional.
Pero el viernes, ante la consternación provocada por las imágenes del pequeño cuerpo envuelto en una bandera palestina, los dirigentes israelíes, con el primer ministro Benjamin Netanyahu a la cabeza, denunciaron un «acto de terrorismo».
Netanyahu, así como el presidente Reuven Rivlin visitaron, en un acto excepcional, a Riham y Ahmed Dawabcheh, madre y hermano del bebé muerto.
El presidente israelí llamó incluso al presidente palestino Mahmud Abas para asegurarle que se haría justicia.
«Dudo que Israel obre una verdadera justicia», respondió escéptico Abas, añadiendo que incluiría este nuevo «crimen de guerra» de Israel en el dosier que debía entregar el sábado a la Corte Penal Internacional (CPI).
Consternación en Israel
El viernes, día tradicional de movilización, las manifestaciones se convirtieron en cortejos fúnebres en homenaje al bebé convertido para los palestinos en un nuevo símbolo de la violencia de los colonos, responsables, según la Autoridad Palestina, de 11.000 ataques en los últimos 10 años.
Los desfiles enseguida desembocaron en enfrentamientos con las fuerzas israelíes.
Un adolescente palestino herido de bala por el ejército en el campo de refugiados de Jalazun, que bordea Ramala, murió durante la noche, mientras que otro fue abatido, esta vez en Gaza, por militares israelíes arguyendo que se había acercado demasiado al muro que separa Israel del enclave palestino.
Por la noche del viernes y la mañana del sábado se produjeron nuevos enfrentamientos en Jerusalén este y en una aldea del norte de Cisjordania, según la agencia palestina.
Si los israelíes se han sentido particularmente consternados por este episodio de violencia protagonizado por la extrema derecha israelí, es porque un día antes, un judío ultraortodoxo apuñaló a seis personas en el desfile del Orgullo Gay en Jerusalén, repitiendo una agresión de 2005 por la que acababa de pasar diez años en prisión.
El sábado por la tarde hay prevista una concentración en Tel Aviv.
«Debemos decir alto y claro que la incitación al odio de la extrema derecha mata», aseguran los organizadores en su página de Facebook.