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Por: Rolando Alvarenga
El año pasado, con motivo de la entrega del Pabellón Nacional para los Juegos Panamericanos Toronto 2015, publiqué en estas páginas una denuncia sobre la vieja maña del “Comité de la Torre” de entregar la máxima enseña patria a un atleta de clase media hacia arriba, en una abierta injusticia contra los atletas de escasos recursos.
Una tradicional distinción al gusto del “chico del piso 12” y que por lo general ha sido presentada a los periodistas deportivos como producto de una votación a la cual nadie ha tenido acceso para saber como se realiza. Algo que se ha constituido en un abuso, porque el deporte olímpico no es propiedad de unos pocos “ejecutivos”. El deporte olímpico es patrimonio del pueblo y por ende tiene el derecho a saber cómo se maneja la elección del atleta que tendrá tan alto
privilegio.
Y es que el pabellón debe caer en manos de un atleta de extracción pobre y no de un “atleta querido” o sentimentalmente contaminado por lazos de afecto, amistad y cariño con esta o aquella persona del entorno que me sigue las “pelazones”.
En la denuncia del año pasado sugerí que para evitar este tipo de irritantes cuestionamientos contra una práctica abusiva y que roza el juego sucio, lo idóneo sería realizar una votación pública entre presidentes de federaciones para definir al abanderado. Al fin y al cabo, son las federaciones la razón de ser del “Comité Cacorro” porque sin federaciones, un comité termina siendo algo abstracto como “ejecutivos made in Ilobasco”.
Por ello, en esta decisión tan delicada el “Comité de la Torre”, donde por cierto el acceso para atletas, entrenadores, federativos y gerentes resulta muy burocrático y hostigoso, debe ser producto de una máxima transparencia. De ser así, la mayoría de la gran familia deportiva quedará contenta y se sentirá bien representada por el abanderado. Es que la justicia y el juego limpio también cuentan a la hora de sacar pecho y más con los colores patrios.
En lo que a mí respecta, me declaro en estado de alerta y como dice el enano del comercial “los tengo en la mira, muchachos”, para reaccionar si se comete un nuevo abuso con la máxima insignia patria y también para expresar mi satisfacción si el fallo es el correcto. Ya es tiempo de que para bien del deporte este “Comité” dé señales de honestidad y juego limpio para demostrar que algo hace bien y es capaz de corregir viejos errores.
A propósito de este tema (Pabellón Nacional), recientemente el presidente del Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (INDES), Jorge Quezada, fue interrogado sobre cómo estaba el panorama para abanderar al micro contingente que viajará a los Juegos Olímpicos Río 2016; y, tajantemente, respondió que todavía el “Comité” no ha hecho la solicitud. Y fue claro al decir que “es directamente al INDES a quien deben hacer tal petición”. No lo dijo, pero es obvio que si los del célebre Comité no siguen la línea indicada, no habrá ceremonia oficial de abanderamiento ¡otra vez!
