Santiago/AFP
Charles Scicluna, enviado del papa Francisco para escuchar testimonios que acusan el encubrimiento de abuso sexual del obispo Juan Barros, cerró el miércoles su misión en Chile tras sumar a sus escuchas a víctimas de pederastias en colegios religiosos, informó la iglesia católica.
El arzobispo de Malta Scicluna retornará este jueves al Vaticano, donde entregará el informe a Francisco, que será el encargado de definir si Barros, obispo de la ciudad sureña de Osorno, encubrió o no los abusos del sacerdote Fernando Karadima.
Scicluna «completará el informe que entregará al santo padre en fecha próxima, no definida», dijo el vocero de la Conferencia Episcopal, Jaime Coiro, a periodistas.
La misión del religioso estuvo marcada por una emergencia médica que lo llevó a pasar por el quirófano en una clínica de Santiago, donde se le extirpó su vesícula, y la sorpresiva decisión de recibir a víctimas de abusos en dos colegios de la congregación Marista de Santiago.
Scicluna agradece «el testimonio que ofrecieron», las víctimas de maristas. El arzobispo «les aportó información y consejos respecto a las normas y procedimientos canónicos», que ya están abiertos entorno a estas denuncias, agregó Coiro.
A mediados del 2017 con la denuncia de varias víctimas y un recurso legal interpuesto por la propia Congregación Marista ante la justicia chilena, acusando de pederastia a uno de sus miembros, se abrió un nuevo frente para la iglesia católica chilena que en los últimos años se vio asediada por denuncias similares.
Una problemática que opacó en enero la visita del papa a Chile. El papa argentino dio su respaldo a Barros -nombrado obispo por Francisco- despertando fuertes críticas de las víctimas de Karadima, condenando en 2011 por el Vaticano a una «vida de oración y penitencia» luego de que la justicia local declarara prescritos los cargos por abuso sexual.