Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“En el país nos encontramos hoy como en una crisis del proceso, también, es la hora en que, como los Magos, con buena voluntad todos los salvadoreños debíamos de preguntar ¿Dónde encontrar al rey que buscamos, al verdadero salvador de nuestra patria?”, dijo Monseñor Oscar Arnulfo Romero, en la misa de Epifanía el 6 de enero de 1980, del año litúrgico.
En el Día de Reyes, que se celebra cada 6 de enero, Douglas Crespín, vicario de Catedral Metropolitana, invitó a la feligresía a “estar alegres”, en el sentido de vivir en la paz y el amor de Dios, en la liturgia eucarística, en la Cripta de Catedral Metropolitana, en donde yacen los restos de San Oscar Romero.
En la procesión de ofrendas, se recordó como Monseñor Romero, predicó la “salvación trascendental, como un amanecer cuya luz es Dios mismo”, ya que la Epifanía, simboliza el nacimiento de Jesús que venía a redimir a la humanidad.
Sobre la solemnidad de la fecha del Día de Reyes, que es propiamente el próximo 6 de enero, el vicario Crespín explicó que la Iglesia Católica, busca que se conmemore por toda la fieles católicos, y lo celebra el primer domingo más próximo después de la natividad de Jesús.
“¿Cuál es la razón de mucha alegría del tiempo de Navidad?, que nos ha nacido un Salvador. Esa es la razón principal hermanos y no solo de este tiempo, sino de toda nuestra vida que Cristo ha nacido y nos llama a la salvación, razón por la cual debemos estar alegres”, dijo.
Asimismo, llamó a la feligresía a meditar sobre la fe personal y el compromiso como creyente en el tiempo de esta gran fiesta litúrgica, que celebra el nacimiento de Jesucristo y la del primer mártir, que fue San Esteban, señaló el vicario.
“De esa gran lista de la Iglesia. Y que nosotros nos gloriamos de tener un mártir en esa gran lista, que es Monseñor Oscar Arnulfo Romero, y próximamente el padre Rutilio Grande y los demás. Así como los Santos Inocentes, mártires que sin hablar, ni profesar la fe en Jesucristo, fueron martirizados”, predicó.
En la homilía de Monseñor Romero, el 6 de enero de 1980, señaló ante los fieles católicos, que los reyes magos al ver la estrella -sintieron el llamado de Dios- por lo que emprendieron el camino para buscarlo y adorarlo. Lo que consideró, en ese momento era importante para el país que se encontraba en una situación difícil por la represión contra la población salvadoreña.
“Yo creo que muchos hablan de cambios en El Salvador, pero no quieren cambiar nada. Sobre todo, los más culpables, los que tienen el poder económico, no quieren desprenderse de sus cosas para buscar la felicidad del país”, (Homilía 1980).
Por tanto, el llamado es a “salir de las comodidades”, como hicieron los reyes magos, para buscar a Dios en el prójimo y compartir lo poco o mucho que se tiene, que es la mayor grandeza del amor y la liberación del ser humano.