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Un 24 del tercer mes de 1990 se inició el Suplemento 3000, en ese momento el periplo de jóvenes y nóveles escritores se conjugó en el periódico del pueblo.
El evento nos emocionó por su dimensión sin precedente, su novedoso espectro diverso, en ese reducto inclusivo no existió el muro ideológico, ese fue el mejor logro en pleno conflicto civil.
Edicto: Rerum et novus ( y lo nuevo) fue el inicio:
«Nosotros cómplices del futuro, sin otro destino que lo nuevo, novedoso y rebelde, sin el menor testimonio de terror, con el violento y vigoroso elemento del Rerum et novus, con el insólito resumen de un contenido logro emotivo, hemos impuesto en nuestro ser interno un «Lotus Homo Progresium», un hecho místico, un rumbo con visión de nuevo ciclo. Nosotros versus opresión de mil ciclos oscuros, pretendemos construir lo nuevo, este esfuerzo insiste en un firme y furioso viento ígneo que en filoso empeño, concluye en el vértigo sin fin del Tercer Milenio, con el porte encendido de un suelto e independiente movimiento en presente, como punto de inicio-fin con sello propio y profético.
Sin pretérito.
¡Huid demonios viejos!.
Los coléricos o vetustos tomos de un conecte en desuso, no los oiremos en presente, éste génesis íntimo, no desconoce el riesgo de desunión por romper el «prehoy», no olvidemos que el símbolo ibérico es nuestro, que ese concilio de símbolos, es preciso y un elogio del futuro: ¡nuestro futuro!…»
27 ciclos después esos conceptos nos preceden, de cierto modo hemos sido fieles en el firme objetivo de construir un modelo diferente que en este momento exige convertirse en el primer libro (ES) que no posee el primer símbolo en serie de «e, i, o, u», ¡Sí!, ese que es principio-fin del lector litúrgico, en este momento los primeros cuentos se convierten en un libro, que es testimonio de mucho tiempo de desvelo y firme propósito en descubrir otro universo posible.
De cierto modo no es un divertimento, es convertir los símbolos en rombos, círculos, series, con novedosos preconceptos, conceptos o protoconceptos que no existen, pero es urgente construir enriqueciendo el horizonte tosco o grosero.
¿De qué sirve esto?
El momento de intuición precede el científico, por ejemplo: G. Bruno, Copérnico, los modelos genéticos, Einstein y otros.
Nuestro oficio escrito y sonoro son series: como 1,2,3,4,5, es geométrico, es poli dimensión, símbolos numéricos con ritmos, tonos melódicos con fotos y videos profundos en el cerebro.
De ese modo es construcción, de-construcción, reconstrucción de todo concepto.
Un centro de estudio Oulipo propone muchos de los elementos precedentes, George Perec fue uno de sus discípulos, yo tomé ese sendero del filólogo con el libro: Epílogo de luz en el necronomicón que en este momento podemos distribuir.
El libro es un instrumento lúdico, podemos eludir el monótono destino del férreo mundo presente y proponer un método diferente como un lego, puzzle, o series de quinquesimos, vigésimos o cocientes.
«Hoy, en presente, el inquieto temor es derruido por un nuevo sol, este esfuerzo, este hombre o mujer, este lector, posee el don de un sitio «nuevo modelo de universo», este juicioso ciclo de bullicio entonces pretende ser vuestro».
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