Licda. Norma Guevara de Ramirios
@guevara_tuiter
Las generaciones de salvadoreños y salvadoreñas nacidas en la década de los ochenta y después, tadalafil están marcados por una historia cambiante, cheap dinámica y positiva. Entre 1980 y 2015 han pasado apenas 35 años, quienes tienen esa edad pueden ser papás y mamás, algunos hasta abuelos y les ha tocado vivir un cambio de época, que fue más que una entrada a un nuevo siglo y hasta un nuevo milenio, fue y es, el comienzo de una nueva nación. Muchos tendrán que reclamar las restricciones que impuso el conflicto interno que vivimos para dejar atrás un sistema de dictadura, pero tienen la fortuna de ser protagonistas de la construcción democrática que es uno de los principales resultados de una larga y abnegada batalla librada por generaciones anteriores.
En esta nueva época, se habla y se defienden derechos a libertad de expresión, de organización, a profesar y practicar la religión que le conforte a cada quién. Antes, tener una imprenta que permitiera divulgar ideas diferentes a las del gobierno era motivo de persecución y hasta muerte; portar un libro que el poder de entonces creyera inconveniente podía llevar a la cárcel, ser catequista, predicar la palabra llevó a muchos a la muerte y en ese camino la dictadura con sus sistema oprobioso no perdonó ni a catequistas, ni a maestros, ni monjas, ni sacerdotes ni periodistas, ni estudiantes, ni obreros sindicalizados y ni campesinos organizados; en esa comprensión de lo que el Estado debía ser y hacer perdimos a personas tan grandes como Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Rutilio Grande.
Radios como la emisora YSAX de la iglesia católica fueron objeto de colocación de bombas, periódicos como el Independiente corrieron la misma suerte y hasta intentos de ser diferentes en la televisión padecieron el bloqueo económico como le tocó al canal 12. La resistencia popular a esa manera de ser y hacer gobierno llevó a una larga y dolorosa lucha que logró sus primeros y más grandes frutos en la firma del Acuerdo de Paz, o como mejor se le conoce, los Acuerdos de Paz.
Estamos llegando al 23 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz, de aquél emocionante 16 de enero de 1992, cuando en el palacio de Chapultepec y bajo la presencia del gobierno mexicano, de la ONU y de tantos representantes de pueblos hermanos se suscribió el histórico acuerdo. Fueron 10 dirigentes del FMLN, el entonces Presidente Alfredo Cristiani. Los 10 dirigentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional fueron Schafik Hándal, Salvador Sánchez Cerén, Joaquín Villalobos, Francisco Jovel, Fermán Cienfuegos, Salvador Samayoa, Dagoberto Gutierrez, Ana Guadalupe Martínez, Nidia Díaz y Roberto Cañas. Su contenido en sí mismo amerita estudio, para comprender el joven origen de algunas instituciones que sólo existen gracias a esos acuerdos y a la continuada lucha popular por hacerlos cumplir. Entre ellas están el Tribunal Supremo Electoral, La Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y la Policía Nacional Civil.
Pero su comprensión más profunda la debemos buscar en la forma de vida que impuso la dictadura militar como modelo político de la oligarquía criolla y la vida de hoy. Como dicen los salesianos, la grandeza está en esas pequeñas cosas, además agrego, en la lealtad que debemos guardar a la verdad, a la historia de nuestra patria.
Como sobreviviente de aquélla época invito a la juventud de hoy a decidirse recorrer ese pasado reciente de nuestra historia, hurgando en él con interés patriótico. Es nuestra memoria la que explica el presente, como ocurre cuando un médico busca en los antecedentes familiares, la explicación a padecimientos que tengamos y para orientar los empeños que debemos hacer para mejorar nuestra salud y nuestra vida.
Vivimos una época nueva, la democracia vista en profundidad la debemos construir pensando y actuando con sentido de inclusión de las mayorías a las oportunidades de desarrollo, a la edificación del auto sostenimiento como personas, como familias, como nación; debemos pues celebrar, conmemorar, recordar gestas de nuestro país pero proyectándonos con esperanza a construir un buen vivir para todas y todos.
Elegir gobiernos locales, parlamentarios y parlamentarias debe hacerse sin los vicios del pasado de fraudes que entre otros, fue motivo de sublevación. Ya nada es igual a aquella época, la debemos recordar para evitar que se repita, igual que, nada es igual para las mayorías una vez que estas decidieron usar su determinación para elegir por dos veces consecutivas al FMLN para la Presidencia de la República. Reafirmar ese rumbo positivo de país, es el desafío de hoy, el que está implícito en las próximas elecciones del 1 de marzo.