Página de inicio » Opiniones » Es el capitalismo, estúpido (1)

Es el capitalismo, estúpido (1)

@renemartinezpi
[email protected]*

En estos últimos días –y de seguro en los próximos dos meses- las mal llamadas encuestas de opinión serán la macana con las que se amansará, look primero, y se le sacará otra verdad, después, a la ideología, esa “otra verdad” que no es más que la verdad burguesa, y los torturadores que harán uso de tal macana son los analistas y articulistas que hablan del estúpido –citando una famosa frase acuñada en los Estados Unidos- como si se estuvieran viendo en un espejo. Y es que, sociológica y políticamente, la “opinión pública” no existe, sólo existe la “opinión o la verdad de clase” (o la verdad de una clase social en boca de la gente producto de la ideología dominante) y en función de ella las personas responden las interrogantes que les hacen la vida y las encuestas; y en función de ella la gente confunde las causas con los efectos, lo cual le es extremadamente útil al capitalismo, ya que así le pone “fin a la historia”. Por tanto -retomando y poniendo de pie la frase plagiada el día lunes en una columna periodística- se puede decir que la problemática social y económica que afecta a la población tiene una causa esencial: ¡es el capitalismo, estúpido! porque éste es el que le da la dirección a la economía.

Resulta fácil cuestionar y quebrar en mil pedazos los postulados básicos de las encuestas de opinión (que más bien deberían llamarse “encuestas de acción”, pues a lo único que le atinan, y que les da prestigio e ingresos, es a la acción que la gente va a tomar en un futuro inmediato) los cuales son:

1) Toda encuesta de opinión supone que todo el mundo puede tener una opinión sobre cualquier tema, incluso sobre los temas de los que no tiene ni la más mínima idea. Por ejemplo, en una de las últimas encuestas se le preguntó a la gente: ¿en qué medida considera usted que el recién creado Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana contribuirá a mejorar la situación de seguridad en el país? Y la gente sin saber qué es ese Consejo ni mucho menos quiénes lo integran ni cómo funciona respondió la pregunta, porque mucha gente responde sobre cosas que ignora para no pasar por pasar por ignorante.

2) Todas las opiniones tienen el mismo peso (así como todos los votos –contados uno a uno- lo tienen) lo cual es un error estadístico y analítico fundamental que deja por fuera al sustento ideológico y al nivel de escolaridad, haciendo de los gustos y de la ideología sinónimos. Ciertamente, cuando se trata de “gustos” o de preferencias por los colores, los sabores, las modas, las marcas o los partidos políticos (gustos que, por cierto, son delineados y manipulados por los medios de comunicación, especialmente la televisión) todas las opiniones tienen el mismo peso en una realidad que no nos pesa a todos por igual, pero cuando se trata de opinar sobre la problemática social no todas las opiniones lo tienen, pues en este último caso inciden de forma aparatosa la información y los datos que se tengan, porque éstos son los que le dan racionalidad a las respuestas. ¿Cómo saber, por ejemplo, si la Fiscalía está haciendo un trabajo eficiente si no se tienen datos al respecto? O ¿cómo saber cuál es el impacto de la crisis económica mundial en nuestro país si no se sabe ni siquiera qué es eso? Pero la gente responde.    

Y 3) Existe un consenso sobre los problemas sociales del país. Sin embargo, ese consenso sobre los problemas (en el caso del país: la delincuencia) es creado por los medios de comunicación social a través de las noticias, la publicidad, las redes sociales y, hoy más que nunca, por los programas de entrevistas en los que se puede ver cómo se construye y manipula la cultura política del ciudadano. Un monitoreo realizado a los distintos programas de entrevistas de los últimos seis meses nos ofrece datos que son tan alarmantes como aleccionadores: el 75% de los invitados son gente de derecha (exfuncionarios, empresarios, religiosos, locos, militares, políticos, etc.) y llegan hasta el cinismo perverso de presentar como “expertos” a tristes exfuncionarios que en sus gestiones no hicieron absolutamente nada por mejorar la situación social que les competía. Sin tener un doctorado en ciencias políticas se puede concluir que eso impacta en el pensamiento político de las personas (un 58% dice que: “siempre” ve, oye o lee noticias en los medios de comunicación”) y, por tanto, en su decisión electoral, la cual es una acción que no necesita tener razones fundamentadas, al menos en este país cuya historia nacional es la historia de los procesos electorales.

En este sentido, desde la sociología crítica se puede concluir que la televisión es la que crea las problemáticas sociales que luego son ratificadas, aparentemente, por los institutos de opinión, por lo que dichas problemáticas están subordinadas de forma directamente proporcional a una demanda de tipo particular: la del capital, un capital que ha mantenido en crisis permanente: los salarios de los trabajadores; la justicia penal; la impunidad; la corrupción. Al respecto basta con revisar los titulares de los periódicos de: 1858 (se redacta un “decreto para evitar que los fondos públicos sigan siendo robados por los funcionarios”); 1917 (“se pasará por las armas a quien sea culpable de robo, tala de árboles…”); 1932 (insurrección popular producto de la crisis económica); 1944 (“hospitales sin doctores ni medicina; la azúcar y los granos básicos por las nubes”); 1954 (“pillaje en Colonia El Bosque”); 1968 (“los salarios no ajustan para tener una vida digna”); 1975 (“el país de la sonrisa y la masacre del 30 de julio”); 1979 (“el país corre el peligro de ser igual al Chile de Allende”); 2001 (dolarización inconsulta); sólo por mencionar unos cuantos años tomados al azar.

Al existir tal relación directamente proporcional entre las necesidades del capital y las problemáticas creadas y manipuladas por los medios de comunicación social y las casas encuestadoras, en la construcción metodológica de los cuestionarios se aplican sesgos (¡los del capitalismo, estúpido! y los de los tecnócratas ingenuos o perversos, pues hay de ambos bandos) en la formulación de las preguntas para condicionar la respuesta. Si para todos los noticieros televisivos las noticias más relevantes son las que tienen que ver con la delincuencia, entonces la gente va responder que su principal problema es la delincuencia. Exquisito.

*René Martínez Pineda

Director de la Escuela de Ciencias Sociales, UES

Ver también

Una breve reflexión sobre el sistema carcelario en El Salvador

Lourdes Argueta Abogada “Se dice que no se conoce un país realmente hasta que se …