Por: Rolando Alvarenga
Confirmado: El Salvador es el país de las ironías. Por un lado, los padres de la patria reciben sus sueldos al día y toda clase de prestaciones; los empleados burócratas del INDES y sindicalistas están pagados al día y los ejecutivos del COES nunca tienen problemas económicos para sus tours deportivos.
Pero del otro lado -en el colmo de los colmos-, los atletas han llegado al extremo de dejar a un lado la vergüenza para andar pidiendo apoyo económico y así poder viajar a determinados eventos clasificatorios a los Juegos Panamericanos Lima 2019. El más reciente y emblemático caso lo protagonizaron los chicos y chicas de Voleibol de Playa.
Por sentido común, este problema tiene que ver con la imprecisa planificación presupuestaria de las federaciones y la falta de fiscalización del INDES y el COES a la hora de que las federaciones hacen sus apuestas para el año. Dinero estatal que debe ser destinado a los atletas que tienen posibilidades de clasificar a las competencias del Ciclo Olímpico y no estarlo gastando en procesos que nunca cuajan o en atletas y selecciones que siempre terminan eliminados.
Y para aquellos que les cuesta digerir la verdad, deben saber que una de las claves del éxito del
deporte cubano es la sabia y efectiva distribución de sus recursos económicos estatales. Al final, los resultados se ven reflejados en los medalleros de los grandes torneos, copas y eventos del Ciclo Olímpico a los que asisten.
Caso contrario El Salvador, en donde se sigue desperdiciando pólvora en zanates y sin poder superar la barrera de la mediocridad con el consecuente descenso en el campo internacional.
Por ello, una sincera disculpa para los atletas que, por amor a su deporte, han dejado a un lado la vergüenza y han pedido para poder asistir a sus eventos clasificatorios. Y es que el deber de un atleta es prepararse al cien por ciento en todo aspecto y no andar dando pena para enmendar los errores de sus federaciones, que no planifican a partir de sólidas apuestas. El atleta debe ser dignificado y valorizado en todo aspecto.