@GloriaCoLatino
“Es una oportunidad que se le ofrece al Estado en su conjunto, y una situación que debió ser atendida 23 años atrás”, expresó Eduardo García, de la Fundación Pro Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecido, al comentar la sentencia de la Sala de lo Constitucional (CSJ) que derogó la Ley de Amnistía aprobada en 1993, en la Asamblea Legislativa.
¿Cuál es la problemática de fondo en la derogación de la Ley de Amnistía?
-Conocer la verdad. Es a un juicio a lo que tanto han temido; pero no es más que, sentar a ambas partes que estuvieron en contienda y una persona imparcial que sería un juez, para escuchar las dos versiones hasta encontrar una verdad única.
A nosotros nos interesa que se escuchen las diferentes verdades de boca de todos los actores; los que perpetraron el operativo, los que ordenaron el operativo, los que recibieron el daño -para tener- un grado de la magnitud del daño hecho y sobre esto poder hablar del resarcimiento.
¿El temor al juicio?
-No todos los juicios terminan en prisión, aquí se puede condenar a la gente a pedir perdón, pero que sea un perdón “sentido”; aquí se les puede condenar a ir a las comunidades que masacraron y construir un monumento que dignifique a la memoria de las víctimas – no necesariamente- tiene que ser una condena penal, porque no lo han pedido las víctimas en la mayoría de los casos.
¿Cómo una Justicia Restaurativa?
-Es una justicia restaurativa que busca acercar a ambas partes que están en conflicto solamente. Es buscar una Ley de las Víctimas, que no han sido escuchadas.
¿Por qué entonces el debacle sobre la sentencia?
-Porque el ladrón juzga por su condición. Y aquí los violentos han sido los agresores no las víctimas -recordemos- los operativos eran: población indefensa acorralada, masacrada, así reza la sentencia de El Calabozo donde se acorraló a la población que indefensa y sin oponer resistencia fue asesinada.
Eso lo dijo, pero con otras palabras la Masacre de El Mozote, pero los hechos dan a entender lo mismo, una población que no estaba armada y que fue sistemáticamente eliminada hombres, mujeres, así niñas y niños.
Los que cometieron esas atrocidades piensan que las víctimas son iguales, y creen que tienen como resarcimiento la venganza pero no es cierto, lo que quieren es que dignifiquen la memoria, que le digan a la cara ¿Por qué hicieron eso?
Otras víctimas quieren mirar a los ojos al jefe militar, -y preguntarle- si sabían que al asesinar a su familia le iba a trastornar su vida para siempre; y si lo hizo conscientemente para hacerme el daño, o era una orden. Las víctimas quieren posesionar su historia.
¿Temor de enfrentar la cárcel?
-Es lo que menos se les ha ofrecido -curiosamente- lo que piden es justicia por el daño hecho y no necesariamente pasa por la justicia penal, puede ser justicia restaurativa, justicia transicional de esto hay un gran debate a nivel mundial; al final se llama la “Justicia de las Víctimas”, porque ellas se sienten satisfechas.
¿Cómo dialogar con las víctimas?
-Las víctimas hablan de resarcir, más que reparación, porque resarcir llena el corazón mientras la reparación solo llena el bolsillo.
Del como resarcir el daño que sufrió, y una de estas medidas es reconocer que la separaron de su hija o hijo; reconocer que la mamá no estaba loca cuando lo denunció y que estos señores que se la llevaron les digan dónde están para poder volver a abrazarse, a establecerse como familia o enterrar sus osamentas. Esto no es solo justo, sino que es cristiano y loable.
¿Cuál será el alcance del cuerpo judicial?
-En política el Estado debió hacer esto hace mucho, y me refiero a los tres órganos: Judicial, Legislativo y Ejecutivo -en mi opinión- debieron haberla analizado ya, así como, debatido para buscar sus asesores para estar viendo el trasfondo.
¿Cuál es el trasfondo de la resolución?
-Una de las razones por la que es declarada inconstitucional la Ley de Amnistía es por el resarcimiento de las víctimas, porque esta ley impide el resarcimiento y reparación a las víctimas.
No está diciendo juzguen, sancionen y metan presa a la gente, están diciendo que es un obstáculo para el resarcimiento de las víctimas -habrá que escuchar- a las víctimas para su resarcimiento sino sería injusto.
Y si están viendo que los grandes ausentes de los Acuerdos de Paz fueron las víctimas -para cachar el guante que se les ha tirado- deberían establecer esa mesa de coordinación donde ambos firmantes de los Acuerdos de Paz tomen un nuevo acuerdo de paz y ya se están tardando.
¿Cómo evalúas al gobierno de izquierda… han trabajado en este espacio?
-El gobierno reaccionó acelerando programas sociales que iban encaminados a reparar a las víctimas con el decreto 204; pero las víctimas ya dijeron que no es suficiente y no es así la cosa.
Reconocemos el esfuerzo que está bien y es de agradecer, pero no es el sentido que las víctimas esperan, porque la gente no quiere una beca escolar que no puede alcanzar o los familiares no quieren decir que sus familiares están muertos para poder heredar el terreno y tener la titularidad y que le den insumos agrícolas. Ellas quieren quieren que se les reconozca por ser víctimas.
¿Qué deberá hacer el Estado salvadoreño, entonces?
-Hay que crear no un consejo de víctimas, si no una mesa tripartita de diálogo que dará la estrategia y la pauta de lo que se vaya creando. Con las víctimas comenzamos un trabajo hace 2 ó 3 meses para redactar una Ley de Víctimas por el conflicto interno que ya la tenemos; lo mejor es que, coincide con el fondo de la sentencia, y la Asamblea Legislativa se está tardando mucho en preguntarle a las víctimas, para realizar las acciones correspondientes.
¿Qué más falta?
-Atender a las víctimas, porque a los veteranos de guerra de los dos bandos ya se les dieron o les están dando sus recursos económicos. Y las víctimas no son ciudadanos de segunda clase y mucho menos, merecían que se les asesinara o vilipendiara, sino hacemos estos ajustes no hemos aprendido nada, ni avanzado en democracia.
¿Qué lectura haces de la sentencia como Pro-Búsqueda?
-Las víctimas son solidarias y bondadosas nunca han tenido la carga de odio, que siempre se les imputa y lo han demostrado con su lucha democrática, que no ha sido en las calles quemando llantas o papeleras; lo han hecho en tribunales internos y externos que han generado que hoy tengamos sentencias tan bonitas como las ya conocidas o Habeas corpus de centenares de víctimas que movieron la jurisprudencia en este país.
Para mi, es una oportunidad que se le ofrece al Estado en su conjunto y ha quedado demostrado que siempre que hemos realizado un reencuentro de una persona con su familia por su desaparición en el contexto del conflicto armado, es un momento de alegría para una comunidad completa; un momento de orgullo y de satisfacción.
No hay espacios para la venganza, ni reclamos.
Las víctimas solo tratan patentizar el amor de una madre con una hija o un hijo y así dejar de tener pesadillas y superar la incertidumbre. Es un momento bello, es un momento de reconciliación para construir paz.