@JoakinSalazar
Ni el viento que azotaba con fuerza, ailment ni el sol que irradiaba su imponente luz podía impedir que Julián Cabezas, remedy de 60 años; José Vidal, discount 65, e Isabel Rosales, de 78 años, siguieran demostrando sus habilidades en la agricultura; azadón y piocha en mano preparaban la tierra que en un futuro cercano les brindará el fruto, que surge a través el esfuerzo de su trabajo.
Con las manos blancas por el polvo, que cubría su tez morena, con el rostro cansado, pero con una sonrisa que denotaba alegría, don Isabel Rosales afirma que la agricultura es una labor que aprendió y ahora trasmite lo aprendido a otros. El destino y las malas decisiones que tomó lo llevó hasta el Centro Penal La Esperanza, lugar donde se encuentra recluido.
Condenado a 20 años, Don Isabel no está seguro que salga de la cárcel, sin embargo, esa idea no lo detiene, y es que de alguna manera considera que solventa algún error cometido a través de la ayuda que brinda a la sociedad.
Con la piocha, don Isabel abría un agujero en la tierra, mientras don José y Vidal incrustaban un tronco que serviría al bejuco de pepino crecer y desarrollarse con el tiempo.
Don Isabel, junto a sus dos compañeros, ansía cada tarde, porque es el momento en que libera su estrés al llegar a su lugar de labores. Ellos ahora forman parte del Programa Yo Cambio, modelo de gestión penitenciaria, que mantiene una granja penitenciaria para adultos mayores de 50 años.
“Es mejor que estar adentro, aquí hacemos lo que nos gusta, trabajar la tierra”, dijo Don Isabel, al justificar su deseo de estar en la granja.
En la Granja penitenciaria del Penal La Esperanza, mejor conocido como “Mariona”, participa un total de 175 privados de libertad que se encargan de trabajar la tierra y los sembradíos, entre ellos Pepino, Tomate, rábano, Repollo, entre otros.
La tierra que no es apta para sembradíos, debido a su composición áspera y con piedras, ha sido preparada por el grupo de adultos mayores, que se encargan de limpiar y humedecer los lugares que en unas semanas tendrán vida a través de los frutos.
El proyecto de Granja Penitenciaria dio inicio con 60 adultos mayores el 18 de junio de 2015, actualmente ya cuenta casi dos centenares de reos, sin embargo, las autoridades esperan involucrar el 100% de la población interna adulta mayor.
Pese a la edad de muchos, las fuerzas y las ganas de tener una pro actividad no los detiene, los ancianos se dividen los trabajos, que abarca un área de cien metros cuadrados, donde se encuentran los sembradíos.
Don Ernesto, de 65 años, caminaba entre el lodo y con sus manos que denotaba su edad quitaba una a una las piedritas blancas que llenaban su área de trabajo, donde plantará rábanos.
En silencio y solo con sus pensamientos, don Ernesto remueve la tierra y la humedece para prepararla, entre dientes explicó que su vida diaria fuera aburrida y estresada por no hacer nada.
“Yo he aprendido, sobre agricultura, nunca me enseñaron como plantar sembradíos, me hubiera gustado aprender todo esto de joven, tal vez muchas cosas habrían cambiado en mi vida”, dijo don Ernesto.
A su edad, Don Ernesto ya fue condenado a 12 años de cárcel y a punto de cumplir la media pena, solo pide que al obtener la libertad y tener fuerzas dedicará su vida a la agricultura y los sembradíos de hortalizas.
El Director General de Centros Penales, Rodil Hernández, realizó una visita a la Granja Penitenciario, con el fin de verificar los trabajos que realizan los privados de libertad en las diferentes áreas productivas.
Con asombro, Hernández escuchaba y platicaba con cada privado de libertad y sus labores diarias.
En su recorrido, el Director conoció los cultivos de diferentes hortalizas y hierbas aromáticas, como también la crianza de pollos y el cultivo de tilapias.
Las autoridades de Penales afirman que todo lo que los privados de libertad producen son vendidos, y reutilizados para consumo propio de los recluidos, además con este tipo de trabajos se abona a la erradicación del ocio carcelario.
El modelo penitenciario Yo Cambio, es una de las principales apuestas de las autoridades de Centros Penales, para garantizar el derecho de la reinserción de los privados de libertad y poder desarrollarse en áreas manuales, agricultura, educación y cultura.
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