Rafael Cabrera C.
La actual administración de la Nación que tomó posesión el primero de junio del presente año, está pretendiendo desconocer lo ordenado por nuestra Carta Magna en su contenido social y humano y que en su artículo primero reza: El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado que está organizado para la consecución de la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común. En consecuencia es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República el goce de la libertad, la salud, la cultura y el bienestar económico y la justicia social.
Cuando aquel EQUIPO DE JURISTAS proclamó la actual Constitución Política, el decreto no. 38 reza: Nosotros representantes del pueblo salvadoreño reunidos en Asamblea Constituyente, puesta nuestra confianza en Dios, nuestra voluntad en los altos destinos de la Patria y en ejercicio de la potestad solemne que el pueblo de El Salvador nos ha confiado. Animados del ferviente deseo de establecer los fundamentos de la convivencia nacional, con base en el respeto a la dignidad humana. En la construcción de una sociedad más justa, esencia de la democracia y al espíritu de libertad y justicia, valores de nuestra herencia humanista, DECRETAMOS-SANCIONAMOS Y PROCLAMAMOS ESTA CONSTITUCIÓN.
Señores funcionarios de la presente administración por favor estudien y analicen nuestra Constitución Política, demás leyes y reglamentos para no hacerse acreedores a la falta de confianza del pueblo salvadoreño. Los problemas de nuestra nación no se van a resolver despidiendo a servidores públicos de sus puestos de trabajo, es de lamentar como se pretende justificar dichos despidos haciendo alusión al Art. 167, que no guarda ninguna relación con tal petición ya que el nuevo gobierno tomó posesión el 1 de junio y no el 1 de Enero.
Los múltiples problemas de nuestra nación demandan de UN PLAN INTELIGENTE, de un proyecto de nación inteligente y se debe tener presente que la mayoría son de carácter estructural y no coyuntural, y estos no se resolverán de la noche a la mañana. El primer problema que enfrenta nuestra sociedad es la CRISIS ECONÓMICA en que está sumida toda la clase trabajadora, la cual no se puede integrar al consumo por el mísero salario mínimo. El mismo problema ha hecho sucumbir a la micro, pequeña y mediana empresa que en sus buenas épocas ha sido fuente generadora de trabajo.
En cuanto a los altos índices delincuenciales que se tienen actualmente, es de atender dicho flagelo con un plan inteligente y no hacer creer que duplicando la cantidad de efectivos militares se va a eliminar dicho flagelo. Tampoco confundir a la opinión pública que con el cerrado control en los centros penales se va a superar el problema delincuencial, ya que tiene su modus operandi fuera de los centros de reclusión.
Recordemos que las maras y las pandillas se fortalecieron en las últimas tres décadas, y quedó demostrado en la elección de alcaldes y diputados de marzo del año 2018, donde en seis municipios sus alcaldes y concejales fueron acusados de cometer delitos como asociarse con pandilleros, actos de corrupción y narcotráfico; y estos fueron electos para un siguiente período, todos ellos pertenecientes a los partidos políticos llamados de oposición y que juntos en total suman unos 250,000 partidarios.
Es importante que las actuales autoridades llamadas a garantizar la vida ciudadana y sus activos se asesoren con personalidades poseedoras de experiencia en dichos problemas, y que se despojen de sus prejuicios políticos, de esta manera atender inteligentemente el problema delincuencial que tanto daño está causando en el diario vivir de nuestra sociedad.