Por Paulina Abramovich
Santiago/AFP
Las complejas relaciones entre Chile y Bolivia tocaron su punto más álgido en los últimos meses tras la decisión de Santiago de exigir visas a futuras visitas de autoridades y diplomáticos bolivianos, en respuesta a una polémica visita del canciller David Choquehuanca a puertos chilenos.
Tras una jornada marcada por cruces de fuertes declaraciones entre ambos países, Chile pateó el tablero con el inicio de los trámites para revocar el convenio de visas diplomáticas pero sin afectar el libre tránsito de ciudadanos bolivianos.
«En adelante todos los funcionarios diplomáticos y funcionarios de gobiernos en general (de Bolivia) requerirán de una visa estampada en su pasaporte para poder entrar a nuestro país», dijo el canciller Herlado Muñoz a periodistas.
En una decisión «soberana», Chile responde así a lo que considera una «abuso a la generosidad del pueblo chileno», con una suerte de «inspección» instaurada por Choquehuanca y su comitiva en los puertos de Arica y Antofagasta (norte), agregó el diplomático.
Tensión en ascenso
Con hostilidades que se arrastran de una guerra que los enfrentó a fines del siglo XIX, tras la cual Chile se anexó parte del territorio de Bolivia, que perdió su acceso al mar, ambas naciones carecen de relaciones diplomáticas formales desde 1978.
Pero la visita no oficial que realiza Choquehuanca para verificar el cumplimiento del libre tránsito de las mercancías bolivianas consagrado en el Tratado de 1904, agitó aún más las aguas de la compleja relación bilateral, que hoy solo se mantiene a nivel consular.
«Ningún gobierno boliviano llevó a la relación con Chile a un nivel tan bajo en 100 años», denunció el canciller chileno, tras la visita el lunes de su homólogo boliviano al puerto de Arica, primer destino de un periplo que este martes lo llevó al puerto de Antofagasta.
Desde allí, acompañado de una delegación de casi 60 personas entre periodistas, legisladores y diplomáticos bolivianos, Choquehuanca denunció «atropellos» y «discriminación» contra los transportistas bolivianos con respecto a los de otras nacionalidades.
En La Paz, el presidente Evo Morales rápidamente abundó: «Ahora el mundo sabe exactamente cómo nos tratan los chilenos», mientras que el vicepresidente de ese país, Álvaro García, acusó a Chile de prácticas «piratas» y buscar pleitos.
Chile respondió diciendo que las facilidades portuarias que otorgan a Bolivia van «más allá» de las contempladas en el tratado de 1904.
Episodio triste
El nuevo pleito viene a poner más presión en la relaciones entre dos países que ya se enfrentan con dos demandas la Corte de La Haya, y cuyos trámites coinciden con un sostenido escalamiento de las tensiones bilaterales.
«Las relaciones entre Chile y Bolivia ya estaban en un nivel básico a no tener embajadores. Ahora entraron a un nivel de judicialización que es más complejo», explicó el analista Guillermo Holtzman a la AFP.
A su juicio, «responde a una estrategia de Bolivia de posicionarse como un país que necesita victimizarse a nivel internacional».
La visita de Choquehuanca fue repudiada por la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado chileno, que este martes emitió una declaración al respecto que señala que: «Rechazamos este gesto de hostilidad (…) El viaje protagonizado por la comitiva de 58 personas solo ha venido a tensionar aún más la relación entre países vecinos».
«Este episodio va a quedar como un episodio triste en nuestra historia bilateral», señaló por su parte el canciller chileno, que el lunes anunció el envío de una nota oficial de protesta por este hecho, en respuesta a otra enviada por la Cancillería boliviana.
Sin relaciones diplomáticas, la tensión podría escalar sin embargo aún más hasta llegar a un punto de romper todo vínculo.
«No es peor momento y me temo que podría llegar un momento en que sí podría ser peor, en la medida que se van sumando elementos», advirtió Guillermo Hotzmann, analista de la Universidad de Chile.
La escalada de inició en 2013, en pleno gobierno en Chile del derechista Sebastián Piñera, cuando Bolivia presentó ante la Corte de La Haya una demanda en que exige se le obligue a negociar la salida al mar perdida .
La semana pasada, Chile presentó los argumentos con los que rechaza esa demanda, mientras prepara las evidencias de otra denuncia que presentó en el mismo tribunal por el uso de las aguas del río binacional Silala, que considera es de uso compartido.
Bolivia, en tanto, advirtió que podría presentar también otra denuncia por el uso del rio Lauca, que está en territorio chileno y Bolivia acusa fue desviado intencionalmente por Chile.