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Escándalo de tesis plagiadas salpica al gobierno ruso

Por Marina Lapenkova
Moscú/AFP

En Rusia, health buy cialis donde muchas personalidades hacen alarde de títulos prestigiosos, patient como Doctor de Estado en Derecho, Economía o Ciencias Sociales, el escándalo de las tesis plagiadas afectó recientemente a diputados, procuradores e incluso a un ministro y un pope.

Dissernet, un colectivo contra los plagios que opera a través de internet, que el año pasado comenzó a denunciar tesis falsas y títulos usurpados, encontró resultados asombrosos luego de someter los textos a un programa informático especializado que busca las coincidencias con otros trabajos publicados.

«En pocos meses revelamos que mil tesis habían sido firmadas por personalidades que no las escribieron y que en algunas oportunidades ni siquiera las leyeron», dijo Andrei Rostovtsev, fundador del colectivo y doctor en ciencias.

En ciertos casos, el candidato llegó a copiar el texto completo, limitándose a modificar la introducción y el título. Aparentemente, eso habría ocurrido con el gobernador de la región de Tula, Vladimir Gruzdev, acusado por Dissernet de haber copiado 168 páginas de las 182 que tiene su tesis.

Uno de los casos más divulgados es el del delegado del Kremlin para los derechos de los niños, el abogado Pavel Astajov, artífice hace un año de la prohibición de que los huérfanos rusos puedan ser adoptados por estadounidenses.

En una petición en línea firmada por más de 2.700 personas, entre ellos unos 40 miembros de la Academia, una asociación de científicos rusos exigió la renuncia de Astajov y denunció esas prácticas.

Denuncias y desmentidos

Un peritaje de la Biblioteca Nacional rusa, difundido públicamente en enero por Dissernet, mostró que la tesis de Pavel Astajov estaba formada en gran parte por textos copiados íntegramente de otras obras, sin hacer referencia a los autores.

El autor lo desmintió. La Biblioteca Nacional, colocada en una situación embarazosa, negó luego haber efectuado dicho peritaje.

Sin embargo, en agosto, Alexander Visly, su director, había reconocido que después de la verificación de 14.500 trabajos, una de cada diez tesis estaba plagiada en por lo menos 70%.

El colectivo Dissernet también sospecha que realizaron plagios, entre otros, el ministro de Transportes, Maxim Sokolov, titular de un doctorado en  tercer ciclo en economía, e incluso un archimandrita de la Iglesia Ortodoxa, indicó recientemente Serguei Parjomenko en su blog.

El ministro de Educación, Dimitri Livanov, reconoció esta semana en una entrevista publicada por el diario Kommersant que el fenómeno estaba muy extendido y afectaba tanto a científicos como a empresarios, políticos e incluso a diputados.

Sin embargo, Livanov acusó a Dissernet de hacer un análisis exagerado de la situación haciendo creer que todos los científicos eran «estafadores y tramposos». También consideró que la acción de este colectivo estaba «politizada», debido a que atacaba fundamentalmente a políticos y hombres de negocios.

Pues esta cuestión, que se suma a la de la corrupción denunciada en numerosas oportunidades, también gracias a una red organizada en internet por el opositor Alexei Navalny, afecta aún más la reputación de las élites rusas.

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