Por Alix Rijckaert
Bruselas/AFP
Oldenburgo/dpa
Los criadores holandeses podrían sacrificar a millones de gallinas contaminadas por un insecticida, el fipronil, como consecuencia de una crisis por la que Bélgica prometió este lunes «transparencia», tras haberse demorado en dar la alerta.
La amplitud del escándalo salió a la luz la semana pasada en Holanda, donde se bloquearon 180 granjas y se ordenaron retiradas masivas, tras descubrir que los niveles de fipronil, una molécula utilizada para erradicar el ácaro rojo en las gallinas, superaba, en algunas ocasiones de largo, los límites autorizados por la reglamentación europea.
En grandes cantidades, el fipronil es considerado como «moderadamente tóxico» para los humanos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y está estrictamente prohibido en los animales destinados a consumo humano.
La crisis saltó después a Alemania, Suiza y Suecia, donde se retiraron y destruyeron millones de huevos procedentes de Holanda, país que cuenta con casi 50 millones de gallinas ponedoras.
Algunos criadores holandeses comenzaron también a destruir a su aves.
Ya se sacrificó a 300.000 gallinas contaminadas que alcanzaban la edad límite de 18 a 24 meses para la puesta, por lo que estaban excluidas del circuito de transformación alimentaria habitual, según la organización agrícola holandesa LTO.
Entre uno y varios millones de gallinas ponedoras podrían conocer el mismo destino si los criadores consideran que no es rentable mantenerlas vivas al no haber salida para los huevos, advirtió la entidad el domingo.
Manifestación
Organizaciones holandesas de defensa de los derechos de los animales tenían previsto manifestarse este lunes contra el sacrificio, mediante gaseado de CO2, de 60.000 gallinas previsto en una granja de la provincia de Drenthe (noroeste).
En los supermercados holandeses, los estantes de huevos tenían poca mercancía o ninguna, después de las retiradas masivas de los últimos días.
«Trabajamos con empeño para llenar todo de nuevo», declaró René Roorda, director de la Oficina Central de Comercio de Productos Alimenticios (CBL).
El Gobierno de La Haya prometió un plan de ayuda de emergencia, ya que el sector calcula que las pérdidas podrían ser de «varios millones de euros».
Representantes de explotaciones afectadas en Holanda, Bélgica o Baja Sajonia (oeste de Alemania), ya anunciaron que reclamarán indemnizaciones una vez que se hayan establecido claramente las responsabilidades.
Tanto en Holanda como en Bélgica hay investigaciones penales en marcha sobre el uso fraudulento de fipronil. En la mira de los investigadores están la empresa holandesa especializada en desinfección de granjas ChickFriend, y su proveedor belga Poultry-Vision, según la prensa.
En Bélgica se sospecha que podrían estar contaminadas 57 empresas representantes de 86 gallineros, un cuarto de las 210 granjas de gallinas ponedoras del país.
Todas son objeto de verificación de sus contratos o contactos con ChickFriend desde el 1 de enero de 2017, indicó a la AFP Danny Coulier, presidente de la organización belga que agrupa a los criadores de gallinas y conejos.
De momento, el nivel de fipronil detectado en sus huevos es muy débil, con una media «diez veces inferior» al umbral máximo autorizado.
«Problema» conocido
El sábado, la Agencia Federal belga para la Seguridad de la Cadena Alimentaria (Afsca) reconoció que tenían conocimiento desde junio de un «problema de fipronil en el sector avícola», pero no informó a los países vecinos por un sistema de alerta europeo hasta el 20 de julio.
La Afsca justifica esta discreción, que no le impidió retirar huevos de algunos supermercados en julio, por la necesidad de respetar el «secreto de instrucción».
Pero «eso no es un argumento: deben prevalecer la protección del consumidor y el principio de precaución», criticó este lunes el ministro belga de Agricultura, Denis Ducarme, en la radio pública La Première.
Ante las críticas de la oposición y los reclamos de su homólogo alemán, solicitó un «informe detallado» en 48 horas a la Afsca y prometió «lograr la mayor transparencia» posible.
Alemania inicia investigación
La Fiscalía de Oldenburgo, en el norte de Alemania, abrirá una investigación contra granjas de huevos del estado federado de Baja Sajonia ante la sospecha de que pudieron infringir la ley alimentación y piensos, anunció hoy la portavoz del ministerio público, Gesa Weiss.
Las pesquisas se centrarán en varias productoras de la región que dieron positivo en Fipronil, un peligroso insecticida, tras ser sometidas a análisis.
A pesar de que tuvo su origen en Holanda, el escándalo de los huevos contaminados afecta también a Alemania, donde la mayor cadena de alimentación, Aldi, anunció la pasada semana la retirada de todos los huevos de sus estanterías como medida preventiva.
El descubrimiento de huevos que contenían el tóxico insecticida ya motivó la apertura de investigaciones judiciales en Holanda y en Bélgica, los otros dos países afectados.
El pasado 22 de julio se detectó la sustancia en los huevos de siete empresas holandesas. En los días siguientes se siguieron encontrando casos. El escándalo afecta también a cuatro granjas avícolas alemanas y a una empresa fantasma.
Según las investigaciones realizadas hasta el momento, la sustancia tóxica llegó a los gallineros a través de Dega-16, un líquido para combatir los piojos de las gallinas. Se cree que un productor belga mezcló el Dega-16 con el insecticida.
Los expertos no ven por el momento grandes riesgos por el consumo de huevos contaminados con Fipronil o de productos elaborados con ellos. Por el momento ya se retiraron millones de huevos en los que se detectó la sustancia.