César Ramírez Caralvá
Escritor y Fundador Suplemento Tres mil
El conflicto social del siglo pasado se inició prácticamente con el Golpe de Estado del 2 de diciembre de 1931 contra el presidente Arturo Araujo, ese levantamiento militar instauró el autoritarismo que concluyó en 1979 con otro Golpe Militar, pero instauró una Junta Revolucionaria integrada por civiles, académicos y militares moderados; paradójicamente su acción fue incomprendida por las fuerzas de izquierda y derecha, precipitando la guerra civil que mostró al mundo la saña del poder, el terror de las armas, la violencia en todas sus variantes posibles, la crueldad insospechada contra la vida, ambos bandos cometieron injusticias vergonzosas; pero mientras la violencia bebía la sangre con rabia insaciable, otros seres espirituales proclamaban la paz con justicia social; ellos denunciaron la cadena del mal que tiene su origen en la injusta distribución de la riqueza, esa que obliga a las multitudes a vivir en condiciones inhumanas; el Golpe de Estado de 1931 instauró el martinato que aferrado al poder gobernó catorce años, violó la constitución de la nación y educó a la casta militar en el modelo represivo que continuó durante cuarenta y ocho años.
Monseñor Romero, Rutilio Grande, Ignacio Ellacuría, denunciaron la causa de esa enfermedad social, una enfermedad de pecado en la tierra y en la vigencia de los derechos humanos, sus palabras y acciones fueron tildadas de comparsa comunista, los enemigos de la justicia social no dudaron en acusarles de agitadores sociales, con calificativos denigrantes que aún ahora tres décadas después son impronunciables.
Ellos hablaron y proclamaron un mundo diferente, un mundo anunciado por el Jesús Histórico, divulgando la injusticia, solicitando un cambio de actitud, previendo que el futuro próximo se convertirá en el abismo entre la riqueza extrema de primer mundo versus la civilización de la pobreza; los pobres no serán de África, Asia, Europa del Este, Oceanía, ni América Latina, sino son todos aquellos que empeñan su alma por los placeres de la vanidad, la codicia, el dinero, el poder, el racismo, la violencia, el nacionalismo intolerante a toda opinión por la democracia, el bienestar social, etc., en el fondo son enemigos del Nuevo Testamento, que aún ahora piden al imperio crucificar a Jesús de Nazaret.
Esencia de Monseñor Romero, Rutilio Grande, Ignacio Ellacuría, 14 de octubre 2018, es una propuesta de comprensión y lectura de esas brillantes vidas salvadoreñas.
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