César Ramírez Caralvá
Escritor y Fundador Suplemento Tres mil
Es un homenaje a la vida de estos notables personajes, su nombre evoca imágenes e historia, sociedad, cultura, tradición, personalidad y Nuevo Testamento; sus vidas reflejan el momento histórico de la década de setenta y ochenta del siglo pasado, su memoria implica multitudes no solo por un acto de fe, sino por su decidida actitud que destaca su firme oposición al autoritarismo y la persecución a la Iglesia de ese momento.
El evento no fue solo un conflicto Iglesia-Estado, no fue una separación entre poderes tradicionales de una República, sino fue un acontecimiento dentro de una ruptura de los pilares constitucionales, sus instituciones jurídicas, la (i)legalidad ciudadana, la lucha por los derechos humanos, la organización popular que cuestionaba la tradición militar desde 1932 que finaliza en 1979 con otro Golpe de Estado; aquello fue un cuadro de violencia contra todo sector civil demócrata, una guerra civil de doce años de duración.
El terrorismo de Estado nunca fue más visible, la violencia de organismos armados populares se manifestó de igual forma, una lucha de hermanos contra hermanos.
Ese panorama le dio a cada ciudadano un lugar en la historia, en el caso de las personalidades mencionadas, ellos asumen la defensa de la fe e identidad cultural ante la represión del momento, entonces existe una explosión de violencia y el surgimiento de una Iglesia unida a los pobres, lo cual coincide con los derechos humanos más elementales; también existió una grosera equivocación del autoritarismo militar y sus sectores más fanáticos al calumniar a la Iglesia de comunista, lo cual condujo al asesinato de muchos sacerdotes, catequistas, monjas, cristianos en general y en ese acontecer, las fuerzas represivas se comportaron como las fuerzas esclavistas del Imperio Romano, nunca en nuestra historia fue tan evidente el coraje de los sacerdotes y cristianos sometido a tan cruel prueba, de tal forma que la persecución cristiana de tiempos de Cristo era la misma en siglo XX.
Si los organismos populares contribuyeron a no perder la guerra, la Iglesia Católica de Monseñor Romero, Rutilio Grande, Ignacio Ellacuría ganaron el espíritu de la esperanza hacia una nueva sociedad en paz social; si miles de civiles fueron sacrificados por vivir en zonas rurales, las pequeñas iglesias resucitaron el recuerdo de aquellos campesinos y sacerdotes sacrificados por la defensa de sus derechos, así fue el encuentro del Nuevo Testamento en el Siglo XX en nuestra nación, en otras palabras fue la verdad en la tierra.
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