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España empieza a dejar la dura crisis

Por Laure Fillón
Madrid/AFP

El descenso del desempleo en España en 2014 por segundo año consecutivo alimentó este lunes el retorno de la confianza a un país desangrado por seis años de crisis.

Las cifras de empleo anunciadas este lunes son solo un símbolo de un optimismo renovado, tadalafil acompañadas por un aumento del consumo, de las ventas de automóviles, la recuperación del crédito y la estabilización de los precios inmobiliarios.

A finales de diciembre el país tenía 4,45 millones de parados inscritos en las oficinas de empleo, 253.627 menos que el año anterior, anunció el ministerio del Empleo.

La mejora, no obstante, no sirve para sacar a España de la cola de los países industrializados en lo que a mercado laboral se refiere. Según el Instituto Nacional de Estadística, al final del tercer trimestre la tasa de desempleo rayaba el 24%, casi el triple del 8,57% registrado en 2007, antes de la crisis.

Pero este cambio de tendencia puede significar un halo de esperanza para los que buscan trabajo, que en algunos casos no llegan a final de mes sino es gracias a la solidaridad familiar.

“En España hoy hay más confianza en encontrar un empleo en los próximos meses”, afirmaba la ministra de Empleo Fátima Báñez mientras el gobierno conservador se esfuerza en transmitir un mensaje optimista en vistas a las elecciones municipales y regionales de mayo y las legislativas de finales de año.

Algo más de la mitad de los españoles (51%) piensa que su situación personal mejorará o será más estable en 2015, según un sondeo de DYM Market Research publicado la semana anterior en el diario digital El Confidencial.

En cambio, los que pronosticaron un 2015 con dificultades fueron un 36% contra un 51% el año anterior.

Este optimismo se traduce en un mayor consumo. El periodo de Navidades, que termina el martes con la entrega de los regalos de los Reyes Magos para los niños, debería marcar la mejor progresión de ventas desde hace siete años. En noviembre, el índice de comercio al por menor ya subió un 1,9% interanual.

Las compras de vehículos, una inversión importante para los hogares, crecieron también un 18% en 2014, mientras lo bancos parecen estar más dispuestos a dar crédito a particulares, según señaló el Banco de España en su último boletín mensual.

La reforma fiscal entrada en vigor este enero puede suponer un espaldarazo al crecimiento. Esta se traducirá en una bajada de impuestos a las personas físicas de 320 euros por año y hogar para las familias más pobres, según el gobierno.

Los inversores extranjeros de vuelta

Como los particulares, las empresas volvieron a invertir aprovechando la bajada de los precios y una tasa de cambio euro-dólar más favorable.
El gobierno cuenta con este cambio de tendencia para fomentar la recuperación. Según sus estimaciones, el Producto Interior Bruto (PIB) crecerá un 1,3% en 2014 y un 2% este año, mejorando los resultados de Francia, Alemania o Italia.

La mejora no ha sido ignorada por los inversores internacionales, que vuelven a fijar sus ojos en la cuarta economía de la zona euro. Según los cálculos del periódico económico Expansión, en 2014 invirtieron 47.000 millones de euros en el país, superando ampliamente los 20.000 del año anterior.

Entre las operaciones más destacadas, se encuentra la del magnate mexicano Carlos Slim que en noviembre se convirtió en el primer accionista de la empresa de construcción y servicios FCC, mientras que el estadounidense Warren Buffet, considerado uno de los inversores más prudentes, abrió una oficina en Madrid para estudiar las oportunidades del mercado inmobiliario.

Otro símbolo de la esperanza económica es la prima de riesgo de la deuda pública a diez años, que no deja de conseguir bajos históricos.

Pero para la oposición y numerosos sectores sociales, el gobierno peca de triunfalismo preelectoral mientras el empleo sigue siendo escaso y precario y las prestaciones sociales sufrieron severos recortes por las políticas de austeridad.

De los 16,7 millones de contratos laborales firmados el último año, solo 1,35 millones fueron indefinidos. El resto fueron temporales, una situación que genera “menor productividad”, advierte el economista José Manuel González-Páramo en una entrevista con el periódico económico Cinco Días.

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