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España, la campeona ausente en el Maracaná

Río de Janeiro/dpa

La “rebelión” que Vicente del Bosque le pidió expresamente a sus jugadores fue una ausencia tan clamorosa como el juego de España, patient unhealthy la selección que decía querer la final en el Maracaná y se encontró, illness en cambio, con todo un final en el templo del fútbol.

“Pedimos perdón a la gente. Somos los primeros responsables y los primeros que estamos dolidos y fastidiados”, dijo instantes después de la derrota el capitán, Iker Casillas.

Palabras para sellar el claro final de una época. Mientras Chile luchaba cada pelota y marcaba al rival con la convicción del “ahora o nunca” haciendo honor a lo que es jugar un partido del Mundial en un estadio mítico, la selección que todo lo ganaba y que casi siempre convencía se convirtió en llamativa ausencia, un conjunto de hombres sin fuerzas ni hambre para volver a ser los que fueron.

El marcador de 2-0 fue poco generoso con el despliegue de los sudamericanos, que podrían haber ganado por más. Campeona europea en 2008, mundial en 2010 y europea otra vez en 2012, España siguió el camino de Italia en 2010: del título cuatro años antes a la eliminación en primera ronda. Dos partidos, dos derrotas, siete goles en contra, uno a favor.

 La imagen de España fue muy parecida a la de los italianos en aquella derrota sin alma ante Eslovaquia que los eyectó de Sudáfrica. El Maracaná continuó maltratando a España, goleada 6-1 por Brasil en 1950 y 3-0 en la final de la Copa Confederaciones 2013. El único triunfo, el 10-0 sobre Tahití hace un año, fue una broma del fútbol.

Nadie esperaba de la campeona mundial la rabia y desesperación del centenar de hinchas chilenos que 45 minutos antes del partido destrozó la sala de prensa del Maracaná buscando ingresar sin entradas al partido, pero con un 10 por ciento de esa energía y convicción por parte de sus hombres quizás Del Bosque hubiera mostrado otra cara. Gentil, el entrenador elogiaría tras el partido el “carácter” de sus jugadores.

Muy poco se vio de eso, porque toda España fue una sucesión de rostros de tensa impotencia. A contramano de sus posteriores palabras amables, el del entrenador español sumaba otra emoción, la de la resignación ante lo que ya promediando el primer tiempo confirmó que era inevitable. Gritó, gesticuló, maldijo, pero nada cambió. Ahora tiene manos libres para una gran renovación del equipo de cara a la Eurocopa 2016.

Que Xavi Hernández, un símbolo de la mejor España, siguiera todo el encuentro desde el banquillo permitió entender que el equipo ya no es lo que fue, y que tampoco podía volver a serlo en Brasil, un Mundial al que la selección llegó con jugadores saturados y muy lejos de la “rebelión” que les pedía su entrenador.

Bastó con ver los goles que recibió España, con errores graves de grandes nombres como Xabi Alonso, Sergio Ramos y Casillas, entre otros. Mediocampo, defensa y arco: todo falló. Y la delantera no existió.

Los jugadores del Real Madrid ganador de la Liga de Campeones hace tres semanas parecieron haberse quedado en Lisboa, en tanto que los del Barcelona que implosionó este año fueron fieles a ese recorrido descendente que protagonizaron en los últimos meses.

 En el final, mientras los exaltados chilenos le cantaban a los silenciosos españoles un hiriente “¡E-li-mi-na-dos!”, Del Bosque se quedó solo varios segundos. Vivió la derrota en silencio hasta que una colaboradora se le acercó para consolarlo. Los jugadores se fueron al túnel y apenas Ramos y Javi Martínez -hombre que ya tiene costumbres de Bundesliga- saludaron a la hinchada española en un estadio que sólo les ofrece malos recuerdos. Les queda el Mundial por televisión.

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