Cándido Mirón, F.R.C.(No. 1)
El trabajo es felicidad
Sin ánimo de escribir en términos cabalísticos, se puede decir que en la mente de la mayoría de las personas permanece la imagen de un Dios Todopoderoso, que todo lo puede, todo lo sabe y que está en todas partes, con algunas diferencias de apreciación.
No obstante lo especulativa que pudiera ser esta premisa que parece correcta, no todas las personas se interesan en pensar cuál es la edad de ese Dios o dicho de otra manera, desde cuándo Dios existe y muchas veces, porque esta pregunta la consideran ilusoria.
La mayoría de quienes han sido preguntados sobre este particular, se han conformado con contestar que no saben; que desde siempre, o sea, desde el eterno; otros recurren a documentos de carácter sagrado y dan la contestación, según ellos, completa y la mejor o más correcta, pero queda en las mentes de muchas personas la inquietud e inconformidad de tales repuestas.
Para dilucidar el dilema referido, más adelante se encuentran algunos razonamientos, que para unas personas parecerán aceptables por su sentido común y sencillo, para otros sin importancia.
Si de credos se trata –que los hay en abundancia— y que aquí no se van a discutir para evitar discrepancias. Solo se conjeturarán algunos conceptos, para refrescar algunas mentes que podrían estar necesitando ventilación y luz del Paráclito para desarrollar su potencial.
Independientemente del significado que se le da a la palabra “espíritu” delos tantos que se usan, si es que se está hablando de manera esotérica o exotérica. Aquí en este trabajo solo se harán referencias, para que el acucioso e inteligente lector deduzca de su significado el mayor provecho posible.
Es bien sabido que los seres humanos acrecientan sus conocimientos a partir de sus sentidos objetivos, que son los receptores de todos los acontecimientos que alcanzar a captar gracias al grado de percepción que les permite su respectiva inteligencia, que para cada uno es diferente a la de sus semejantes.
De ahí que se piense que el destino ya viene definido para cada persona, determinando lo que cada quien será en su existencia y que aun, cuando se trate de cambiarlo, nunca puede lograrlo, aunque parezca que sí.
Es evidente que los niños al momento de nacer no saben si Dios existe o no; no temen a la muerte, no todos intuyen el peligro, por lo cual, es normal que actúen inocentemente ante las circunstancias de su existencia que están comenzando a sentir; y en la medida que aumentan sus edades adquieren los conocimientos correspondientes. Dios Todopoderoso que los ha traído a este planeta, sin que ellos lo hayan solicitado, los cuida inmensamente.
De acuerdo a su edad y su crecimiento espiritual y al entendimiento que su Creador les provee, van comprendiendo la existencia de Dios durante su vida, en su manera en que se la van acomodando sus semejantes y sus experiencias.
Estas criaturas van aprendiendo en diferentes circunstancias, de las costumbres de su entorno, las modas y todo lo que vienen alcanzado a ver, oír, oler, saborear y palpar, de conformidad al grado de desarrollo de estos sentidos y también de los sentidos psíquicos que son muy importantes.
La personas que están en su entorno, no importante su edad, desempeñan un papel significativo en la vida de estas criaturas, cuando directa o indirectamente los motivan por lo que hay o no hay que hacer; para las cosas inherentes o determinados objetivos y naturalmente gracias al instinto y sentido de intuición de esas crecientes criaturas, van aprendiendo y conformando su personalidad, la cual es la viña fundamental de cada una de ellas. Así mismo, van identificando al Dios en el que han de creer o no, ya sea temporal o todo el tiempo que vivan en o alrededor de este globo terráqueo.
Las personas con su mente agudizan su imaginación e intuyen sus pensamientos seleccionados y absorbiendo los conocimientos que les interesan, que satisfacen su ego y favorecen su subconsciente para que su consciencia –que es un atributo del alma— permanezca tranquila, manteniendo la fuerza vital de vida estable y consecuentemente esta alma, que es la sostenedora del espíritu de la persona que está viva y normal, se desarrollo naturalmente de acuerdo al fin para el cual Dios, la ha hecho aparecer en este mundo tal como se le conoce.