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¿ESTADO DEMOCRÁTICO?

¿ESTADO DEMOCRÁTICO?

Miguel Ángel Dueñas Góchez*

El 1° de mayo del presente año, thumb fue la juramentación de 24 diputados y diputadas faltantes para completar el número 84 en el Parlamento, thumb o Asamblea Legislativa como le llamamos en El Salvador, gracias al fallo de los cuatro Magistrados de la Sala de lo Constitucional de recontar votos por San Salvador (24 diputados/as restantes, ya tenemos 60 fungiendo como tales).

En la juramentación adjudicada por una Iglesia (Iglesia Luterana), ya que se les entregaba una rosa (La “rosa”, un distintivo de la teología luterana. Se compone de cinco elementos: la cruz negra, el corazón rojo, los cinco pétalos blancos, el fondo azul y el anillo dorado; donde cada parte tiene su significado) y una cruz que repartía una mujer de la feligresía a cada integrante próximo a ocupar un curul en la Asamblea.

Al momento de la juramentación, cada quien tenía su cruz colgada del cuello y una rosa en su mano (más bien parecía una ceremonia religiosa y no política). Quien juramentaba era el obispo Medardo González, líder luterano en El Salvador. Una niña, como asustada por el evento, se podía observar bajo el podio y las personas electas repetían al unísono: en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, amen.

Todo ello viene a considerarse una discordancia con nuestros y nuestras dirigentes, pues la persona es la única titular de la libertad de conciencia, que debe ser protegida por el ordenamiento jurídico, es decir, por el Estado. Toda fe o confesión religiosa es atributo de una conciencia individual, nunca de una entidad colectiva (pueblo, sociedad, Estado o asociación).

Es, pues, solo la conciencia individual, tanto en la libertad de su fuero interno, como en las actividades que ejerce en la vida práctica, la que tiene pleno derecho a ser protegida. Las entidades colectivas carecen de conciencia propia y no son, por lo tanto, sujetos de derecho en materia de libertad de conciencia.

La libertad religiosa forma parte, o va implícita, en la libertad de conciencia y de convicciones (individuales).

Una Iglesia es una asociación de creyentes (clérigos y seglares). Ha de ser tratada por el Estado como una asociación civil más, con todos sus derechos y deberes y, por lo tanto, no debe disfrutar de privilegios, pues su participación es religiosa, no política.

*Licdo. en Relaciones Internacionales.

Ver también

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