Por Haitham EL-Tabei
El Cairo/AFP
Al menos 74 personas, 36 entre militares y civiles y 38 yihadistas, murieron este miércoles en una serie de ataques y enfrentamientos entre combatientes afiliados al grupo Estado Islámico (EI) y el ejército en el norte del Sinaí, en Egipto.
Entre los militares y civiles muertos, la mayoría son soldados, agregaron las fuentes.
El balance de muertos es uno de los más graves que haya sufrido el ejército en este bastión del grupo Ansar Beit al Maqdess, rama del Estado Islámico en el Sinaí.
Los yihadistas atacaron varios retenes del ejército al este de Al Arich, utilizando coches bombas y lanzacohetes.
Luego se enfrentaron violentamente con fuerzas policiales y militares en una ciudad del norte del Sinaí, precisaron las fuentes.
El Sinaí, este de Egipto, es un bastión del grupo yihadista Ansar Beit al Maqdes, que multiplicó los atentados contra las fuerzas de seguridad desde que los militares derrocaron al presidente islamista Mohamed Mursi en julio de 2013.
Después de los atentados estallaron enfrentamientos entre soldados y atacantes. A media jornada seguían en curso, impidiendo el acceso de las ambulancias al lugar, informaron responsables de seguridad.
El ejército envió helicópteros Apache para combatir a los yihadistas, añadió uno de ellos.
«Es la guerra, la batalla continúa», afirmó un oficial castrense a la AFP.
Quince soldados murieron en uno de los ataques con un coche bomba en un retén al sur de Sheij Zuweid, cerca de Al Arich, capital de la provincia de Sinaí del Norte, dijo una de las fuentes.
El EI reivindicó los ataques y precisó que tres kamikazes participaron en ellos.
«Los leones del califato atacaron de forma simultánea más de 15 puestos de control del ejército apóstata», afirmó el grupo en un comunicado publicado en las redes sociales.
Minas alrededor de la comisaría
Los yihadistas también minaron los alrededores de la comisaría del Sheij Zuweid para impedir la llegada de refuerzos, según los responsables.
Sinaí del Norte es el bastión del grupo Ansar Beit al Maqdes que pasó a llamarse «Provincia del Sinaí» en señal de fidelidad al «califato» autoproclamado por el grupo ultrarradical EI en una parte de Irak y de Siria.
Los ataques se produjeron dos días después del asesinato del fiscal general de Egipto en un atentado con bomba contra su convoy en El Cairo. Es el funcionario de mayor rango muerto desde el comienzo de la ola de atentados yihadistas en 2013.
Este asesinato no ha sido reivindicado, pero Ansar Beit al Maqdes pidió hace un mes a sus partidarios que atacaran a los jueces en respuesta a la muerte en la horca de seis hombres declarados culpables de haber cometido ataques en nombre del grupo.
Ansar Beit Al Maqdes y otros grupos extremistas en la península afirman actuar en represalia por la represión sangrienta contra los partidarios de Mursi, que ha causado más de 1.400 muertos.
Las autoridades lanzaron una campaña militar contra los grupos extremistas en el Sinaí hace casi dos años, pero no logró poner fin a los atentados. Según fuentes oficiales, cientos de policías y soldados murieron desde 2013.
‘Luchar contra el terrorismo’
Después del asesinato del fiscal, el presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi, que era jefe de las fuerzas armadas cuando derrocó a Mursi, prometió una legislación más dura para «luchar contra el terrorismo».
Los nuevos ataques en el Sinaí son un nuevo golpe para Sisi, cuyas fuerzas de seguridad llevan a cabo una represión implacable contra los islamistas, pero también contra la oposición de izquierda y laica.
Las autoridades han declarado «terrorista» a la cofradía islamista de Mursi y la acusan de estar detrás de los atentados de los últimos meses contra las fuerzas de seguridad. Ella lo niega.