Por Tom Barfield/Yannick Pasquet
Wurzburgo/Berlín/AFP
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó este martes el ataque con armas blancas de un refugiado afgano que hirió a cuatro personas en un tren alemán, y difundió un video con amenazas del agresor.
La policía alemana encontró una bandera del EI en casa del joven de 17 años, que había sido acogido por una familia tras llegar en solitario al país para solicitar asilo, el año pasado.
El joven hirió gravemente a las cuatro personas, todas ellas miembros de una misma familia de Hong Kong.
A través de la agencia Amaq, habitual portavoz del EI, el grupo extremista afirmó que el joven refugiado era uno de sus «combatientes», una reivindicación que las autoridades habían tomado inicialmente con prudencia.
Posteriormente el grupo amplió su reivindicación con ese video en el que el joven menor, presentado como Muhammad Riyad, aparece empuñando un cuchillo y anunciando en lengua pastún que llevaría a cabo una «operación» en Alemania, presentándose como un «soldado del califato».
El joven, que murió por disparos de la policía poco después de su agresión, prometió más «ataques» de los «soldados del califato».
De los cuatro heridos, al menos uno se encuentra en estado crítico.
Primer atentado reivindicado por el EI en Alemania
Se trata del primer atentado en Alemania cuya responsabilidad es asumida por el EI.
En la habitación del joven los investigadores hallaron una bandera del EI «fabricada artesanalmente», señaló el martes por la mañana el ministro de Interior de Baviera, Joachim Herrmann.
Mostrándose prudente sobre las motivaciones del atacante, llegado hacía dos años a Alemania como «menor no acompañado», Herrmann explicó que según un testigo, había gritado «Allahu Akbar» («Alá es grande») en el momento de la agresión.
La policía indicó que se trataba de alguien que se radicalizó «solo y recientemente», según el ministro.
‘No muy practicante’
El atacante no era conocido por los servicios de inteligencia alemanes y nada indica que fuera miembro de una red islamista o estuviera en contacto con el EI, según el ministro.
Los primeros testigos interrogados mostraron su incredulidad, considerando el acto «completamente incomprensible» para un joven «calmado, equilibrado», «un musulmán no muy practicante», según las palabras del ministro, que «acudía a la mezquita solo para las fiestas religiosas».
Pero ninguno de los testigos interrogados lo consideraba «radical o fanático».
El afgano no era conocido por los servicios de inteligencia germanos. Vivía desde hacía dos semanas con una familia de acogida en la localidad de Ochsenfurt, vecina al lugar donde se produjo el ataque.
El lunes por la noche hacia las 21H15 locales (19H15 GMT), el joven demandante de asilo sacó sus dos armas blancas y la emprendió contra los pasajeros. El tren cubría la línea entre Treuchlingen y Wurzburgo, en Baviera (sur).
Varios de los testigos presenciales quedaron en estado de shock. Una persona que subió al tren tras la agresión describía el interior del vagón como «una escena de carnicería», según la agencia DPA.
Una unidad especial de intervención de la policía alemana (SEK) disparó y mató al joven cuando intentaba seguir atacando a las fuerzas de seguridad.
Es la primera vez que Alemania se enfrenta a un ataque reivindicado directamente por el EI, pero las autoridades han reconocido en varias ocasiones que el país era un potencial objetivo de los yihadistas.
En agosto de 2015, dos combatientes germanófonos reivindicaron su pertenencia al EI y amenazaron a la canciller Angela Merkel y a Alemania en un vídeo.
Hasta ahora, no obstante, el país no ha sufrido ataques a gran escala, a diferencia de sus vecinos franceses y belgas, si bien se han producido al menos varios episodios violentos en los que posteriormente se demostró que el autor se había inspirado o identificado de algún modo con la causa yihadista.
El país acogió el año pasado a más de un millón de demandantes de asilo, de los cuales un buen número huían de los conflictos en Siria e Irak. Ese fluyo masivo ha provocado un creciente sentimiento xenófobo en la sociedad, espoleado por la derecha populista alemana.
Pero Herrmann, miembro de un partido muy conservador y crítico con la política prorrefugiados de la canciller Angela Merkel se negó a hacer amalgamas.
«No se puede negar que se tratase de un refugiado, pero no deberíamos hacer un juicio simplista sobre los demandantes de asilo» en Alemania, afirmó.