Por: Iván Escobar
Colaborador
El cineasta y poeta salvadoreño Daniel Flores y Ascencio, presentó, en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, su documental: “AMA. La memoria del tiempo”. La presentación fue este 9 de agosto, ante estudiantes universitarios y de bachillerato, en la Universidad “Francisco Gavidia”, en esta capital.
La actividad fue organizada por la Unidad de Extensión Cultural y la Dirección de Desarrollo Estudiantil de dicha universidad, y contó con la presencia de estudiantes universitarios, así como de bachillerato del colegio Salvadoreño Español, quienes mostraron interés en la temática. “Las nuevas generaciones tienen una gran tarea”, advirtieron las autoridades universitarias y el ponente central, en relación a la garantía de derechos para las poblaciones originarias.
Durante la presentación del documental, los asistentes conocieron de cerca la convivencia de una familia indígena, en la zona de Izalco, Sonsonate, una de las comunidades más afectadas con el etnocidio de 1932, perpetuado durante la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez.
En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, Mario Pleitez, de Unidad de Extensión Cultural, destacó el aporte valioso de Flores, quien con este documental contribuye al rescate de la memoria histórica del país. “Rescatar la memoria es una fortuna para identificar nuestros valores, el cine tiene esto. Quien olvida está perdido”, remarcó el académico.
Por su parte, la directora de Desarrollo Estudiantil, Mercedes Seeligman, destacó la trayectoria de Flores, con más de 30 años de experiencia en la producción cinematográfica, junto a grandes de la industria del cine internacional.
La masacre de 1932, perpetrada por la dictadura de Martínez, a 91 años, sigue generando malestar entre algunos círculos de poder del país, así como mucho temor en las poblaciones originarias de El Salvador. Daniel Flores considera que hay una deuda del Estado para reparar el daño causado por el etnocidio a la cultura originaria de la nación centroamericana.
Feliciano Ama, líder indígena, ajusticiado en 1932, es el protagonista de la historia que Flores retrata en el documental, una visión desde la misma comunidad indígena, desde sus descendientes.
“Este es un trabajo, un documental que he guardado celosamente porque es uno de los pocos documentos, testimonios que existen sobre 1932, específicamente directo desde los pueblos indígenas. Cuando recién terminé este documental quizá era por primera vez que el pueblo indígena hablaba de estos hechos del 32´, sin interlocutores, sin especialistas”, explicó el documentalista.
Y añade que se presenta en él, “la voz viva del pueblo indígena. Sin romanticismos, hay mucho indigenismo y lo que pretendo con la película es precisamente evitar eso, presentar la vida tal y cual la viven nuestros pueblos y nuestros ancestros hoy día”.
Lamenta que a la fecha aún en el país, y Mesoamérica se mantenga una visión folklórica de las poblaciones originarias, “ahora este folklore se vuelve racista, sexista y muy paternalista. Uno de los graves errores que el indigenismo nos puede llevar es precisamente a ese oportunismo individual y colectivo de la identidad”.
Flores cuenta con más de tres décadas de experiencia, reside en Estados Unidos, su trabajo es reconocido en Europa, Norte y Centroamérica, además es un referente importante en la recopilación de testimonios sobre 1932, reconoce que ese esfuerzo ha valido la pena, pues muchos de los entrevistados ya murieron, eran abuelos que él buscó para conocer la visión de la comunidad respecto al etnocidio.
También en su momento sufrió amenazas por trabajar el tema de 1932.
“El trabajo ya tiene sus años y costó alrededor de 9 años realizarlo”, comenta, respecto a este documental que se comenzó a elaborar siete años después de la firma de los Acuerdos de Paz, unos acuerdos que lamenta nunca incluyeron la voz de las poblaciones originarias. “Es un trabajo que se adentra a la realidad del pueblo indígena y a la familia de José Feliciano Ama, de una forma muy íntima”, puntualiza.
“Si el pueblo indígena hubiera sido parte de esos Acuerdos de Paz quizá habría algunas resoluciones a estas alturas, pero la vida política en El Salvador, generalmente, ha excluido al pueblo indígena desde un inicio, desde la creación de la República. Yo creo que los espacios para conocer y ahondar en la realidad del pueblo indígena, hoy día son pocos, pero hay que crearlos”, considera Flores, y remarca que “una forma de hacerlo es precisamente el cine, y lo que se busca es una reparación, y que todos seamos partícipes de ese proceso de reparación porque
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