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Estados Unidos afronta 50 años después los mismos demonios que en 1968

Washington/AFP

Chris Lefkow

Tropas involucradas en una guerra interminable, estudiantes enojados, mujeres que protestan contra el sexismo, atletas negros que denuncian el racismo policial: 50 años después, Estados Unidos todavía está luchando contra los mismos demonios del año 1968.

«Asesinatos, disturbios, rebeliones, manifestaciones, desorden y caos: 1968 fue un año de conmociones extraordinarias, que han tenido efecto hasta hoy», dice a la AFP David Farber, profesor de historia de la Universidad de Kansas.

«Los años sesenta fueron increíblemente agitados (…) y se destacó el año 1968», según Amy Bass, autora y docente de historia de la Universidad de New Rochelle.

Ese año estuvo marcado por dos asesinatos que sacudieron al país.

Primero el del activista Martin Luther King, Premio Nobel de la Paz en 1964 y líder de la lucha por los derechos civiles, ocurrido el 4 de abril a manos de un segregacionista blanco en Memphis (Tennessee). Y luego el del senador Robert Kennedy, fatalmente herido de varios disparos efectuados por un palestino en Los Ángeles el 5 de junio, la noche de su victoria en las primarias demócratas de California.

La muerte del pastor negro desencadenó disturbios en las principales ciudades de Estados Unidos, incluida Washington. La de Kennedy permitió al republicano Richard Nixon llegar al poder.

A fines de enero de 1968, la guerrilla del Vietcong y tropas del Ejército de Vietnam del Norte lanzaron la ofensiva del Tet (Año Nuevo Lunar) en cientos de poblados de Vietnam del Sur, incluyendo Hue y Saigon.

Ese ataque puso en jaque al gobierno del presidente Lyndon Johnson y las masas de estudiantes universitarios salieron a protestar contra una guerra que sería el conflicto más largo para Estados Unidos hasta su intervención en Afganistán en 2001.

Manifestaciones estudiantiles

La guerra en Afganistán no desencadenó tales protestas pues comenzó como respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos, y porque la conscripción fue abolida en 1973, opina Todd Gitlin, de la Universidad de Columbia.

En 2018, sin embargo, los estudiantes tienen otra causa: las armas de fuego, que matan a unas 30.000 personas cada año.

Pero a juicio de Gitlin, los estudiantes que tomaron recientemente las calles del país en la Marcha de Nuestras Vidas «están iniciando un movimiento, a diferencia de los movimientos contra la guerra y los derechos civiles que habían comenzado varios años antes» de 1968.

Cientos de miles de estadounidenses marcharon el 24 de marzo en Estados Unidos para denunciar la violencia armada, un mes después del trágico tiroteo perpetrado por un exalumno en la secundaria Parkland, en Florida, que dejó 17 personas muertas.

El movimiento de lucha por los derechos civiles, liderado por el pastor King, fue otra protesta de la década. En 1968, dos medallistas negros estadounidenses, Tommie Smith y John Carlos, subieron al podio de los Juegos Olímpicos de Ciudad de México con el puño en alto, conocido como el Black Power, para protestar contra la segregación de su comunidad en Estados Unidos.

Cincuenta años después, la cuestión racial sigue siendo relevante y la campaña Black Lives Matter denuncia la brutalidad policial contra los negros.

En 2017, el mariscal de campo del equipo San Francisco, Colin Kaepernick, se inspiró en los dos velocistas al arrodillarse durante la ejecución del himno que precedía a los partidos del Campeonato de fútbol americano.

La protesta se ha extendido en el mundo de los deportes, desencadenando la ira de los conservadores y del presidente republicano Donald Trump.

Kaepernick y Black Lives Matter «fueron vilipendiados al igual que el movimiento de los Black Panthers a fines de la década de 1960», dijo Susan Eckelmann Berghel, profesora asistente en la Universidad de Tennessee/Chattanooga.

¿Mujeres liberadas?

El movimiento de emancipación de las mujeres adquirió una nueva dimensión en 1968 cuando  cientos de ellas protestaron contra el concurso de Miss América en Atlantic City.

«Pusieron en el tapete una pregunta difícil: ¿cómo deben tratarse las mujeres? Este es un problema que aún hoy existe», afirma David Farber.

En enero de 2017, cientos de miles de mujeres protestaron contra el presidente Trump después de la toma de posesión para denunciar sus declaraciones sexistas. En octubre, el movimiento #MeToo nació como consecuencia del escándalo de Harvey Weinstein, el célebre productor cinematográfico acusado de múltiples violaciones y abusos sexuales efectuados con impunidad contra actrices.

El año 2018 es también, como 1968, el de las «promesas rotas de una presidencia liberal», señala Eckelmann Berghel.

Lyndon Johnson lanzó la guerra contra la pobreza y las injusticias raciales pero, sumido en el conflicto vietnamita, no buscó un nuevo mandato en 1968. Entonces fue elegido el republicano Richard Nixon bajo promesas del regreso a la ley y el orden.

Barack Obama, el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos, no logró construir una «sociedad post-racial». Y así, el efusivo multimillonario Donald Trump ganó, atrayendo a la «mayoría silenciosa» que eligió a Nixon, según David Farber.

«Trump creó su propia versión del populismo conservador, como Nixon en 1968», dice. «Muchos estadounidenses quieren orden (…) y quieren mantener las antiguas jerarquías», concluyó.

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