Washington/AFP
Estados Unidos anunció este martes la ampliación de su programa de acogida de menores que huyen de la violencia en Centroamérica hacia algunos de sus familiares, acelerando además los trámites para que los más vulnerables puedan escapar más rápidamente la región.
El gobierno de Barack Obama intenta desde hace meses contener la oleada de indocumentados, entre ellos muchos menores no acompañados, que intentan entrar a Estados Unidos desde El Salvador, Honduras y Guatemala.
Para contrarrestar el flujo migratorio clandestino, las autoridades autorizan desde noviembre de 2014 a un padre con presencia legal en Estados Unidos solicitar estatus de refugiado para sus hijos menores de 21 años y solteros que vivan en esos países que engloban el llamado Triángulo Norte de Centroamérica.
Pero con las nuevas medidas anunciadas el martes, la solicitud de un menor puede ir acompañada con otra petición para un hermano, aunque sea mayor de 21 años, de su otro padre si vive en el país de origen o de su cuidadora si vive en el país de origen y tiene lazos familiares con el padre que vive en Estados Unidos.
«A través del programa de Menores Centroamericanos, el gobierno estadounidense ofrece una vía alternativa, segura y legal a Estados Unidos a niños que buscan protección del peligro y la persecución en El Salvador, Guatemala y Honduras», dijo el secretario de Seguridad Interior, Jeh Johnson, citado en un comunicado.
La ampliación del programa «incrementará el número de individuos a quienes les podemos ofrecer protección humanitaria al tiempo que combatimos las operaciones de tráfico humano», añadió.
Hasta ahora se han presentado unas 9.500 solicitudes, la mayoría en los últimos nueve meses, dijo el subsecretario de Seguridad Interior para refugiados centroamericanos, Alejandro Mayorkas, quien precisó que se aprobaron 2.880 reasentamientos.
El número de casos concretados es menor: más de 600 menores han llegado a Estados Unidos bajo el programa centroamericano, dijo Mayorkas.
Las revisiones de las solicitudes de refugiado son una de las más exhaustivas de todas las categorías de migrantes en Estados Unidos, y una decisión podría llegar muy tarde para personas que huyen de la violencia o el acoso de pandillas en los rincones más peligrosos del Triángulo Norte de Centroamérica.
Ayuda de Costa Rica
Para acelerar el proceso, el gobierno estadounidense instaló oficinas en los países de origen de los solicitantes para realizar in situ las entrevistas.
Para las personas «con mayor necesidad de protección inmediata», Estados Unidos logró un acuerdo que permitirá que sean transferidas temporalmente a Costa Rica durante la fase preliminar de estudio de su caso, en coordinación con la agencia de la ONU para refugiados, Acnur, y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El representante centroamericano de Acnur, el español Carlos Maldonado, dijo en San José que estarán en un máximo de seis meses en Costa Rica, en grupos de 200.
«Este es un nuevo capítulo para el procesamiento de refugiados», indicó Mayorkas.
El anuncio representa un nuevo intento de la Casa Blanca por controlar el flujo migratorio, un tema central durante la presidencia de Barack Obama y de la campaña electoral presidencial en Estados Unidos.
El candidato republicano, Donald Trump, promete construir un muro en la frontera con México y deportar a los 11 millones de indocumentados, mientras que el bando demócrata está dividido sobre las deportaciones ordenadas por el gobierno de Obama, en las que la candidata Hillary Clinton denunció métodos excesivos.
Tras unas redadas migratorias a finales del año pasado, el secretario de Estado, John Kerry, prometió proveer a los inmigrantes «alternativas seguras» al tortuoso viaje hacia la frontera.
Una emergencia humanitaria se desató en 2014, cuando más de 60.000 menores provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador sin acompañamiento de sus padres fueron detenidos en la frontera con México.
En los meses siguientes Estados Unidos acordó con Guatemala, El Salvador y Honduras la Alianza para la Prosperidad, un plan con 750 millones de dólares de aportes estadounidenses para fomentar el desarrollo y la seguridad ciudadana en esos países a fin de disuadir la migración.
«Estamos comprometidos a proteger a los centroamericanos en riesgo y expandir las oportunidades de reasentamiento en la región», dijo Anne Richard, subsecretaria para refugiados del Departamento de Estado.
Estas acciones «no resolverán el desafío pero son pasos en la dirección correcta», añadió.
Costa Rica recibirá refugiados
Costa Rica anunció un acuerdo con agencias de la ONU sobre refugiados y migraciones para recibir a personas del Triángulo Norte de Centroamérica mientras tramitan su solicitud de traslado a Estados Unidos u otro país.
El acuerdo fue firmado con el Alto Comisionado de la ONU para Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y permitirá que personas de Guatemala, Honduras y El Salvador permanezcan en Costa Rica mientras se estudia su petición de refugio o asilo en un tercer país.
«Es un acuerdo que pretende facilitar el procesamiento para el reasentamiento en un tercer país para personas necesitadas de protección», dijo en conferencia de prensa el representante centroamericano de ACNUR, el español Carlos Maldonado.
Agregó que «estas personas estarán en un máximo de seis meses en Costa Rica con una visa humanitaria y saldrán posteriormente a un tercer país».
No precisó el número de potenciales beneficiaros, pero aclaró que entrarán a Costa Rica en grupos de 200 personas cada vez.
La iniciativa busca ayudar a personas de los tres países centroamericanos más golpeados por la violencia criminal, y de donde más salen migrantes a Estados Unidos, que será el principal receptor de estas personas, señaló Maldonado.
El ministro costarricense de la Presidencia, Sergio Alfaro, destacó que el acuerdo permitirá dar protección temporal a los centroamericanos mientras se determina si cumplen con los requisitos para recibir asilo o refugio.
Los beneficiarios del programa recibirán cursos de inglés y otros temas que les ayudarán a asimilar la cultura del país que los va a recibir, explicó Maldonado.
Aclaró que la iniciativa no beneficiará a los alrededor de 2.000 africanos y haitianos varados en Costa Rica en su ruta migratoria a Estados Unidos, muchos de los cuales viven en condiciones difíciles en campamentos cerca de la frontera con Nicaragua, que les ha negado el paso.