Washington / AFP
Aldo Gamboa
El gobierno de Estados Unidos anunció el martes que destinará hasta 12.000 millones de dólares en ayuda a agricultores afectados por aranceles adoptados por otros países en los conflictos comerciales iniciados por la Casa Blanca.
Se trata, de esta forma, de la primera admisión pública del gobierno de que las controversias comerciales abiertas con la UE, China, Canadá y México, entre otros, ya tiene efectos visibles en el plano interno.
En los últimos meses el presidente de Estados Unidos Donald Trump abrió varios frentes de batalla comercial al imponer aranceles al aluminio, al acero a numerosos países así como también a otros bienes chinos por decenas de miles de millones de dólares.
Pekín replicó con aplicando aranceles a importaciones estadounidenses; entre ellas productos del agro como la carne de cerdo o soja.
El secretario estadounidense de Agricultura, Sonny Perdue, que los agricultores afectados recibirán pagos en forma directa o podrán vender sus excedentes al gobierno.
La iniciativa se destina a productores de soja, sorgo, productos lácteos, frutas, arroz y nueces, apuntó el funcionario.
De acuerdo con Perdue, la medida se propone prestar ayuda a «agricultores en respuesta al daño comercial provocado por aranceles de reciprocidad que son ilegales».
Añadió que es una solución de «corto plazo» para ayudar a agricultores y dar tiempo a que Washington negocie soluciones permanentes.
Las medidas anunciada «son una firme declaración de que otras naciones no podrán forzar la mano con nuestros productores agrícolas para forzar al gobierno a retroceder».
Aquellos países que respondieron a las tarifas estadounidenses «deberían interrumpir su mal comportamiento y no adoptar aranceles de represalia ilegal», señaló Perdue.
Respuesta «injustificada» a aranceles
En una nota oficial, la oficina de Perdue insistió en el socorro a los agricultores es una respuesta a las «represalias totalmente injustificadas impuestas a Estados Unidos, siendo un montó desproporcionado el que afecta directamente a nuestros granjeros».
Por su parte, el Representante de Comercio, Robert Lighthizer, apuntó que el gobierno no dejará que los agricultores paguen por las «represalias ilegales por parte de China y otros países».
Los anuncios fueron bienvenidos en el sector agrícola estadounidense aunque se señaló que se trata de un alivio de corto plazo.
Zippy Duvall, de la Federación Estadounidenses de Oficinas de Agricultores, apuntó que la ayuda anunciada «proporcionará un alivio temporario a nuestros granjeros (…) que experimentan los efectos financieros de la guerra comercial».
A su vez, la Unión Nacional de Granjeros apuntó que es «una solución de corto plazo para un problema de largo plazo» y pidió soluciones para el «daño significativo» al sector agrícola.
De igual forma, en el Congreso estadounidense los legisladores tampoco parecían muy felices con el anuncio.
El senador conservador Jerry Moran consideró necesario concebir una solución más general y no apenas la distribución de dinero.
«Nunca habrá suficiente dinero para resolver el problema. ¿Qué pasará cuando otros países obtengan mercados que eran nuestros? ¿Podremos pagar 12.000 millones regularmente? ¿Cuánto tiempo esto puede tomar?», expresó.
El también senador Bob Corker señaló que el gobierno de Trump «puso en práctica políticas que exigió que nuestros agricultores pidan ayuda del estado. Es una política ridícula».
Otro senador conservador, John Thune, señaló que el anuncio de este martes «es un reconocimiento» de que la agresiva política comercial de la Casa Blanca «tiene muchas consecuencias inesperadas, está generando muchos daños colaterales».
Entre los legisladores de la oposición Demócrata, la senadora Heidi Heitkamp apuntó que «12.000 millones parece mucho dinero, pero vamos a perder literalmente centenas de millones de dólares», especialmente en los estados de fuerte producción agrícola.