Por Jordi Zamora
Bonn/AFP
Estados Unidos reafirmó este jueves en Bonn ante la conferencia del clima de la ONU que tiene su propio rumbo y que recurrirá a cualquier tipo de energía, lo más limpia posible, mientras que una veintena de países prometían que abandonarán el carbón en la próxima década.
«Queremos apoyar las fuentes de energía lo más limpias y eficientes posibles, sea cual sea su origen» declaró la subsecretaria de Estado interina para asuntos medioambientales, Judith Garber, en la COP23.
Fue la primera intervención del gobierno de Donald Trump ante una conferencia del clima desde que decidió abandonar el histórico Acuerdo de París, alcanzado en 2015 para luchar contra el cambio climático.
Su intervención cosechó pocos aplausos entre los representantes de 196 países.
«Más allá de nuestro punto de vista sobre el Acuerdo de París, Estados Unidos continuará siendo un líder en energía limpia e innovación», aseguró la alta funcionaria.
Ese liderazgo pasa por utilizar los enormes recursos que Estados Unidos aún dispone en materia de combustibles de origen fósil, como el petróleo de esquisto, o el propio carbón.
Para Washington, los avances tecnológicos han conseguido convertir el carbón, el mayor responsable del calentamiento del planeta, en un recurso «limpio», algo que contestan los expertos en cambio climático.
«Nuestros principios son acceso universal a la energía barata y fiable, y mercados abiertos y competitivos», dijo.
Trump denunció el histórico Acuerdo de París en junio porque considera que perjudica los intereses energéticos de su país.
Pero eso no significa, aseguró Garber, que Estados Unidos renuncie a recursos como la energía solar, o a «ayudar» a los países en vías de desarrollo a reconvertir sus respectivos sectores energéticos.
Para ello la Casa Blanca, que envió a sus propios consejeros a la COP23 al margen de la delegación del Departamento de Estado, organizó el lunes una presentación sobre esas energías «limpias» que despertó protestas de medioambientalistas.
«¿Es constructivo una presentación sobre el carbón? Obviamente no» declaró el ex negociador del clima estadounidense, Todd Stern, a la AFP.
Por su parte una veintena de países, liderados por Gran Bretaña y Canadá, anunciaron una «Alianza para el abandono del carbón».
Suscrita entre otros por Bélgica, Costa Rica, El Salvador, Finlandia, Francia, Italia o México, esa alianza quiere eliminar definitivamente esa fuente energética, a más tardar a mediados de siglo.
Es para esa fecha que el Acuerdo de París prevé limitar a 2º C el calentamiento del planeta.
Las predicciones actuales son que el planeta no cumplirá ese objetivo, con consecuencias impredecibles.
Y al abandonar el Acuerdo, Estados Unidos no contribuirá positivamente, sea cual sea su modelo energético, según un estudio publicado el miércoles.
El texto indicó que al ritmo actual, el mundo llegará a 3,2º C, medio grado centígrado más de lo previsto, a causa de la decisión de Trump.
Otra alianza fue presentada después del discurso estadounidense, ésta liderada por Brasil, para aumentar el uso de biocombustibles.
En total 19 países, entre ellos Argentina, China, India o Uruguay, prometieron fijarse objetivos colectivos para aumentar ese uso de los biocombustibles para luchar contra el cambio climático.
‘Decepción’
Oficialmente Estados Unidos no puede abandonar el Acuerdo de París hasta noviembre de 2020, cuando culmine el proceso de denuncia.
Mientras tanto, los emisarios de Washington siguen participando en las negociaciones de Bonn, que se cierran el viernes, y que están centradas en desarrollar el reglamento del Acuerdo de París.
«Estados Unidos ha participado en las negociaciones» explicó a reporteros el jefe negociador brasileño, José Antonio Marcondes, hablando en nombre del principal grupo de países en desarrollo, Basic (Brasil, China, India y Sudáfrica).
«Les hemos dejado claro, todos los países Basic, nuestra decepción», añadió.
Hablando en nombre de 134 países en desarrollo y China (conocido como G77), la canciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa alertó sobre «la falta de progreso en temas financieros, la falta de voluntad de ciertos países y la aplicación de medidas unilaterales».
La próxima COP debe celebrarse dentro de un año en Polonia, y ahí debería estar listo el proyecto de reglamento.