Por Francisco Jara
La Habana/AFP
Estados Unidos y Cuba comenzaron a definir este jueves en La Habana, treat en la última jornada de su primera reunión de alto nivel en 35 años, illness la agenda para la normalización de relaciones y la reapertura de embajadas, aunque persisten sus diferencias sobre diversos asuntos.
La subsecretaria de Estado norteamericana para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, y la directora de Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, encabezaban las conversaciones a puertas cerradas sobre el cronograma del acercamiento tras medio siglo de enemistad, que sepultará el último resabio de la Guerra Fría en América.
La funcionaria estadounidense, quien vestía de color rojo, y Vidal, de blanco, se sentaron frente a frente en la mesa de negociaciones rodeadas de asesores, en una sesión que comenzó hacia las 9:00 de la mañana, hora local, (14h00 GMT) en el Palacio de Convenciones de La Habana.
Jacobson, el funcionario estadounidense de mayor rango que visita la isla comunista desde 1980, y Vidal cerrarán una histórica reunión de dos días, que partió el miércoles con discusiones de temas migratorios, en las que quedaron en evidencia una vez más las diferencias entre ambos vecinos, cuyas costas distan apenas a 170 kilómetros.
Ambas partes afinan este jueves la agenda de la normalización de lazos cinco semanas después de la histórica reconciliación anunciada por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, que fue saludada por el mundo entero.
«Esta reunión debe concretar la agenda para el restablecimiento de relaciones diplomáticas a nivel de embajada. El mayor avance sería que para entre finales de mes y mediados de febrero estén las banderas cubana y norteamericana izadas en las respectivas embajadas de los dos países», dijo a la AFP el analista Arturo López-Levy, del Centro de Estudios Globales de la Universidad de Nueva York.
«En esta sesión inicial son muy importantes ciertos intangibles, en primer lugar la confianza entre las partes (…) Aunque La Habana y Washington difieren en el objetivo que buscan a largo plazo, están hoy en la misma cama, no importa si con diferentes sueños», agregó.
Puntos por negociar
El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, aclaró en la víspera que los dos países tienen mucho que negociar todavía antes de normalizar sus relaciones, rotas en 1961.
«Cuando sea el momento y sea apropiado, tendré mucho interés en viajar a Cuba para abrir formalmente una embajada y avanzar» en nuestros vínculos, dijo Kerry en Washington.
Según Kerry, algunos puntos a negociar son el levantamiento de las restricciones de viaje para los diplomáticos, «permitir envíos sin obstáculos a nuestro equipo en orden de poder funcionar de forma correcta», así como permitir libre acceso a la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, lo que Washington también garantizaría a la representación cubana en Estados Unidos.
El tema de los derechos humanos es también «una de las cosas de las que queremos hablar, (pues) eso es muy importante para nosotros», dijo un funcionario del Departamento de Estado a la AFP.
A la parte cubana le interesa el levantamiento del embargo económico estadounidense vigente desde 1962 y que la isla sea retirada de la lista norteamericana de naciones que patrocinan el terrorismo, pero también quiere cambios en las normas migratorias estadounidenses, pues afirma que estimulan la emigración ilegal desde Cuba.
A La Habana también le preocupa «la situación que enfrenta la Sección de Intereses de Cuba en Washington y, en particular, su oficina consular, que como resultado del bloqueo está próxima a cumplir un año sin servicios bancarios, lo cual provoca graves afectaciones a los servicios», según la Cancillería cubana.
Hay otros temas pendientes, aunque no había señales de que fueran a ser tratados ahora, como la base estadounidense de Guantánamo (oriente de Cuba) y las propiedades norteamericanas nacionalizadas en los años 60 por Fidel Castro, ahora de 88 años, quien ha sido el gran ausente en este histórico acercamiento.
Gestos de ambas partes
Washington cuadruplicó la semana pasada el monto de dinero que los cubano-estadounidenses pueden enviar a sus familias en la isla y flexibilizó los viajes a Cuba, lo que favorece a la alicaída economía cubana.
Por su parte, Cuba liberó este mes a 53 presos políticos en un gesto a Washington, aunque el 30 de diciembre desató una ola represiva para impedir una manifestación en La Habana.
Jacobson se reunirá el viernes con disidentes cubanos, algunos de los cuales no han ocultado su desazón por el cambio de política de Estados Unidos, que por décadas fue su principal aliado y benefactor.
La discusión migratoria que se abordó el miércoles, encabezada por Josefina Vidal y el adjunto de Jacobson, Alex Lee, fue calificada como «productiva» y «constructiva» por las dos partes, aunque quedaron en evidencia algunas diferencias profundas.
Vidal criticó que Washington mantenga la Ley de Ajuste Cubano de 1966 y la política de pies secos/pies mojados, a las que acusa de fomentar la emigración ilegal desde la isla. Lee manifestó que ambas reglamentaciones seguirán vigentes.
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Fotografía: A la izquierda la Josefina Vidal, quien encabeza la delegación cubana, y a la derecha Roberta Jacobson, representante de la delegación de los Estados Unidos.