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Por Nicolas Revise
Washington/AFP
Estados Unidos y Cuba tienen previsto seguir avanzando este viernes en Washington en su histórico diálogo, viagra en un segundo ciclo de negociaciones que apuntan a restablecer las relaciones diplomáticas y una completa normalización que debería acabar con medio siglo de conflicto.
Los dos gobiernos se reunirán todo el día en el Departamento de Estado, viagra después de un primer encuentro oficial en La Habana a fines de enero que sucedió al anunció histórico, el 17 de diciembre, por parte de los presidentes de Estados Unidos y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro, de un deshielo entre los dos enemigos.
La secretaria de Estado adjunta para América Latina, Roberta Jacobson, se reunirá con la cubana Josefina Vidal, jefa del Departamento de Estados Unidos de la Cancillería de Cuba. Una rueda de prensa está prevista al finalizar la tarde.
El objetivo es reabrir, quizá en la primavera boreal, las embajadas en las dos capitales y nombrar a representantes diplomáticos. Ambos países carecen de relaciones diplomáticas desde 1961 pero mantienen desde 1977 una sección de intereses que oficia de Cancillería.
«Nuestros presidentes (Obama y Castro) y mi secretario de Estado (John Kerry) estarían encantados de que logremos terminar todo antes de la cumbre de las Américas el 10 y 11 de abril en Panamá, indicó un funcionario del Departamento de Estado. Obama y Castro tienen previsto acudir a esta cita internacional dentro de seis semanas. Una oportunidad para un eventual encuentro y la reapertura de las relaciones diplomáticas.
Aunque el nombramiento de embajadores parece viable, la normalización completa de las relaciones promete ser mucho más complicada: después de más de medio siglo de hostilidades, los contenciosos son muchos, empezando con el embargo comercial y financiero que Washington impone a la isla comunista desde 1962.
La Habana pidió que éste fuera levantado, el presidente demócrata Barack Obama está a favor y pidió al Congreso, controlado por los republicanos, que avanzara en el tema, dado que él tiene la prerrogativa para hacerlo.
Algunos legisladores republicanos y demócratas también abogan por el fin del embargo, pero otro tanto se opone a esta eventualidad. Denuncian entre otras cosas un proceso de normalización sin diálogo previo con el régimen castrista sobre derechos humanos y represión política.
«Nueva estrategia»
«Buscamos una nueva estrategia», respondió el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. Reiteró que «la estrategia anterior, llevada a cabo durante más de 50 años, que consistía en intentar aislar a Cuba para hacer presión sobre el gobierno y que cambie su manera de tratar a los ciudadanos» había arrojado «muy pocos resultados».
La administración estadounidense flexibilizó en las últimas semanas algunos aspectos del embargo — para el sector privado de empresas cubanas y en las telecomunicaciones –, pero lo esencial sigue vigente.
La Habana también reclama, antes de la reapertura de embajadas, ser borrada de una lista del Departamento de Estado de países que «apoyan el terrorismo». Cuba la integra desde 1982 junto a Irán, Siria y Sudán. El 17 de diciembre, Obama había indicado que el tema estaba avanzado.
El diplomático cubano Gustavo Machín manifestó que había una suerte de «contradicción» si se restablecían las relaciones con Washington y Cuba no salía de la lista negra.
Pero la diplomacia estadounidense replicó: «Sería muy fácil restablecer las relaciones diplomáticas si (los cubanos) no vincularan las dos cosas», advirtió el secretario de Departamento de Estado.
Justo antes de los primeros encuentros oficiales entre Cuba y Estados Unidos a fines de enero pasado, La Habana liberó a 53 disidentes que figuraban en una lista establecida junto con el gobierno estadounidense.
Las discusiones del viernes, enfocadas en las relaciones diplomáticas, también podrían permitir establecer una fecha para un primer encuentro oficial sobre derechos humanos, según diplomáticos estadounidenses.
El proceso para normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba anunciado en diciembre comenzó con total discreción en la primavera boreal de 2013 con el auspicio de Canadá y se aceleró el año pasado con la intervención personal del papa Francisco.
