Por: Rolando Alvarenga
Como gato viejo de andar en esto del deporte y, tadalafil en este caso, here el fútbol, puedo sostener que: nunca antes como hoy, en la eterna confrontación futbolística contra Honduras, un partido eliminatorio mundialista entre salvadoreños y hondureños estuvo tan polarizado como el de este viernes en el Estadio Cuscatlán.
Y la polarización y polémica se da tanto a nivel de afición, prensa deportiva, dirigentes, entrenadores y en fin, entre tantos actores que giran en torno a las pasiones futbolísticas salvadoreñas. Polarización que tiene sus orígenes en una serie de factores que empiezan por la cuestionada dirigencia federativa y que aterrizan en el incierto nivel futbolístico de la selecta para resolver esta “papa” caliente.
Que yo recuerde, a través de los años, a la hora de jugar contra Honduras siempre prevaleció una compacta y patriótica unidad para enfrentar a los catrachos, que por lo general, de acuerdo a las estadísticas, nos tienen solvente paternidad.
Sin embargo, es ahora, producto de una serie de factores futbolísticos y extra futbolísticos de peso, que es evidente la existencia de una polarización.
Entre esos factores destacan el estira y encoge por el llamado o no de “Fito” Zelaya, quien considera que la selecta depende de un milagro.
Al “Primitivo” Maradiaga nadie le baja su dosis de excesivo optimismo, incluso habló de huevos de avestruz. Eugenio Calderón encabeza el bando de los que no le tienen fe en esta selección y el Beltrán Bonilla, de la YSKL, apuesta por morirse con las botas puestas cerrando filas con la selección.
Arturo Álvarez, uno de los grandes pilares del equipo azul y blanco, optó por desmarcarse de esta selección, por la informalidad administrativa. Jaime Vilanova enfoca el factor religioso. Es que se jugará un Viernes Santo y no se descarta que una de las dos selecciones reciba un castigo divino y en esto de la religión, los federativos bajan todos los santos para que la afición responda.
En lo que a mi respecta, muy fresco conservo el recuerdo del 27 de Junio de 1969, cuando en un partido dramático, con lluvia incluida, El Salvador eliminó a Honduras 3-2 en el Estadio Azteca, de México. Resultado que le permitió jugar por el boleto al Mundial de México 70, con saldo a favor de los salvadoreños en tres juegos, el último y definitivo en Kingston, Jamaica. Gesta que por histórica ha perdurado en el tiempo. Y la otra fue la asistencia al Mundial de España ´82.
En lo personal, considero que tanto el timonel colombiano de Honduras (Jorge Pinto) como sus jugadores legionarios tienen más peso y colmillo futbolístico que Maradiaga y los salvadoreños.
Se ha venido argumentando que Honduras anda mal, pero hay que decir que siempre que se encuentra con El Salvador comienza a levantar su nivel hasta recuperar su poderío. Por no llegar a este juego con un promedio de tres goles por partido, no creo que la selecta pase esta prueba.